Partiendo del análisis de la evolución de los delitos de alto impacto se definen dos escenarios excluyentes en los cuales la población se puede encontrar: i. percepción de seguridad y ii. percepción de inseguridad.
Estos estados se explican consistentemente en relación con las variables: i. índice de percepción ii. evolución del delito iii. periodo, que tienen como punto de referencia la encuesta semestral de percepción de seguridad ciudadana en Bogotá y los indicadores de delincuencia de la Policía Nacional entre los años 2010 y 2017.
Con metodología Logit de efectos fijos se busca calcular, según la naturaleza del delito, la probabilidad más cercana que explique una transición entre los estados de percepción establecidos para los habitantes que componen una localidad a través del tiempo.
Una vez identificados los delitos estadísticamente significativos y su impacto sobre la transición entre estados, se concluye que el impacto generador de percepción de inseguridad del hurto en sus diferentes modalidades (a personas, residencias y motocicletas) fue mayor en comparación con otro grupo de delitos asociados al daño a la integridad física como el homicidio, el acoso sexual o las lesiones personales.
Estos resultados permiten visualizar un escenario social en el cual el efecto transmisor y replicador de un delito común puede generar mayor percepción de inseguridad, dejando en un segundo plano la ocurrencia de delitos que afectan en mayor escala la integridad física.
Asimismo, este documento no evalúa el papel del Estado como determinante de la percepción de seguridad ciudadana, pero si propone un diseño de políticas públicas de seguridad que vaya en una misma línea con mecanismos de prevención situacional y de participación ciudadana en la cual se encuentren vías diferentes a la aprehensión policiva.
Finalmente, busca desnaturalizar el concepto de inseguridad y dar validez a trabajos estadísticos y otros métodos cuantitativos que hoy en día se realizan para hacer una caracterización del crimen.