El trabajo tiene el propósito de entender cómo las iniciativas comunitarias en torno al manejo de residuos y la recuperación de espacios pueden contribuir a mejorar la salud bio-urbana, la equidad de género y la cohesión social.
A través de un enfoque participativo y transdisciplinar, se propuso identificar rutas locales para la restauración comunitaria y ecológica del entorno.
Esta labor se realizó Este proyecto tiene como objetivo explorar cómo las comunidades urbanas pueden liderar procesos de restauración ecológica y social en contextos de marginalización, mediante el diseño de estrategias locales que reconecten a las personas con la naturaleza y fomenten la justicia ambiental.
El proyecto parte de la premisa de que los desafíos ambientales en contextos urbanos no pueden separarse de las condiciones de injusticia social y territorial. La restauración se entiende no sólo como un proceso ecológico, sino también como una práctica reparadora que involucra cuerpos, memorias, saberes y territorios. Es interesante entender cómo se adoptó el concepto de wasting (desperdicio) para identificar tres dimensiones:
Wasted spaces: espacios públicos deteriorados, inseguros o inaccesibles.
Wasted bodies: personas excluidas, marginadas o estigmatizadas (por edad, género, migración, condición económica).
Wasted capacities: conocimientos y habilidades de la comunidad que no son reconocidos ni aprovechados.
Por otro lado, se analizó cómo se incorpora la noción de salud urbana no solo en términos médicos, sino como una dimensión integral del bienestar colectivo, vinculada con el entorno físico, las redes sociales y las emociones compartidas en el espacio.
Los objetivos centrales del proyecto fueron:
Explorar la relación socioespacial de los residuos en Santa Rita, especialmente en su vínculo con las dinámicas de exclusión social y degradación ambiental.
Comprender las experiencias de género en torno a los espacios “desperdiciados” o subutilizados, observando cómo mujeres, hombres y jóvenes se ven afectados diferencialmente.
Reimaginar los espacios desperdiciados y sus usos potenciales desde la perspectiva de la comunidad, con miras a fortalecer la justicia ambiental y la apropiación colectiva del territorio.
Durante dos semanas de pasantía, se desarrolló un trabajo de campo intensivo mediante herramientas como grupos focales, mapeo participativo, entrevistas a actores locales y caminatas territoriales. En este proceso, se realizó un acompAñamiento a un grupo de estudiantes y profesores de UCL, apoyando en la traducción, facilitación de actividades y sistematización de hallazgos.
Entre los resultados más relevantes:
La identificación y mapeo de las tres formas de “desperdicio” que afectan el bienestar territorial.
El reconocimiento del río Bogotá y su talud como espacio clave para la reconexión ecológica, aunque actualmente percibido como inseguro, contaminado y fragmentado por tensiones institucionales y sociales.
La visibilización de experiencias comunitarias ya existentes —como huertas, radios comunales, caminatas pedagógicas y ventas de productos reciclados— que pueden escalarse como estrategias de restauración ambiental con justicia social.
La formulación colectiva de rutas de acción diferenciadas por prioridad y temporalidad, que incluyen desde la activación de parques comunitarios y talleres de reciclaje, hasta propuestas de justicia restaurativa y reforma institucional a largo plazo.
El proyecto concluyó con una exposición abierta a la comunidad en Santa Rita, en la que se presentaron los hallazgos de forma visual y dialogada. Se hizo énfasis en cuatro oportunidades clave: la recuperación de espacios colectivos, la participación de grupos marginados, el intercambio de conocimientos entre Juntas de Acción Comunal, y la sensibilización ambiental sobre residuos.
Esta experiencia permitió articular los enfoques de gobernanza urbana y justicia territorial aprendidos en la Maestría en Gobierno Urbano con procesos reales de acción comunitaria, y reafirmó la importancia de incorporar metodologías participativas en la formulación de políticas públicas urbanas inclusivas, sostenibles y sensibles al contexto.
Finalmente este ejercicio demuestra la importancia de articular la academia con los procesos comunitarios, y reafirma el compromiso del Instituto de Estudios Urbanos con la formación de profesionales capaces de contribuir activamente a la transformación de las ciudades desde enfoques participativos, interseccionales y sustentables.