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Desarrollo de Cundinamarca como región desde la Asabiyyah

Publicado el Lunes, 17 Octubre 2022, en Divulgación académica, Destacados

Al hablar de Cundinamarca como región y la solidez de los tejidos sociales allí, se retoma un concepto planteado por Ibn Jaldún, denominado Asabiyyah y que el autor dio a conocer en Muqaddimah, su libro de viajes publicado en 1377.

 

Fabio Roberto Zambrano Pantoja*

Allí, define a Asabiyyah como cohesión social, solidaridad mutua o espíritu de coalición. Patriarca (2019) afirma que esto se trata de un impulso de pertenencia y un vínculo metapolítico que fortalece a los miembros que componen una comunidad, para lograr convivencia y orden. Y es que, al definir región como una idea acompañada del concepto de estado moderno y precedida del país, nos encontramos con un territorio pensado por sus dirigentes y sentido por sus habitantes. A este concepto volveremos después. 

Esta es una definición que tiene su componente geográfico e histórico y que Cundinamarca ejemplifica como una región estable demográficamente, al menos en los últimos cinco siglos. 

Para entender a Cundinamarca, se requiere compararla con otras regiones, como Antioquia. Este departamento comienza en Urabá, luego va a Santa Fe de Antioquia, allí se estrellan con unos problemas del siglo XVI y se trasladan al Valle de Aburrá (siglo XVII) y en la centuria posterior se genera una nueva territorialidad que conocemos con el nombre de Colonización antioqueña. De ahí se desplazan al sur hasta que encuentran con los caucanos, que también hacían su recorrido, y echan chispas a mediados del siglo XIX. En ese momento empieza el retorno y se encuentran el café -lo que terminó siendo una lotería para ellos- y generan una nueva territorialidad, base de la industrialización antioqueña que se da en el Valle de Aburra, donde regresan a finales del XIX y comienzos del XX.

Aquí se desprende una inestabilidad de Antioquia, que se desplazó de Urabá hasta Pereira y retrocede; es una región que vivió un aumento demográfico tope a nivel nacional, pero que luego disminuyó. Caso contrario es el de Cundinamarca, que se ha mantenido estable en los últimos 500 años. Esto puede entenderse desde los pueblos de indios en esta provincia. 

La Gerencia de para la Atención de Grupos Étnicos y Comunidades LGBTI (2018) habla de 0.18% de comunidades asentadas en el territorio que conservan tradiciones, rituales y costumbres ancestrales. Ahí está la presencia de las instituciones que aportan a la permanencia del ordenamiento territorial en Cundinamarca. Yo vivo con un pueblo de indios en Guasca y he tratado de entender esa dinámica. 

Ese desarrollo y estabilidad demográfica de Cundinamarca como región tiene como uno de sus elementos esa permanencia de los pueblos indígenas, por lo que vale la pena preguntarse, ¿por qué funcionó aquí y no en otros lugares? En este punto retomamos a Ibn Jaldún, porque donde hay Asabiyyah hay cohesión social y en los lugares donde esta se encuentra hay densidades de los recursos naturales su distribución en el espacio, donde hay aprovechamiento de estos gracias a ese aporte ancestral de uso de la tierra y sus componentes. 

Esto nos recuerda a un autor como Felipe Fernández Armesto, quien plantea que la historia de la humanidad se relaciona con los recursos naturales. Cundinamarca no se aleja de esa afirmación, siendo un territorio de tierras altas en medio del trópico. 

Si hablamos de región como un territorio pensado por sus dirigentes y sentido por sus habitantes, y entendemos a Cundinamarca desde Jaldún, pues estos dirigentes más que políticos son poetas, artistas, músicos, cocineros, entre otros, que llevan esa ancestralidad, ritualidad y tradición, que sienten lo que están contando y esa creencia une a sus pueblos. Se siente en el bambuco, en la arepa cariseca, en expresiones culturales, políticas, gastronómicas y más. La región son sentimientos y proyectos. 

Partiendo entonces del concepto de Asabiyyah, entendemos que este territorio se funde en una voluntad común y en una cohesión social sólida. Esto es lo que ahora conocemos como Cundinamarca.

  1. Giovanni Patriarca, 2019. El eterno retorno de la Asabiyyah. Ibn Jaldún y la teología política contemporánea.  Daimon. Revista Internacional de Filosofía, N.º 76, 2019, pp. 139-153.

 

  1. Cundinamarca también es indígena. En: https://www.cundinamarca.gov.co/noticias/cundinamarca+tambien+es+indigena

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    Realizada por: Fabio Roberto Zambrano Pantoja

    *Magíster en Historia de América Latina de la Universidad de la Sorbona, París (Francia). Profesor titular de la Universidad Nacional de Colombia. Invitado en la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Humanas, y de la Universidad de la Sorbona. Conferencista en la Universidad de Columbia, Universidad Católica de Caracas. Autor de varios libros y artículos sobre historia urbana y geografía histórica. Director del Instituto de Estudios Urbanos.

    Las opiniones contenidas en este artículo no expresan la posición institucional del Instituto de Estudios Urbanos de la Universidad Nacional de Colombia.

    • Etiquetas: Asabiyyah, Cundinamarca, Desarrollo, Región
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