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Ruinas Salaheddin_Plano_GeneralPor: Carlos Alberto Patiño Villa.

Un conflicto mucho más interesante y complejo de lo que muestran los noticieros occidentales. Las grandes potencias juegan una sangrienta partida de ajedrez en Siria, y el tablero del juego son los ciudadanos y sus viviendas.

No se lo esperaban

Hasta fines de enero de 2011, el régimen presidido por Bashar Al-Assad creía que saldría inmune de las revoluciones islamistas que derribaron a gobernantes tan poderosos como Hosni Mubarak, en Egipto, y Ben Alí, en Túnez, y que posteriormente llevarían a la muerte al excéntrico y temerario Muamar el–Gadafi, en septiembre del mismo año. Sin embargo, desde febrero pasado se produjo en Siria una oleada de protestas masivas e internacionalmente visibles, que están desembocando en una guerra interna —no propiamente civil, por las razones que se explican más adelante— pero sí con complejas conexiones geopolíticas.

Historia de minorías

Los meses iniciales de 2011 fueron confusos, pues no era fácil distinguir si quienes se oponían a Al-Assad eran ciudadanos hastiados de los abusos de la dictadura que buscaban libertad política o si además se movían intereses de grupos armados que buscaban tomarse el poder tras derrocar al régimen.

Para muchos se trataba de aprovechar el momentum de cambio que recorría al Medio Oriente y que se dio en llamar “la primavera árabe. Pero la situación pronto se convirtió en una rebelión armada organizada, que se tomó las principales ciudades del norte del país: sus esfuerzos se concentraron en Alepo y Homs, además de Hama, que había tenido un protagonismo destacado en las décadas de 1960 y 1970, cuando Hafez Al-Assad, padre del actual gobernante, logró eliminar a grupos opositores islamistas.

En Siria convive también una variedad de grupos étnicos y religiosos — no menos importantes — como la minoría kurda, ignorada desde el exterior, pero cuyas lealtades están divididas entre los kurdos iraquíes y los kurdosturcos.

No es una guerra civil

Ninos Campo_Desplazados_AtmehEn este contexto, durante 2011 la violencia se fue transformando en guerra — pero no en una guerra civil convencional, como la han etiquetado descuidadamente casi todos los medios de comunicación occidentales — sino en una guerra étnica y de confesiones religiosas, con claras implicaciones internacionales.

La llamada “oposición siria” es un conjunto variopinto de organizaciones entre las que figuran los kurdos asistidos por los combatientes iraquíes, las milicias sunitas apoyadas desde países tan diferentes como Arabia Saudita, Jordania y Turquía, y los desertores del ejército gubernamental de Al-Assad, agrupados en el llamado Ejército Libre de Siria. Dentro de esta oposición deben también incluirse grupos de Al-Qaeda que se han involucrado de forma directa, sobre todo con atentados terroristas en Damasco.

Es importante señalar que -en diferentes grados- la oposición comparte algo fundamental: la concepción islámica de la sociedad, un factor clave de cohesión contra el partido Baath, el aparato político que utiliza Al-Assad y que profesa una concepción secular del Estado. Durante la Guerra Fría este partido llegó a alinearse convenientemente con la Unión Soviética.

Cuando el partido Baath se ha visto en la necesidad de buscar legitimidad islamista ha entrado en contacto con los imanes chiítas, cercanos o proclives a reconocer a los alawitas como el grupo dominante del chiísmo sirio.

Desde una perspectiva propiamente bélica, el conflicto ha ido adquiriendo características propias de las insurgencias contemporáneas: básicamente urbano, se lucha por el control de los grandes centros poblacionales, y sobre todo por el de aquellos donde se concentra el apoyo a la oposición, ya sea gracias a las diferencias religiosas o étnicas, ya en virtud de disensos políticos estrictos (como es el caso de los desertores políticos y militares del gobierno), que intensifican las viejas disputas entre facciones socialistas y comunistas.

El ajedrez internacional

Desde una perspectiva internacional, la guerra en Siria refleja el cambio geoestratégico que se está operando entre las principales potencias:

• la Unión Europea, Estados Unidos, Rusia y China, en primer plano;
• a cierta distancia, India y Japón;
• la dinámica subregional, dominada por el juego de Turquía, de Israel y de Jordania;
• e Irán, que ha sido un aliado leal del régimen de Al-Assad.

1. Occidente

 

Detrás de esta guerra, parece renacer la vieja aspiración de remodelar el Medio Oriente y Asia Central por parte de las cancillerías occidentales, pretendiendo instaurar regímenes democráticos, laicos, constitucionalistas y multipartidistas.

Esto daría a Occidente la posibilidad de que surjan nuevos aliados, más confiables y estables, alejados de las tendencias islamistas y claves para asegurar el control del Asia Central. Los intentos del Irak post–Saddam ilustran bien esta tendencia.

Por intermedio de la OTAN, los países occidentales han intervenido en el marco de una “intervención humanitaria”, y para ello han buscado que Turquía agudice sus diferencias con Damasco: recientemente, unidades antiaéreas sirias derribaron un Phantom 4 turco, matando a los dos pilotos, y se produjeron bombardeos que alcanzaron poblaciones turcas fronterizas, a lo que el ejército de Ankaraha respondido con artillería pesada y disponiendo fuerzas sobre la frontera.

