Los indicadores de competitividad y sustentabilidad empleados para evaluar a las ciudades actuales donde se pone en escena proyectos y planes estratégicos de desarrollo urbano, de infraestructura vial, de equipamientos con tecnologías renovables y altos estándares de diseño ambiental y urbanísticos, develan por efecto, las condiciones de dos grupos poblacionales impactados, por un lado, quienes siendo oriundos y/o viajeros demandan una ciudad paisaje de disfrute, y por el otro, aquellos habitantes expulsados de la ciudad central a la periferia, quienes, en su mayoría se ven afectados en su quehacer cotidiano por los planes de reasentamiento implementados.
Las consideraciones planteadas en el presente trabajo, no solo representan el sentir de las comunidades reasentadas sino el deber ser de las instituciones frente a las mismas, las cuales no solo deben garantizar los derechos humanos y económicos, sino que deben contribuir al ordenamiento del territorio bajo principios equitativos, participativos y justos.
El concebir un proceso de reasentamiento formulado y ejecutado en vinculación directa con las poblaciones impactadas por obra, no solo permitirá abandonar los enfoques unidireccionales sino que obtendrá en consecuencia; primero, recuperar la credibilidad y confianza en las instituciones, segundo, tener la aprobación y representación de los lineamientos dispuestos en dichos planes, y por último, el fortalecimiento de las redes solidarias y comunales y todas aquellas acciones colectivas de apropiación y empoderamiento del territorio; quienes, como se estudiará a continuación, tiene conexión y responsabilidad directa con los modos de habitar y el estado de armonía o convivencia de las comunidades reasentadas.