June Marie Mow**, directora ejecutiva de la Fundación Providence, habló con el IEU-UNAL sobre los impactos de esta situación en el archipiélago.
La base de la economía de San Andrés, Santa Catalina y Providencia es el turismo. Sin embargo, el archipiélago en los últimos años ha sido afectado por el huracán Lota, el cierre por la pandemia y ahora la falta de vuelos hacia la zona por la crisis de varias aerolíneas del país.- ¿Cómo han impactado estas circunstancias el desarrollo de las islas y la calidad de vida de sus habitantes?
Existen datos sobre los niveles de contaminación de las aguas subterráneas; sobre el manejo ineficiente de los residuos sólidos y la contaminación que genera. Hay otros indicadores socio económicos que no han mejorado si se comparan con años anteriores.
La calidad de vida de los habitantes no ha sido muy buena desde la implantación del puerto libre. El modelo de desarrollo sustentado en actividades económicas turísticas y comerciales que durante muchos años han buscado beneficios de corto plazo está agotado y profundiza la crisis.
Esta situación ha dejado secuelas en el medio ambiente, en los recursos naturales y en el medio social de un alto deterioro ambiental y una desintegración de los grupos sociales, étnicos y culturales que desarrollan su vida en el archipiélago.
Ante esta situación hoy está en juego la sostenibilidad de los ecosistemas y de los recursos naturales y del medio ambiente, los cuales, a la vez, dan soporte a las actividades turísticas. Así mismo, está en juego la preservación de la diversidad cultural, uno de los mayores valores sociales e históricos, y a la vez atractivos, que posee el país en esta región del caribe colombiano.
La ineficiencia de algunas entidades de la administración pública local para el manejo de sus recursos; la crisis social con los efectos del narcotráfico, el bajo nivel de desarrollo tecnológico en las actividades productivas locales y la baja cohesión de propuestas de desarrollo por parte de los grupos locales, son algunos de los factores que explican la situación de agotamiento del modelo. Todos estos aspectos han llevado a la pérdida de la competitividad de la economía local, basada en la mancuerna turismo-comercio, frente a otros destinos del caribe. (Ver documento del MICT)
También se habla que en la isla se encuentran restricciones para su desarrollo, como escasez de recursos, conectividad precaria, altos costos de vida y un entorno ambiental frágil. ¿Se han tomado medidas para solucionar estos problemas?
Son problemas complejos que requieren una visión holística e integradora. No conozco sobre la planificación de intervenciones para solucionar problemas. Entiendo que ha habido reuniones para abordar los asuntos relacionados con la suspensión de vuelos de las aerolíneas de bajo costo.
El anterior gobierno planteó la reconstrucción de San Andrés en 100 días y el nuevo gobierno estudiaba la posibilidad de reducir cobros a turistas y otros alivios tributarios para San Andrés, medidas incluidas en la declaratoria del archipiélago como Zona de Frontera y Unidad Especial de Desarrollo Fronterizo. ¿De qué manera se han implementado estas medidas?
No conozco que se hayan implementado medidas. Opino que todas las intervenciones fragmentadas por sector no van a traer soluciones reales y de largo plazo a las múltiples crisis de todo el archipiélago.
El problema de las Islas es mucho más profundo que resolver estos temas de corto plazo relacionados con mayor volumen de turistas. Ese no debería ser el indicador para medir el éxito de las Islas como destino turístico. Al contrario, continuar con un indicador de número de llegada de turistas significa alejarse de las verdaderas soluciones.
Hay un problema estructural que enfrenta la isla y es el turismo sin control. ¿Cuál es el punto crítico (tipping point) para limitar la cantidad de vuelos, hoteles y turistas, de acuerdo a lo que señalan algunas organizaciones de la isla?
El punto de inflexión es la cantidad y calidad del agua (ciclo del agua); suelo disponible; aumento del nivel del mar; estrategias de reducción del riesgo sin implementar; pérdida de corales; degradación de manglares y pastos marinos, erosión costera. Y el tema de identidad cultural del pueblo raizal, aculturación del pueblo raizal en su propio territorio. Pérdida acelerada de valores tradicionales, de diversidad cultural, conflictos sociales, choques culturales y una subcultura de la delincuencia que se ha desarrollado, la desadaptación social y cultural.
Hay que garantizar la sostenibilidad y la preservación del patrimonio cultural muy ligado al territorio. Brilla por su ausencia la planificación participativa del turismo que tenga en cuenta las relaciones sociales, percepción, experiencia y expectativas locales.
En la isla de San Andrés aproximadamente 11.400 personas viven en asentamientos ilegales. En las Islas algunas viviendas se caracterizan por su ubicación en zonas inundables o de alto riesgo socio-natural, construidas con materiales transitorios en un mal estado, incumplen las normas urbanísticas y carecen de servicios públicos de agua potable y alcantarillado. Los planes de mejoramiento integrales no cubren todo el territorio – los aspectos de planeación física y social permanecen ausentes.
En su criterio la actual situación es una oportunidad para implementar el «turismo regenerativo». ¿En qué consiste? y ¿qué otra propuesta de reconstrucción y reactivación económica existe?
Como lo planteamos en el artículo de Razón Pública es “un modelo de turismo desarrollado para generar experiencias enriquecedoras y valiosas desde el punto de vista cultural y ambiental, en donde el visitante de mente abierta y sensible a los temas sociales pasa suficiente tiempo en la isla para descubrir y comprender a su gente, y donde los habitantes insulares están orgullosos de su isla y saben que es un privilegio vivir allí”. Se transforma el modelo de negocio considerando la condición de insularidad. Se promueven entornos donde el visitante descansa, se renueva y retorna inspirado a su casa, habiendo dejado en el camino un interesante intercambio cultural, y un cierto número de beneficios económicos, que se queden en la isla como reinversión de dinero para el bienestar de todos. Dejar el destino en mejores condiciones.