El profesor Viviescas inició el programa afirmando que, desde la perspectiva del arte, la historia, la literatura y la creatividad, es muy importante que los ciudadanos pueden ilustrarse sobre el vivir en las ciudades.
“Las urbes son espacios complejos y si lo juntamos con una reflexión sobre la creatividad y las artes, se complejiza más. Las ciudades latinoamericanas son espacios de transformaciones. A veces estos procesos se realizan de manera violenta y otras veces amigables. Pero la ciudad es un espacio de transformación permanente y el arte un lugar que no se afinca solo en las ciudades.” aseguró la profesora Acosta.
La lectura del editor Naranjo sobre ciudades como Bogotá o Medellín es de una predación inmobiliaria y una gentrificación impresionante. “Sin ser un experto urbanista, sino un ciudadano, siento que no tenemos urbes para los niños, ellos ya no pueden salir a la calle porque hay un miedo creciente. En mi infancia yo alcancé a vivir la vida de barrio, de jugar fútbol en la calle y en las aceras, de ir solo a comprar la leche o al colegio. Ese espíritu de ciudad se ha perdido”
Lectura de ciudad
Entender cómo las distintas poblaciones se relacionan y se apropian de las ciudades es fundamental para conocer cómo funcionan las urbes. “Por ejemplo, en Washington decidieron implementar el toque de queda nocturno para menores de 17 años. Esta medida busca proteger a los niños y jóvenes de la inseguridad, pero a la vez resguardar a la población de la acciones violentas de ciertos jóvenes. Sin embargo, es una medida represiva. Tal vez el arte sea un medidor en este tipo de relacionamientos” aseguró Viviescas.
“No hay que perder la perspectiva histórica. En nuestras ciudades siempre ha existido la discriminación, la injusticia y la desigualdad. Esto sucede desde su fundación, en el siglo XIX se dividen las calles y hay una exclusión de clases. Actualmente, Bogotá es una ciudad altamente clasista y que vive con miedo. En la capital vemos todo el tiempo el accionar de la gente: cogiendo el bolso, mirando para todos lados, es una paranoia permanente”, resaltó Acosta.
De acuerdo con Naranjo otro problema es el consumo. “Necesitamos escribir nuestra propia historia y construir nuestra ciudad, con una identidad propia que no se base en el consumo. Hoy los centros comerciales son los espacios que más proliferan en Bogotá, tenemos que recuperar los otros sitios públicos”.
Resignificación de los espacios urbanos
El mirador del barrio El Paraíso, en la última estación del Transmicable, tiene una vista extraordinaria de Bogotá. “Este sitio es un ejemplo de apropiación social, porque si bien se construyó para mejorar la movilidad de las personas que habitan allí, se ha convertido en un referente turístico y cultural. Esto es el resultado de su arquitectura y de su creatividad. Allí está el Museo de la Ciudad Autoconstruida, tienen una biblioteca y hay una zona para contemplar la ciudad”, opinó Viviescas.
Según Naranjo estos espacios son importantes pero el gobierno urbano es fundamental para dichos procesos. “Erróneamente se cree que la ciudad necesita un gerente y no un alcalde, que piense solidariamente y se concentre principalmente en el bienestar de sus ciudadanos. Si una ciudad se piensa como gerencia, solo se va a hacer referencia a indicadores y se invertirá en los sectores más visibles”.
Las bibliotecas o centros culturales también pueden ser referentes para cambiar y transformar la ciudad. “El problema radica en que son intentos individuales y no se piensan como proyectos de ciudad”, concluyó Acosta.
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