Se cumplen 20 años de los atentados en Estados Unidos que causaron la muerte a cerca de tres mil personas y que impulsaron una lucha frontal contra el terrorismo en el mundo. Para el profesor Fabio Zambrano, el terrorismo del 11 de septiembre “transformó la vida urbana de manera sutil, casi que invisible”. 

“Es evidente que el contraterrorismo se va a posicionar como un elemento fundamental del funcionamiento de la vida urbana. La transferencia de control a ciertos organismos del Estado va a ser muy importante”, señaló. 

De acuerdo con el director del IEU, después de los atentados se hizo notoria la privatización de la lucha contra el terrorismo, el aumento de asesores, consultores e industrias para cumplir con los objetivos, entre otros. 

Andrés Molano Rojas, profesor de la Facultad de Estudios Internacionales, Políticos y Urbanos de la Universidad del Rosario, explicó que “terror siempre ha habido y su uso para distintos fines también; pero el terrorismo es un invento moderno, del siglo XIX, y está asociado al desarrollo de las ciudades, son su escenario”.

Para el académico, las ciudades son el escenario privilegiado del terrorismo porque “busca causar la mayor sosobra con el menor gasto de recursos; porque la opinión pública, que define el comportamiento político de las sociedades, es la opinión urbana; y porque pretende transmitir del modo más eficaz el mensaje”. 

Desde entonces, insiste el profesor Molano, las condiciones de vida en la ciudad cambiaron porque se normalizaron actividades como el despliegue de las fuerzas de seguridad, la práctica de control asociada al terrorismo, dispositivos para la detección de armas en centros comerciales y clubes, cierre de algunas vías para el acceso en vehículos... “se instala en los ciudadanos una sensación de temor constante porque el terrorismo llega a la vida cotidiana de las ciudades”, aseguró. 

De acuerdo con el profesor Fabio Zambrano, los atentados del 11 de septiembre generan el control de las imágenes y las cámaras de vigilancia. “No nos damos cuenta de la mayor parte de las imágenes que se toman en las ciudades. Paradójicamente los habitantes cada vez piden más cámaras, más vigilancia, más control de los rostros, control a la entrada y salida de los centros comerciales, controles en los estadios”, dijo. 

Carga simbólica del terrorismo

El profesor Molano señaló que el terrorismo tiene una carga especialmente simbólica. “Está la carga simbólica de las Torres Gemelas en sí mismas, el centro de comercio y de gravedad del poderío económico mundial. Más adelante lo veremos en los ataques de 2004 en Madrid, cuyo objeto son los trenes de cercanía, el símbolo de vitalidad, movilidad y actividad económica de la ciudad. En Londres fueron las vías de comunicación que le dan funcionalidad a la actividad de los ciudadanos”, indicó. 

“El terrorismo comunica através del ataque que hace a símbolos para poder transmitir el mensaje, y las ciudades son depósitos particulares de símbolos, identidad y referencias históricas”, manifestó Molano. 

Para el profesor Zambrano, “el terrorismo se va convirtiendo en un instrumento muy recurrido por los Estados, y no solo por los grupos terroristas; esto genera confusiones como las actuales y teorias conspirativas para entender los acontecimientos de los cuales somos terstigos. En síntesis, es un nuevo instrumento de gobierno”.  

El profesor Molano resaltó dos disrupciones importantes que genera el terrorismo: 

La primera, la militarización de la seguridad: “para enfrentar el terrorismo, una amenaza difusa, a las policías se les asignan competencias y capacidades que se asociarían con las de una fuerza militar pero al mismo tiempo a estas últimas se les asignan funciones policiales”, dijo.

“El terrotirsmo lleva la respuesta del Estado a una zona nebulosa, en la que es muy difícil separar lo puramente policial de la respuesta militar. Esto tiene graves consecuencias en la doctrina de seguridad y en el marco normativo en el que se dan las acciones del Estado”, agregó. 

La segunda, el terrorismo, al provocar esta respuesta del Estado, introduce una suerte de estado de excepción en materia de seguridad ciudadana.