Para el Profesor, es importante que las discusiones sobre los aspectos urbanos, consideren seriamente la función que cumplen las aglomeraciones y la relación de estas con las ciudades cercanas y con el territorio. Ya que no se pueden desconocer las dinámicas urbanas y territoriales que generan las aglomeraciones, máxime cuando desde el nivel nacional se ha reconocido su importancia desde el Sistema de Ciudades del Departamento Nacional de Planeación. Lo cual significa que el centro de atención debe ser la aglomeración y no el municipio visto de manera individual y separando lo urbano de lo rural.

En su opinión, “Colombia ha vivido una tensión, por un lado, por insistir en dinámicas por fuera de las aglomeraciones, que es básicamente darle fuerza a los departamentos, y por otro lado la opción de pensar las dinámicas urbanas a partir de las aglomeraciones”, disyuntiva que ha creado ambigüedad en la repartición de las regalías, en donde se terminó aceptando la lógica de los departamentos, pero sin que este tenga la capacidad real de ordenar el territorio y plantear unos aspectos fundamentales que tienen que ver con la articulación de municipio.

En razón a lo anterior, es importante pensar el territorio desde la perspectiva de las aglomeraciones, modificando la mirada restrictiva de lo rural y abordarlo desde las perspectivas de las dinámicas urbanas, es decir, “mirar la ruralidad teniendo en cuenta básicamente dos variables, la densidad de las poblaciones y la distancia a los grandes centros urbanos”, afirmó.

En consecuencia, siempre y cuando el departamento sea pensado desde la función de las dinámicas de las aglomeraciones, “cambiaríamos completamente la visión que tenemos del país, eliminaríamos la dicotomía rural-urbano y empezaríamos a pensar todas las dimensiones, desde una noción mucho más integral, que permita tener unos criterios para el análisis de la política pública, el ordenamiento del territorio y la definición de políticas de asentamientos humanos”, concluyó.