En este periodo se transportaron 935.410 pasajeros, lo que significó una disminución de 2% en comparación con el cuarto trimestre de 2018. De acuerdo, con el profesor César Ruiz, de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Colombia, “este descenso se debe al surgimiento de alternativas más rápidas como la motocicleta, la bicicleta y la patineta. Sin embargo, no se puede generalizar, porque Bogotá y Pereira no sufrieron cambios, Barranquilla presenta una situación intermedia, mientras Cali y Bucaramanga, si fueron gravemente afectadas”. 

Las ciudades colombianas generalmente presentan tres modelos de transporte público colectivo urbano. Uno corresponde a los Bus Rapid Transit, BRT, como Transmilenio en Bogotá, el Metroplus y el Metro en Medellín o el MIO en Cali. Otro, corresponde al sistema basado en buses o colectivos que no pasan por troncales, sino tienen rutas por barrios y avenidas principales. Y finalmente, se encuentran los medios no formalizados como rutas ilegales, mototaxis, entre otros.

La encuesta, elaborada por el Departamento Nacional de Estadísticas, DANE, abarca ocho áreas metropolitanas (Barranquilla, Bogotá, Bucaramanga, Cali, Cúcuta, Manizales, Medellín, Pereira) y 15 ciudades del país. Las variables principales tenidas en cuenta fueron el parque automotor y el número de pasajeros transportados por las empresas legalmente constituidas. 

Sistemas Integrados de Transporte

Sobre la utilización del servicio, 42,6% de los pasajeros se movilizaron en el sistema de transporte tradicional y 57,4% en los sistemas integrados de transporte masivo. La mayor participación en este tipo de sistemas se registró en Bogotá con el 36,9%, seguido de Medellín con el 12,9%. 

Según el profesor Ruiz, este incremento no es homogéneo porque hay ciudades donde, por el contrario, el sistema no funciona y los usuarios no lo utilizan. “El caso de Cali es preocupante porque la demanda sigue cayendo, en Bucaramanga se presenta la misma situación, mientras en Cartagena y Barranquilla, que cuentan con sistemas duales, los incrementos son moderados”. 

En síntesis, el uso de los sistemas integrados de transporte es positivo en algunas ciudades y negativo en otras. En cambio, el desuso de buses o colectivos si es una tendencia en todas las ciudades del país. Esto se debe a que “hay una política nacional y local por promover el uso de los buses de los sistemas integrados, los cuales tienen estudios técnicos y de planeación muy buenos, por eso preocupa Cali que siguió esta ruta, pero no despega”, señaló Ruiz.

A pesar de este incremento, la percepción en el caso de Bogotá es negativa y siguen las quejas por el servicio, mientras en Medellín existe una mayor apropiación y aprecio por el sistema. 

Retos para los gobiernos locales

Para el docente la situación del transporte público va más allá del número de usuarios, los retos reales son tres: el primero es explorar distintos y nuevos mecanismos de financiación; el segundo es tener sistemas más flexibles manejados por privados, mixtos o públicos, en el cual lo público tenga un alto control. El tercero, es trabajar por la gestión del transporte público, es decir, entender que la persona es un ciudadano, cliente y usuario, que necesita confort y calidad. 

La movilidad urbana es clave para conseguir los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Para ello es necesario tener multiplicidad de opciones a nivel individual como caminar, usar bicicleta, reducir la utilización del carro particular y hacer uso del transporte público masivo. 

En el proceso de formulación de los planes de desarrollo, actualmente bajo revisión de los Consejos Territoriales de Planeación, resulta imprescindible tener en cuenta los datos mencionados e incorporar de manera contundente los aspectos mencionados por el profesor Ruíz.