La creciente necesidad de los habitantes por movilizarse dentro de la ciudad de una manera más económica, rápida y que, además, contribuya con el medio ambiente, ha sido escenario para que en el aprovechamiento de la tecnología se encuentren diferentes propuestas enfocadas a mejorar esta problemática que aqueja tanto a los ciudadanos de las grandes urbes.

Según la idea de Adriana Lobo, Directora del CTS Embarq México, en una publicación de El Tiempo, el compartir bienes y servicios es una tendencia que se caracteriza por ser descentralizada, por contar con mecanismos de autorregulación por parte de los propios consumidores y por coordinar intercambios entre individuos de la misma manera los mercados tradicionales. Sin embargo, esta articulación se logra haciendo uso de la practicidad que ofrece la misma tecnología.

En ese sentido, se ha venido impulsando un nuevo modelo que propaga el uso de recursos, que hasta hace poco, han sido algo fantasmal, como es compartir el uso del automóvil, compartir estacionamientos, compartir buses empresariales, servicios profesionales de transporte, entre otros. A este conjunto de posibilidades se le ha denominado “movilidad compartida”, y en su mayoría, se hace efectiva a través de apps.

‘Cabify’, ‘Uber’, ‘ZipCar’, ‘Try My Ride, ‘RelayRides’, ‘Waze’, ‘Car2Go’, ‘RideScout’ son plataformas de movilidad compartida que están creciendo aceleradamente en todo el mundo. Para Fernando Rojas, experto en movilidad, el uso de estas aplicaciones “fortalece la capacidad de decisión que tiene cada usuario de moverse según su conveniencia y sus necesidades”, se está marcando una tendencia en la movilidad urbana que los gobiernos no puede ignorar.

Sin embargo, en el caso de Colombia, la mayoría de actores que promueven la “movilidad compartida” son privados. Explica, el experto Rojas, que la falta de participación del sector público se debe a una “miopía” frente a una trasformación que no se puede frenar “no han logrado entender la importancia (...) de esta tendencia y desafortunadamente también se ve reflejado en la falta de reglamentación y apoyo a estas iniciativas”.

Andrés Silva, Gerente de Try My Ride, una aplicación colombiana que promueve la “movilidad compartida”, explica que a través de esta plataforma, se recopila la mayor cantidad de información de cómo se mueven las personas “entonces se pueden hacer análisis de georreferenciación, hacemos análisis de hábitos de movilidad, cuáles son las horas en las que más se mueve la gente, desde que sectores. Basado en eso diseñamos estrategias para que las personas se convenzan de que estas son las mejores alternativas para solucionar su problema de transporte”.

En su opinión la participación de los gobiernos es de gran importancia, pues son los encargados de crear escenarios en el que se puedan llevar a cabo este tipo de estrategias. Es el caso del Área Metropolitana del Valle de Aburrá, el cual generó una resolución para mejorar la calidad del aire en la que solicitó a las empresas que tengan más de 200 empleados, tener un programa de movilidad sostenible “las empresas entonces se han activado en estos procesos y nos ha permitido ofrecer en servicio sostenible de “Try My Ride”.

Las ciudades necesitan replantearse los modelos y políticas actuales con el fin de aprovechar al máximo la “movilidad compartida”, y estar dispuestos a buscar una legislación innovadora, flexible, y que genere beneficio social. De no existir este debate seguirán creciendo de una manera desordenada y sus beneficios para la movilidad urbana podrían verse desperdiciados.