Las ciudades han crecido y las dinámicas urbanas han ido conformando aglomeraciones metropolitanas, que a su vez se han constituido en áreas metropolitanas, sin embargo, se sigue manteniendo al municipio como unidad político-administrativa básica.

La descentralización y consigo las funciones atribuidas a los alcaldes mejoran la gobernabilidad de lo urbano, pero no de lo metropolitano; en ultimas, la voluntad política de los alcaldes termina por definir la capacidad de incidencia del área metropolitana sobre los municipios que la conforman, para la implementación de un modelo de desarrollo metropolitano que le apueste a la región metropolitana más allá de los limites político-administrativos de los municipios.

Lo anterior, dado que la formulación e implementación de planes de desarrollo y planes de ordenamiento territorial están básicamente bajo la responsabilidad de los municipios y en este sentido, la adopción de los lineamientos metropolitanos de planeación depende de la voluntad política concentrada únicamente en el marco municipal, desconociendo el contexto de la conurbación.

Para Miguel Silva, coordinador del “Taller de Gobernabilidad”, desarrollado en el marco de los diálogos ciudadanos en el Área Metropolitana del Valle de Aburrá (AMVA), “la preocupación central alrededor de la gobernabilidad metropolitana es garantizar que las instituciones existentes reflejen el tipo de sociedad que aparece en el orden metropolitano y allí es válido cuestionar si el orden municipalista permite gestionar realmente los problemas públicos en sociedades metropolitanas y si tiene las capacidades para desarrollar las competencias que la ley le asigna “, expresó.

“El surgimiento de esta escala metropolitana genera un enorme reto institucional, en donde la perspectiva municipalista no puede seguir siendo un obstáculo para la representatividad política de la sociedad, hay un déficit de legitimidad entre la sociedad y las instituciones que se construyen” afirmó Silva.

Respecto a las conclusiones de este taller, que servirán de insumo para la formulación del Plan Estratégico Metropolitano de Ordenamiento Territorial (PEMOT) del AMVA, Miguel Silva indicó que “hay un problema de gobernabilidad derivado de las asimetrías entre las capacidades de los municipios; persisten dudas sobre cuáles deberían ser los mecanismos institucionales para gestionar los territorios metropolitanos y cómo fortalecer la posición de la institucionalidad metropolitana”.

En conclusión, si bien se debe fortalecer el gobierno metropolitano mediante la consolidación de instrumentos legales y políticos que permitan mejorar la institucionalidad y ejercer la autoridad metropolitana, también se debe caminar hacia la construcción de la ciudadanía metropolitana. Los actores sociales asistentes a este taller propusieron que el proceso de gobernabilidad y gobernanza metropolitana requiera la construcción de una ciudadanía metropolitana, “la ciudad tiene diferentes tipos de representación política y esa fragmentación impide la presión de la sociedad hacia las instituciones a una escala metropolitana”, indicó Silva.