Así lo expresaron los profesores Luis Enrique Orozco Silva y Fabio Jurado Valencia en el programa Observatorio de Gobierno Urbano, de Radio UNAL 98.5 FM, en el que se analizó la decisión del gobierno nacional de garantizar la matrícula cero para todos los estudiantes de estratos 1, 2 y 3 de las instituciones de educación superior para el segundo semestre de 2021. 

Luis Enrique Orozco, profesor de la Universidad de los Andes y Coordinador del Área de Gestión y Políticas Públicas de la Facultad de Administración, afirmó que si bien la idea de matrícula cero en la coyuntura actual es una conquista del movimiento estudiantil y del Comité del Paro no debe confundirse con la gratuidad de la educación superior, “un debate que desde el 2011 quedó más o menos zanjado con la declaración de la gratuidad de la educación primaria, básica secundaría y media”, dijo.  

Para el profesor Orozco, la matrícula cero es un tema fundamental para ser discutido, con gran connotación política de coyuntura, pero cuyas dimensiones tienen que ver con los problemas crónicos que tiene la educación superior y las necesarias dinámicas de transformación. 

Según explicó, esta gratuidad tiene sentido cuando se observa el problema crónico de la masificación de la educación superior en Colombia. “A pesar del crecimiento de la matrícula, hay una limitación evidente que genera que 2 millones de candidatos se queden sin acceso”, manifestó. 

El profesor señaló que el país pasó de tener 1 millón 587 mil estudiantes en 2010 a  2 millones 267 mil 140 en 2018. Esto también ha significado un aumento en las instituciones de educación superior que hoy son 299 en todo el territorio con oferta de 13.521 programas. “Podríamos decir que Colombia tiene un sistema de educación superior grande comparable con los de México, Argentina o Brasil, dividido en los sectores públicos y privados”, expresó.  

“No hay política de Estado en la educación superior”

De acuerdo con el profesor Orozco, “la política pública en educación superior ha sido errática, muchas veces contradictoria en su contenido y orientada a la solución de los problemas de coyuntura, (por esto) ante la carencia de una política de estado en el país los problemas estructurales no se han resuelto”. 

Fabio Jurado Valencia, profesor de la Maestría en Educación del Instituto de Investigación en Educación de la Universidad Nacional de Colombia, agregó que el país ha venido aplazando el ajuste estructural que el sistema educativo requiere. “Ningún gobierno se ha comprometido de manera frontal a recomponer los distintos niveles del sistema educativo y ajustarlos a lo que son los sistemas educativos del mundo”, sostuvo. 

El académico mencionó algunas fisuras que tiene la educación en el país y que se han convertido en un problema estructural, como la falta de por lo menos un ciclo de tres grados de educación preescolar y la desconexión de la educación media (10° y 11°) con la superior. 

“La matrícula cero puede ser una estrategia coyuntural por la presión del movimiento estudiantil pero esto se va a seguir repitiendo. Si se quiere que sea una política de Estado se debe trabajar desde el Congreso para aprobar los recursos que las universidades públicas requieren para crecer y fortalecerse”, afirmó el profesor Jurado. 

El profesor Orozco añadió que el sistema actual tampoco ha logrado articular el SENA, ni las instituciones de educación para el trabajo y las distintas modalidades de educación superior. “No hay un sistema, hay un mercado de cupos con muchas asimetrías y poca articulación en la política”, dijo.  

“Esta promesa de asumir matrícula cero para el próximo semestre es una respuesta más de coyuntura, no está garantizado que se pueda constituir como política de Estado”, insistió. 

El profesor Orozco manifestó que si bien hay indicadores que podrían mostrar un panorama positivo de la educación en Colombia como el aumento en la tasa de escolaridad, la ampliación de la cobertura que pasó de 37 % en 2010 a 52 % (incluido el SENA) en la actualidad, mejor oferta educativa, mayor número de egresados y fortalecimiento de la investigación con posgrados y doctorados, aún existen problemas de fondo por la ausencia de la educación como política de Estado y la falta de una ley de educación superior que signifique una reforma integral a través de la cual las instituciones asuman los retos del presente. 

Falta de financiación 

El profesor Fabio Jurado consideró como un “error” creer que las universidades podrían autofinanciarse con programas de extensión, asesorías y consultorías. “Se puede considerar como necesaria la relación entre docencia, investigación y extensión pero se requiere la tranquilidad de los recursos que el Estado ha de asignar a las universidades”, indicó.  

“Por el descuido presupuestal del Estado en la educación superior cada vez más las universidades tienen que contratar al profesorado por horas, medio tiempo o 5 meses”, advirtió. “En las licenciaturas regularmente el 20 % del profesorado es de planta y el 80 % es de contrato, en esas condiciones es imposible asumir el compromiso de la investigación vinculado con la docencia y con la extensión porque no se construye identidad alguna con el espacio en el que se trabaja”, puntualizó.