Gómez se caracterizó por desarrollar grandes proyectos para la ciudad. Algunos le llaman el padre de los centros comerciales, siendo Unicentro en Bogotá el más reconocido. Sin embargo, fueron veinticuatro los que desarrolló en el país ¿Qué aporte hizo Gomez al desarrollo urbano en Colombia?

Hubo grandes empresas constructoras que fueron clave para Bogotá y otras ciudades del país. Una de ellas fue la de Pedro Gómez y otra la de Luis Carlos Sarmiento Angulo, hoy uno de los grandes banqueros de Colombia. Sarmiento desarrolló muchos proyectos de vivienda para estratos medios y gran parte de edificios y oficinas.

Pedro Gómez, en la década del 60, inició proyectos de vivienda y apostó por la idea de los centros comerciales. Gómez contaba que venía de Miami con Jaime Michelsen Uribe, dueño del grupo Gran Colombiano y Hernando Casas, promotor inmobiliario. Allí, él y Casas le propusieron a Michelsen financiar un gran mall en la tierra de Pepe Sierra, lo que hoy es Unicentro.

Michelsen aceptó financiar, Casas se asoció con Gómez y desarrollaron este centro comercial. Su construcción inició en 1974 y finalizó en 1976. Gómez llamó a un grupo de comerciantes, quienes no creían en el modelo mall, porque hasta ese momento el modelo era lineal y los locales funcionaban alrededor de una gran vía. Pero Unicentro cambió todo el esquema de comercio en nuestras ciudades. Cuando comenzó a funcionar el metro cuadrado se vendió a veinte mil pesos. Actualmente está en setenta millones.

El padre de los centros comerciales y quien demostró que el modelo sí funcionaba fue Pedro Gómez. Unicentro tardó cinco años en madurar. Al principio fue difícil que los habitantes de Bogotá se acostumbraran a ir a un sitio donde solo había comercio. Luego construyó el Centro Andino, en la calle 82, donde estaba el Colegio Andino. Después se desarrollaron más centros comerciales en la capital y el resto del país.

De acuerdo con Acecolombia, Asociación de Centros Comerciales de Colombia, hay 170 centros comerciales en el país, de los cuales 45 quedan en Bogotá, 20 en Medellín, y 15 en Cali. Es así como en cualquier ciudad intermedia tenemos entre tres y cuatro centros comerciales.

Desde sus inicios, en la década de los 60 desarrolló proyectos en el sur de Bogotá, para clase media y popular. ¿Cuáles de estos proyectos merecen mayor atención y por qué razones?

Varias firmas, entre ellas la de Pedro Gómez, desarrollaron viviendas y centros comerciales en zonas de estrato 3 y 4. Luego pasaron al estrato 2. Gómez diseñó un modelo para zonas populares que se implementó en los municipios de Funza y Mosquera en Cundinamarca y algunos barrios en el sur de Bogotá. También lo promovió en Fusagasugá y Girardot, que son centros comerciales para poblaciones menores y de estratos medios y bajos.

Posteriormente, se dedicó a proyectos inmobiliarios para clase alta, destacándose urbanizaciones como Metrópolis, Calatrava y Sindamanoy en Bogotá. ¿Qué concepto aplicó en estos trabajos y qué impacto tuvieron en el mercado inmobiliario?

Una de las cosas interesantes que tuvo Gómez y su equipo era su eslogan: “Construimos un mejor modo de vivir”. En realidad lo logró porque el éxito radicó en que hizo buen urbanismo. En sus proyectos incluía zonas verdes, espacio público y por eso estas iniciativas se siguen vendiendo muy bien en el mercado usado.

Se destacan urbanizaciones como Antigua, en el norte de Bogotá, que fue hecha para clase media y hoy es de clase alta. Son viviendas que se valorizaron por la unidad residencial y su ubicación en cercanías del Country Club. Lo mismo sucedió con Multicentro, que queda cerca de Unicentro, apartamentos construídos en los años 70. Cincuenta años después se venden bien por ser conjunto habitacional

Otros proyectos de ese estilo fueron: Calatrava y el Recreo de los Frailes en Bogotá. Sindamanoy, en la Sabana de Bogotá y el Multicentro de Cali, que queda cerca del Unicentro de esa ciudad. Cuando se vende un buen proyecto y se valoriza es porque se le hizo un buen desarrollo de espacio público y urbanístico que va a ser acogido posteriormente por los compradores.

¿En el marco del desarrollo territorial, los cambios de los años 80 y 90 en materia de regulación urbana tuvieron algún efecto en la actividad inmobiliaria de Pedro Gòmez? ¿Es posible descifrar cuál fue su posición frente a dicha regulación?

Pedro Gómez participó en la primera reglamentación que tuvo Bogotá, que fue el Acuerdo 7 de 1979, dando sugerencias como constructor. Lo mismo ocurrió en el Acuerdo 6 de 1990. Luego en 2000 y 2003, en el primer Plan de Ordenamiento Territorial de Bogotá, después de la Ley 388, envió sugerencias sobre espacio público, densidad, altura y vivienda.

No solamente hizo proyectos sino que contribuyó a que las normas de la reglamentación urbana de Bogotá fueran atractivas para los constructores y de buena calidad urbanística.

Aparte de Bogotá, ¿qué aportes le hizo a otras ciudades colombianas?

Los aportes en otras ciudades fueron varios centros comerciales y en Cali proyectos de vivienda. En el sur de la capital del Valle adquirió grandes terrenos en el ingenio Melendez, para construir Unicentro y viviendas. Se replicó el mismo modelo de Bogotá: adquiere terrenos grandes, desarrolla el comercio y luego hace la vivienda.

Eso le da vitalidad a las zonas desde el punto de vista habitacional. En el caso de Bogotá, se desarrolló hacia el norte, con otros proyectos al comprar la tierra a los herederos de Pepe Sierra y en Hacienda Santa Bárbara.

Esto no se pudo hacer en Medellín, porque no había tierra. El primer centro comercial en la capital de Antioquia lo desarrolló San Diego y de una manera muy fragmentada porque no hubo un gran dueño de tierras. Luego se hizo Unicentro de Medellín cerca de la Universidad Bolivariana, por el barrio Laureles, pero no había suelo para construir vivienda nueva. También hizo Unicentros en Pereira, cerca del aeropuerto Matecaña, en Palmira y Yopal.

¿Qué legado deja Pedro Gómez?

Gómez fue un visionario. Tenía clara la idea de lo que era el desarrollo inmobiliario y hacia dónde debe ir una ciudad. Hacía una mezcla de vivienda y comercio, con buen espacio público y baja densidad. Buscó un equilibrio entre una buena rentabilidad económica para el constructor y una buena rentabilidad social para los habitantes.