Desde el inicio de la pandemia el Ministerio de Salud emitió un protocolo para el manejo, traslado y disposición final de cadáveres, con el fin de disminuir el riesgo de transmisión de la Covid-19 en el proceso. Estos lineamientos buscaron que el sector salud, funerario, las entidades territoriales y las autoridades locales realizaran acciones de coordinación, alistamiento y planeación, frente al manejo seguro del cadáver.

En balance general las alcaldías de las principales ciudades del país y el sector privado respondieron a la crisis con planes y estrategias que evitaron que el sector colapsara y ocurriera un crisis como la conocida en Ecuador, donde en el momento más crítico de la pandemia se encontraron cadáveres en las calles de grandes ciudades como Quito y Guayaquil. 

En Bogotá desde el inicio de la pandemia y previendo el aumento de fallecimientos, la Unidad Administrativa de Servicios Públicos (UAESP) diseñó un plan de contingencia para garantizar la atención de los procesos de cremación que incluyó la ampliación de la capacidad de conservación y la optimización y mantenimiento de los hornos crematorios. 

“Ha sido un periodo difícil a causa del alto número de fallecidos en la ciudad, la UAESP con el apoyo de la Secretaría de Salud ha sido el soporte para atender todas las muertes durante estos tres picos”, expresa Ingrid Ramírez, subdirectora de Servicios Funerarios y Alumbrado Público del Distrito. 

"El sector funerario se preparó y cumplió"

Manuel Vergara es gerente de operaciones de Prever, una organización del sector privado que cuenta con funerarias y cementerios en Bogotá, Medellín, Cali, Manizales, Armenia y Pereira, además de tener cobertura nacional con el apoyo de redes de servicios. Afirma que la respuesta a la crisis “ha sido un proceso exitoso del sector funerario en Colombia dentro de lo complicado que ha sido la pandemia”. 

De acuerdo con Vergara, el servicio funerario en Colombia tuvo un espacio para prepararse ante la demanda de los servicios que anunciaba la pandemia. “El sector reaccionó positiva y uniformemente en conjunto con los organismos del Estado. Pudimos hacerle frente a la pandemia, tuvimos situaciones complejas en algunos picos pero no faltamos a la promesa de valor ofrecida a nuestros clientes ni dejamos de prestar los servicios”, manifiesta.  

“El sector se preparó y cumplió”, resalta el empresario. Sin embargo no fue un proceso fácil. “No es como la gente pensaba, que la situación era buena para las funerarias”. El gerente de operaciones de Prever señala que el 90% de la respuesta ante la crisis fue del sector privado, pues “en Colombia el sector funerario público es bastante incipiente”. 

“Empresas como la nuestra y las aseguradoras cubrimos los costos de todos los afiliados que murieron por la Covid-19 siendo esta una pandemia mundial. Cumplimos la promesa de valor y asumimos el costo de todas las personas, esta es nuestra razón de ser, pero esta situación obedecía a una pandemia, una crisis de salud pública”, dice. 

Cambios que llegaron para quedarse

Las restricciones de movilidad y las medidas de distanciamiento social generaron cambios en los procesos de disposición final de los cadáveres y la despedida de sus familiares y amigos. Manuel Vergara cuenta que con la pandemia se desarrollaron tecnologías que probablemente se hubieran demorado años en ser implementadas. 

“Entramos en temas de virtualidad, programas de manejo del duelo, atención digital. No poder despedirse de sus seres queridos generó para nosotros necesidades que tuvimos que cumplir con velaciones virtuales y videoconferencias. Estas actividades ya son parte de la oferta de servicios”, señala. 

También quedaron establecidos los protocolos ante una situación similar en el futuro y la mejora en la infraestructura, menciona Ingrid Ramírez de la UAESP. 

La respuesta al tercer pico 

Manuel Vergara considera que el verdadero reto fue superar el tercer y más fuerte pico de la pandemia que se registró en el 2021. “Mayo, junio y julio fueron los meses con mayor número de fallecidos pero ya estábamos preparados, el personal capacitado, los elementos de bioseguridad, reserva de personal, etc. Se generaron demoras e inconvenientes pero cumplimos con el servicio”, manifiesta. 

El aumento de los fallecidos en estos meses retó las capacidades del sector funerario en las ciudades. Según Vergara, Bogotá siempre ha tenido una buena respuesta pero hay ciudades del país que no tienen hornos crematorios en los cementerios públicos; el sector privado es el que ha enfrentado la situación. 

Actualmente Bogotá cuenta con seis hornos crematorios, tres en el Cementerio del Norte, dos en el Cementerio del Sur y uno en el Cementerio Serafín, los cuales tienen una capacidad conjunta de realizar entre 96 y 108 procedimientos al día. Los cementerios del Distrito cuentan también con ocho contenedores refrigerados que tienen la capacidad de conservar 320 cuerpos en total. 

A corte del 25 de abril de 2021 y desde el inicio de la pandemia, los cementerios del Distrito han realizado 10.979 cremaciones de personas que murieron por la Covid-19.

En Medellín, según el reporte del Comité del Sector de Servicios Funerarios de Fenalco Antioquia, el viernes 9 de abril de 2021 se alcanzó la cifra histórica de 147 cremaciones al día, cuando antes de la pandemia el promedio era de 53. Aunque el incremento alarmó al sector, el servicio se prestó sin llegar al colapso. Los 14 hornos que hay en el Valle de Aburrá extendieron sus horarios y al menos ocho trabajaron las 24 horas.

Para Manuel Vergara el principal reto que deja esta situación es la reconstrucción económica del sector funerario, “bastante lastimado” en el primer año y medio de la pandemia. También hay un desafío apremiante relacionado con la articulación entre los sectores público y privado.