Solo una sombra de duda parece detener una intervención occidental directa: no tener claridad sobre quiénes componen realmente la oposición, y por lo tanto, correr el riesgo de perder el control sobre la transición. Igual que sucedió en Libia, donde el gobierno de transición prácticamente ha colapsado y ahora se discute si la partición del país será una buena opción, como en el caso de Yugoslavia.

2. Irán

 

Al régimen iraní le favorece el triunfo del gobierno de Al-Assad. Por eso no ha escatimado esfuerzos para apoyarlo tanto diplomática como militarmente: no solo se encuentran miembros de la Guardia Revolucionaria iraní dentro de Siria — en donde al parecer ya han entrado en combate con unidades de la oposición — sino que ha brindado apoyo al ejército de Al-Assad, representado en armas y municiones.

Del mismo lado de Irán se encuentran las milicias chiítas iraquíes y unidades destacadas de Hezbolá, que apoyan con atentados terroristas, ataques específicos, asesinatos selectivos y el asedio a puestos fronterizos de países que soportan a los opositores, como ha sucedido en las fronteras de Turquía y Jordania.

Para Irán, la caída del régimen sirio abriría las puertas a una guerra contra su propio régimen, y obviamente necesita buscar salvaguardas: el arma nuclear resulta para Teherán — y para el régimen revolucionario islamista instaurado en 1979 — una garantía para mantenerse en pie.

De manera que para Irán la guerra siria no solo es un asunto que le incumbe por razones de vecindario, sino que ya es un problema de seguridad nacional. Por tal motivo, en junio de 2012 creó una plataforma de acción diplomática para apoyar a Al-Assad, bajo el ambiguo nombre de Eje de la Resistencia, donde participan no solo Siria e Irán, sino un considerable número de países y organizaciones armadas no estatales de otras partes del mundo.

3. Rusia y China

 

Estas dos potencias se han comportado sistemáticamente como aliados de Al-Assad dentro del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, ejerciendo el derecho al veto y enviando a representantes diplomáticos destacados de visita a Damasco.

Serguei Lavrov — el canciller ruso —viajó a Damasco, acompañado por Mijail Fradkov, director de la inteligencia exterior, para visitar a Al-Assad, a pocos días de la votación en el Consejo de Seguridad.

Además, Rusia se ha manifestado en contra de las misiones adelantadas tanto por Kofi Annan como por Lajdar Brahimi, por considerar que solo tienen en cuenta el punto de vista occidental. Moscú insiste en criticar la iniciativa del gobierno Obama de armar y apoyar a la oposición, indicando que detrás de ello existe un claro interés geopolítico de modificar toda la región.

4. La Liga Árabe

 

Ruinas Calles_SalaheddinBajo el liderazgo de Arabia Saudita— en disputa directa con Irán —la Liga Árabe viene ocupando todo el espacio despejado tras la salida del poder de Mubarak y está jugando un activo papel en este conflicto: desde mediados de 2011, suspendió la representación siria y buscó dársela al llamado Consejo Nacional de Transición, con plenos efectos internacionales.

La Liga también ha buscado participar en las negociaciones que podrían llevar a la terminación del gobierno de Al-Assad: para ello ha desplegado una intensa actividad diplomática de alcance global, para encarnar una tercera posición, caracterizada por su condición de árabe e islámica. Es decir, la Liga pretende ser reconocida como la expresión más cercana posible de la Umma: la comunidad de creyentes del Islam.

Mientras las presiones diplomáticas compiten y las perspectivas geopolíticas se hacen más complejas, la tragedia humana se acentúa con más de 70.000 muertes entre combatientes y civiles.

Una guerra feroz, sustancialmente urbana, cuyo campo de batalla son los propios ciudadanos y sus viviendas. Un enfrentamiento bélico, en donde una parte del mundo cree que está en juego la estabilidad regional y aún global.


Carlos Alberto Patiño Villa

Profesor titular y director del Instituto de Estudios Urbanos de la Universidad Nacional de Colombia.

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Referencia bibliográfica: Patiño Villa, C. A. (2013, marzo 24). Guerra civil en Siria: la competencia geopolítica global. Razón pública. Recuperado a partir de: http://www.razonpublica.com/index.php/internacional-temas-32/3630-guerra-civil-en-siriala-competencia-geopolitica global.html#.UVClxABxfG8.twitter&;;gsc.tab=0&gsc.tab=0

Artículo publicado originalmente en: Razón pública. [en línea]. [consultado 02 abr. 2013]. Recuperado a partir de: http://www.razonpublica.com/index.php/internacional-temas-32/3630-guerra-civil-en-siriala-competencia-geopolitica-global.html#.UVClxABxfG8.twitter&;gsc.tab=0

Fotografía 1: FreedomHouse. (2013). Ruinas plano general Salaheddin, Aleppo. [en línea]. [consultado 02 abr. 2013]. Recuperado a partir de: http://www.razonpublica.com/images/2013/articulos/Alberto_Patino_guerra_Siria_Salaheddin.jpg

Fotografía 2: FreedomHouse. (2013). Niños en campo para desplazados en Atmeh. [en línea]. [consultado 02 abr. 2013]. Recuperado a partir de: http://www.razonpublica.com/images/2013/articulos/Alberto_Patino_guerra_Siria_desplazados.jpg

Fotografía 3: FreedomHouse. (2013). Ruinas Salaheddin, Aleppo. [en línea]. [consultado 02 abr. 2013]. Recuperado a partir de: http://www.razonpublica.com/images/2013/articulos/Alberto_Patino_guerra_Siria_ruinas.jpg

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