El alcalde Enrique Peñalosa presentó a los bogotanos la creación de la empresa metro como sociedad anónima de capital público en su totalidad. Esta empresa estará dedicada exclusivamente a la gestión del metro de Bogotá para lo cual contará con recursos propios.

Para la constitución de esta nueva empresa se presentaron como socios el Distrito, el Instituto de Desarrollo Urbano (IDU), la empresa de Renovación Urbana, el Instituto Distrital de Turismo y TransMilenio. Estas entidades aportarán inicialmente cuatro mil millones de pesos que garanticen su funcionamiento en 2017.

La creación de esta empresa fue autorizada por el concejo de la Capital en abril del presente año, siendo este uno de los requisitos impuestos por el gobierno nacional para que el Distrito recibiera el Conpes con el que se apoya desde el ejecutivo el proyecto del metro.

Para el profesor de la Universidad Nacional sede Medellín, Iván Sarmiento, es un poco tardía la constitución de la empresa ya que debió quedar desde la alcaldía de Samuel Moreno. Sin embargo, esta noticia se convierte en un paso importante para que se haga realidad un proyecto indispensable y ampliamente demandado por los habitantes de la capital.

Entre las primeras responsabilidades que enfrentará la empresa metro se incluyen la adquisición de predios, traslado de redes de servicio público, contratación de la construcción, adquisición de los trenes y consecución de créditos. Los retos que esta empresa enfrentará son inmensos ya que tiene en sus manos la responsabilidad de esta megaobra que debe ser entregada en 2022.

Dada la alta cantidad de recursos que administrará, es fundamental que esta empresa sea completamente técnica y no se convierta en un fortín político de las administraciones locales o nacionales. En este sentido, para el profesor Sarmiento, Bogotá tiene un buen ejemplo en la empresa TransMilenio o en la empresa Metro de Medellín, las cuales cuentan con una gran capacidad y fortaleza técnica para manejar el sistema, con el fin de que la empresa cumpla con su objetivo y esté liderada por un personal altamente capacitado en temas financieros, de transporte, urbanísticos y ante todo de comunicación, ya que se debe educar a la ciudad para que aprendan a usar el metro y crear toda una cultura alrededor del mismo.

El proyecto consistirá en un metro elevado con trenes eléctricos que suponen una inversión de 13 billones de pesos, los cuales corresponden 70% al Gobierno Central y 30% al Distrito.

Finalmente, el profesor Sarmiento sostiene que desde los mismos estatutos la empresa para el metro de Bogotá debe pensarse en grande, con una visión de desarrollo urbano integral, ya que el metro no es simplemente un medio de transporte, sino que por donde pasa genera una transformación urbanística.

En algunas ciudades como Singapur, el metro se ha convertido en un modelo de integración entre el transporte y el uso del suelo. Por esta razón, la planificación de cualquier línea del metro lleva consigo la planificación de otras obras de infraestructura contiguas, como centros comerciales, para que el desarrollo de la ciudad sea armónico entre el uso del suelo y el transporte.