Según lo publicado en la página del fideicomiso “este es el proyecto para la Bogotá del futuro que busca restablecer el vínculo entre el desarrollo y el medio ambiente, generando espacios que le permitan a todos los ciudadanos acercarse con respeto por la naturaleza en una ciudad en la que se garantizará de manera anticipada la infraestructura pública necesaria para generar el desarrollo ordenado de vivienda, comercio y servicios públicos”.
Para el profesor Borrero es importante recordar cómo el desarrollo urbano de la ciudad se pensaba en la zona sur con Usme y en la zona norte con 3500 hectáreas. “Esta zona se redujo a 1800 hectáreas por la entrada de la reserva Van Der Hammen y un área rural. Se segregó un área ambiental de mucha importancia para el Distrito y un área de amortiguación frente al gran desarrollo de los municipios de Chía y otros que colindan con el norte de la ciudad”.
Componente ambiental
La recomendación de crear una reserva ambiental en el norte de la ciudad parte de unos estudios del profesor Tomas Van Der Hammen para la CAR, en los cuales se estableció que ese corredor de 2400 hectáreas, que comunica los cerros orientales con el río Bogotá, tiene unos valores excepcionales desde el punto de vista ecológico.
“En su primera administración Enrique Peñalosa presentó un proyecto de POT que fue negado por la CAR, debido a que pretendía urbanizar esa franja. El entonces alcalde apeló esa decisión ante el Ministerio de Ambiente, que creó una comisión multidisciplinaria de nueve miembros, de los cuales sólo tres eran ambientalistas. Esta recomendó al ministerio que ratificara la determinación de la CAR. Luego Peñalosa demandó ante el Consejo de Estado y varios años después se volvió a ratificar la decisión”, señaló el profesor Rodríguez.
Hay una relación muy importante entre la reserva y el proyecto de urbanización Lagos de Torca, el cual también tiene atributos ambientales relevantes. “Hay un desencuentro con los ambientalistas porque dicen que se pretende urbanizar una parte que es una conexión entre la reserva y los Cerros Orientales de Bogotá”, acotó Rodríguez.
Desarrollo urbano
De acuerdo, con el profesor Borrero lo más interesante que tiene este proyecto es la aplicación de diez instrumentos financieros y de gestión que tiene la Ley 388 de ordenamiento territorial. “Lo más importante es que el Distrito pondrá el dinero con base en el valor del suelo, porque se está cobrando la plusvalía. Se capturarán 500 millones de dólares para atender las cargas generales, es decir, vías nuevas, acueductos, alcantarillado. etc”, aclaró Borrero.
En ese sentido el profesor Rodríguez consideró que Lagos de Torca es un ejemplo de lo que se puede hacer con instrumentos legales, con el fin de generar en Bogotá tierra para los más pobres, recursos para pagar las obras de infraestructura, mediante la plusvalía o los derechos de edificabilidad .
Vivienda
“Lagos de Torca tiene un valor ecológico porque se amplía el área de humedad y se crea un parque metropolitano de 158 hectáreas. Además, se busca que la arquitectura sea muy verde, para que responda a la emergencia climática que estamos viviendo. Este proyecto es un gran avance urbanístico porque también tiene un valor de inclusión social, ya que contempla varios tipos de vivienda entre ellos la de interés prioritario (VIP) y la de interés social” (VIS), explicó Rodríguez.
El proyecto tendrá 140 mil viviendas, de las cuales el 20% serán VIP y 20% VIS, el resto van a ser estratos 4, 5 y posiblemente 6. Esto le va a dar una cara muy distinta a esta zona, porque se buscará una mezcla de estratos sociales, expresó Borrero.
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