Las dinámicas referidas a la transformación física económica y social de las grandes urbes a través del tiempo configura procesos cíclicos generados entre otros por el crecimiento poblacional, conllevando a una sobrecarga para el espacio y gran demanda de servicios y productos, que dejan una huella que con el tiempo se manifiesta en el deterioro físico, económico y social de las ciudades.

Como estrategia de mitigación a esta situación de deterioro surge la renovación urbana. Sin embargo, su implementación no es del todo una solución en especial a problemas económicos y sociales integrales, dado que para su implementación y el cumplimiento de sus objetivos desplaza a la población residente en el lugar a intervenir sus problemas sociales y económicos, dando paso a cambios en la infraestructura, el paisaje urbano, las características de los ocupantes de dicho espacio, la economía, la ecología urbana, entre otros.

La renovación urbana, que comprende desarrollos inmobiliarios habitacionales y comerciales, es un proceso por medio del cual las autoridades locales trabajan para atraer la inversión privada, enfocándose en zonas urbanas estratégicamente elegidas. Uno de sus propósitos es la recuperación de áreas envejecidas o con deterioro físico económico y social a través de la transformación de edificaciones, equipamientos e infraestructuras de la ciudad. La renovación urbana tiene también la intención de adaptar el espacio urbano a nuevos usos y actividades demandadas de acuerdo con los instrumentos de planificación PDM y POT.

No obstante, para un sostenible y justo desarrollo de la renovación urbana es de suma importancia la inclusión de componentes que garanticen la cohesión social, disminuyan la segregación socio espacial y la brecha generada por la desigualdad socio económica de las
grandes ciudades. Lo cual a la fecha no se hace manifiesto en los proyectos desarrollados en el marco de la renovación urbana en Bogotá.

La percepción de los pequeños grupos sociales que son desplazados para dar paso a la renovación urbana, en la mayoría de los casos es negativa, dado que se sienten obligados a dejar el espacio que ha sido ocupado durante su desarrollo personal, familiar, económico y social. Se sienten segregados, desplazados y desterritorializados. Estos procesos fracturan el tejido social inmediato y los abalanza a buscar unas salidas “líneas de fuga” en búsqueda de nuevos espacios a habitar y la construcción de nuevo tejido social.

Aunado a lo anterior y con relación a los planes de renovación urbana, la infraestructura física de la ciudad de Bogotá debe prepararse para dicho cambio, dado que estos procesos se están desarrollando en un marco de redensificación, mientras que la infraestructura de servicios públicos, de movilidad, de espacio público y demás servicios no se renueva adecuadamente y en línea con los desarrollos inmobiliarios que contempla la transformación del centro de Bogotá.

Si el lector desea mayor información sobre la temática expuesta en esta nota puede consultar el artículo “Renovación urbana y desterritorialización. Análisis del Plan Parcial Estación Central Bogotá" publicado en la revista “Ciudades, Estados y Política” del IEU. Para ello puede ingresar aquí