Esto se debe al despliegue desordenado e inequitativo de la infraestructura para el soporte de las TIC y su diferenciación para el acceso en algunas localidades de la ciudad. Situaciones que han dinamizado las profundas desigualdades territoriales ya existentes en la ciudad y han traído una nueva variable que es la “segregación digital”.
Por lo tanto, es importante identificar cómo entre 2009 y 2024 la implementación de las políticas públicas enfocadas a fomentar el acceso a las TIC y la consolidación de una ciudad inteligente, han incidido en la segregación digital en Bogotá.
El concepto de la Smart City se ha propuesto como una forma de justificar, comprender y estructurar la creciente presencia de tecnologías y la huella digital en las ciudades. A partir de esta perspectiva, se plantea la solución a las dinámicas urbanas por medio de la tecnología, este mismo concepto ha caído en un optimismo tecnológico simplificando la planificación urbana, dotando a la tecnología de un carácter totalizador y desconociendo aproximaciones complejas que requieren análisis multi-nivel.
La permeabilidad que ha tenido este concepto en la ciudad de Bogotá se debe, en gran parte, a la influencia que han tenido las compañías tecnológicas y las organizaciones multilaterales. Por un lado, las compañías tecnológicas se encargan de acuñar el concepto de Smart Cities y venden sus servicios y sus soluciones con ayuda de las organizaciones multilaterales. Por otro lado, las agencias multilaterales, a partir de la construcción de la Nueva Agenda Urbana y de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, han encontrado en las TIC lo que ellos consideran una herramienta eficiente para construir ciudades sostenibles pensadas desde la articulación tecnológica.
En esta lógica, la construcción de las políticas públicas relacionadas con las TIC, solo se pueden entender desde la estrecha cooperación del gobierno distrital, las compañías tecnológicas y las organizaciones multilaterales. Por esta razón, Bogotá continúa posicionándose como un hub de innovación tecnológica en Colombia logrando avances significativos en el uso y expansión de las TIC, sin embargo, persisten desafíos en cuanto a la inclusión digital y a la cobertura en sectores más vulnerables.
El panorama urbano demuestra una distribución desigual para el acceso a internet, reconociendo cómo la localización diferenciada y desigual de la infraestructura se convierte en un limitante para el acceso a internet en los hogares bogotanos, este acceso a la infraestructura TIC tiene una correlación con el uso y apropiación de estas herramientas en la vida de la ciudad.
La forma como se vive y se habita la ciudad, según los nuevos retos tecnológicos, requiere del uso, conocimiento y apropiación de la digitalización para servicios educacionales, gubernamentales y económicos.
Nombre de la fuente: Elaboración propia. A partir de los datos de la Encuesta multipropósito Bogotá – Región 2021 (DANE, 2021).
Los resultados obtenidos muestran un patrón repetitivo de localización, el cual forma un clúster en torno a aquellas zonas urbanas que usan el internet y que lo han apropiado de forma más eficiente para las diferentes labores del día a día. Estas aglomeraciones están ubicadas principalmente sobre el norte y nororiente de la ciudad, que corresponden a las localidades de Chapinero, Teusaquillo y Usaquén. Estas zonas han sacado provecho de estas herramientas y, por ende, han afrontado con mayor facilidad los nuevos retos de la ciudad.
De esta forma, se evidencia que los patrones espaciales de segregación digital, siguen la misma línea de otros procesos de segregación preexistentes. Aunque las políticas públicas han intentado romper ese paradigma en torno a la educación y a la gobernanza digital, las diferencias intraurbanas no se lograrán mejorar de forma eficiente con las TIC mientras dichas soluciones informáticas estén permeadas por una dinámica comercial del suelo o por las estrategias comerciales de agentes privados que permean, según sus intereses empresariales, las políticas en la ciudad.
Por último, se concluye que el acceso a la ciudad digital se da de forma territorial y, además, está determinada por la capacidad de adaptación y de alfabetización digital que tienen ciertos grupos poblacionales en la ciudad, demostrando que aún hay cierta dificultad de las políticas públicas por llegar a toda la población de forma equitativa.