El Instituto de Estudios Urbanos de la Universidad Nacional de Colombia dialogó con John Jairo Sánchez Aguilar, doctor en geofísica y profesor de la Facultad de Minas de la Universidad Nacional de Colombia, sede Medellín, acerca de la problemática.
¿Por qué en Colombia se presentan sismos y terremotos?
En Colombia ocurren muchos terremotos porque hay existen múltiples fallas geológicas que se encuentran activas. Estas fallas son fracturas grandes en el terreno que han existido durante mucho tiempo y permanentemente se están moviendo debido a la influencia de la tectónica de placas.
En el país hay un número importante de estas fallas activas, que han movido el terreno, digamos desde tiempos históricos. Algunas han generado terremotos importantes que han resultado en daño y destrucción generalizada en ciudades grandes y en áreas rurales. También afectaciones en la infraestructura y pérdida de vidas humanas. Es muy importante recordar que estas fallas se seguirán moviendo y es muy difícil predecir cuándo ocurrirán movimientos. Lo más importante es aprender cómo debe ser la respuesta ante los terremotos.
Colombia tiene una normativa sobre Gestión del Riesgo que se fortaleció tras la tragedia de Armero en 1985. ¿Cómo se ejerce la gestión del riesgo en Colombia en el tema de sismos?
En Colombia existen varias entidades que tienen que ver con el fenómeno sísmico.Tenemos el Servicio Geológico Colombiano que tiene bajo su tutela la administración de la Red Sismológica Nacional de Colombia y la Red de Acelerógrafos. Estas redes son instrumentos desplegados en una amplia área del territorio colombiano, que detectan y permiten la localización de los orígenes y los epicentros de los terremotos en Colombia e inclusive en países vecinos.
La Red Sismológica Nacional permite tener un conocimiento del movimiento sísmico en tiempo real. Cuando el terremoto ocurre muy rápidamente se sabe dónde fue el epicentro y esto se traduce en comunicación a la comunidad y a las entidades del Sistema Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres.
Por una parte, está el servicio geológico con sus labores de monitoreo, socialización, apropiación del conocimiento e información a las entidades y a las comunidad. Por otro, el Sistema Nacional de Gestión de Riesgo de Desastres , quienes a través de información recibida de entidades autorizadas proveen los mecanismos de respuesta y de atención primaria ante situaciones de emergencia generadas por tos.
Igualmente, están otras entidades como la Cruz Roja, la Defensa Civil y las Fuerzas Armadas, quienes colaboran en conjunto para responder ante situaciones que se generen durante los sismos
¿Algunas zonas de varias ciudades colombianas son más vulnerables a los sismos? ¿Es posible que dentro de los planes de ordenamiento o en las políticas de las ciudades se puedan tomar medidas o protocolos para disminuir los riesgos?
Sí. Hay varias ciudades y áreas rurales vulnerables ante los movimientos telúricos porque las fallas geológicas son abundantes, de gran extensión y muchas están muy activas. Obviamente, un terremoto grande se puede presentar. Esto genera una situación de riesgo importante en una amplia área del territorio colombiano. En ciudades como Bogotá, Medellín, Cali, Armenia y Manizales existe lo que se llama la microzonificación sísmica. Una caracterización del tipo de terreno en el cual está asentada el área urbana y tiene información acerca de cuál es la probabilidad, a largo plazo, de que durante un terremoto se presenten sacudidas muy fuertes en el terreno. Esto le permite a los tomadores de decisiones, a los ingenieros y a todas las personas que tienen que ver con el desarrollo de las ciudades planear en mayor o menor medida el uso del suelo.
Hay zonas que se sabe, se podrían mover más fuertemente durante un sismo en algunas ciudades. De acuerdo a eso se puede programar el diseño de infraestructuras. Cuando se tiene información sobre una falla activa muy superficial, que se mueve constantemente y que puede generar sismos fuertes, se podrían tomar medidas respecto al desarrollo y ordenamiento del territorio en esas áreas.
¿Están preparadas nuestras ciudades para manejar estas emergencias? ¿Los simulacros están funcionando?
La dirección Nacional para la Gestión de Riesgo de Desastres en los años recientes ha realizado simulacros de respuesta ante situaciones sísmicas. En las ciudades de Medellín y Bogotá se han hecho simulaciones de cómo debe ser la reacción de la gente durante una emergencia de estas. Esos simulacros han tenido resultados positivos porque muchas personas saben qué hacer cuando están trabajando en un edificio de varios pisos, de oficinas, en un hospital, en una escuela e inclusive en edificios de apartamentos. Las evacuaciones han mostrado que la gente responde de forma calmada. Pero es muy diferente el escenario durante una evacuación programada a una emergencia real. Muchas personas no saben cómo es la experiencia de un sismo fuerte y podrían reaccionar de una manera muy atemorizante dependiendo de las condiciones en las que se encuentren.
¿Cuáles son los retos de las ciudades colombianas en torno a la prevención de desastres por terremotos?
Uno de los más importantes es que algunas ciudades tienen varios siglos de existencia y por lo tanto las prácticas de construcción iniciales no tenían los estándares de hoy en día. Es decir, muchos edificios e infraestructuras viejas en ciudades grandes son vulnerables a la sacudida de los sismos porque no resistirían el impacto de los terremotos.
Otro problema importante es el crecimiento, a veces no planificado de las ciudades, el cual implica que la gente puede estar ubicándose en áreas susceptibles a los efectos de los terremotos. Efectos directos como la sacudida sísmica que podría afectar las casas o indirectos como los deslizamientos o movimientos en masa, que se pueden generar durante un terremoto.
Otro reto relevante es la densidad de población en algunas áreas que son particularmente vulnerables en el territorio colombiano. Un ejemplo es el Pacífico donde Tumaco tiene una alta densidad de población en un área donde se han producido sismos muy fuertes en el pasado. Además, se sabe que tiene el potencial de tener sismos muy grandes en el futuro.
Otro desafío es la educación y la preparación de las comunidades ante la sacudida sísmica. Hay muchos retos por enfrentar en ese sentido.