El espacio público ha sido tradicionalmente comprendido desde perspectivas funcionalistas o estéticas, pero en las últimas décadas ha adquirido un protagonismo central en los estudios urbanos como un componente esencial de la vida ciudadana. El espacio público constituye un fenómeno urbano complejo, con una dimensión material, funcional y simbólica, que se define por su carácter específico, colectivo y en constante transformación.
Su consolidación está estrechamente vinculada a los procesos de cambio urbano, que lo convierte tanto en objeto como en producto del ordenamiento de la ciudad. La interpretación del espacio público como hecho urbano puede abordarse desde una perspectiva subjetiva, en la que el individuo lo percibe y comprende desde su experiencia particular, y desde una mirada colectiva, fundamentada en la morfología y la organización del entorno construido.
En consecuencia, el espacio público no puede ser reducido a su materialidad (calles, plazas, parques), también puede ser interpretado como un escenario de encuentro, conflicto y producción simbólica. En el texto se aborda estos espacios como producto tanto del diseño físico como de las prácticas sociales que allí se desarrollan, lo que implica una lectura interdisciplinaria del fenómeno. Se destaca al espacio público como reflejo de tensiones entre actores sociales, con dinámicas de poder, exclusión y apropiación en contextos urbanos específicos.
A lo largo del texto, se resalta la importancia del espacio público como medio para la construcción de ciudadanía, identidad colectiva y expresión política. Por este motivo, la estructura del artículo está organizada en los siguientes ejes temáticos. En primer lugar, se aborda la conceptualización del espacio público desde la teoría urbana, que imprime un recorrido metodológico para su comprensión e interpretación. Posteriormente, se aborda la legibilidad y monumentalidad de dicho espacio pues a través de las prácticas sociales constantemente se transforma y adquiere significado.
La comprensión del hecho urbano requiere interpretar las nuevas configuraciones espaciales derivadas de los cambios sociales, ya que estos se reflejan en los elementos que conforman el espacio público y su capacidad para fomentar la cohesión territorial, entendida como igualdad, equidad, comunidad y justicia espacial. Esta cohesión no depende únicamente de la integración física del territorio, sino también de la imagen que la ciudad proyecta. El texto reconoce la tensión que surge entre la materialidad y la percepción que atraviesan estos espacios por lo que deja abierta la pregunta sobre cómo intervenir en ellos para fomentar una mayor inclusión social y equidad espacial.
Si el lector desea más información sobre la temática expuesta en esta nota puede consultar el artículo “Interpretación del espacio público como hecho urbano” del IEU-UNAL. (https://revistas.unal.edu.co/index.php/revcep/article/view/115425)