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La Polinesia Francesa; desafíos y oportunidades de un territorio líquido

Publicado el Sunday, 10 May 2020, en Divulgación académica, Destacados

Situado a más de 15 000 kilómetros de París, la Polinesia Francesa es un enorme conjunto de pequeñas islas situadas en medio del Océano Pacífico, al sur de Hawái y al este de Nueva Zelanda. 

Isla de Tahiti / Foto Flickr - mcg1812

 

Por: Arlex Gómez – arquitecto urbanista

La superficie del Fenua como es conocido en lengua local, es de aproximadamente 5,5 millones de kilómetros cuadrados - esto incluyendo las tierras emergidas y sus aguas territoriales dentro de la Zona Económica Exclusiva (ZEE) reivindicada por Francia. Si lo comparamos con otros territorios, este equivaldría a la superficie total de la Unión Europea. 

Vista desde l’Hexagone, es una sociedad distinta, con modos de vida y cultura propios. Según datos de 2018, el territorio está habitado por alrededor de 275 000 personas. Concentrados principalmente en las islas de Tahití y de Moorea, pero también a lo largo y ancho de numerosas islas, islotes y atolones rodeados en su mayoría de exuberantes arrecifes coralinos. Debido en parte a su configuración, la densidad poblacional es relativamente baja – 68 hab/km2 frente a una media de 105 hab/km2  en el resto de Francia. 

En cuanto al clima, este se divide entre tropical en las islas próximas al ecuador y subtropical en las islas más australes. Esto, más el aislamiento, ha dado lugar a una biodiversidad de flora y fauna única -marina como terrestre-. Cabe destacar la cantidad de especies endémicas presentes. 

Administrativamente el Fenua se divide en 5 archipiélagos con características geográficas propias:

    • Las islas Marquesas; de origen volcánico y poco habitadas, se sitúan justo por debajo de la línea del Ecuador.
    • Las islas del Barlovento; archipiélago más poblado del Fenua y sede de su capital Papeete – polo económico y administrativo.  
    • Las islas del Sotavento; conocidas por sus islas de playas paradisiacas, entre las cuales la celebre isla de Bora Bora.
    • Los atolones de Tuamotu-Gambier; conjunto de pequeños atolones, poco habitados y extremadamente expuestos a los efectos del cambio climático, particularmente a la subida del nivel del mar. 
    • Las islas Australes; de relieve relativamente plano y poco habitadas, son las islas más al sur.

¿Cómo se pobló este territorio insular?

Según unas de las teorías más aceptadas actualmente, la Polinesia fue inicialmente habitada por pueblos provenientes del sudeste asiático hacia el año 5 000 A.C. Gracias a la fabricación de sofisticados objetos de navegación y a un conocimiento preciso del firmamento, estas tribus lograron conquistar la inmensidad del océano pacífico, convirtiéndose así en los primeros grandes navegantes de la historia de la humanidad. 

Partieron de lo que actualmente es China, para instalarse en Taiwán, luego sobre el archipiélago filipino para finalmente extenderse más allá de Nueva Caledonia, en la actual Micronesia. Para el siglo XVI llegaron los primeros europeos como parte de diferentes expediciones. El primero fue el portugués Fernando de Magallanes bajo directiva española. Pero no fue hasta 1842 cuando Francia impone un protectorado después de haber acordado el tratado de anexión del territorio con Pomare V, el ultimo rey de Tahití. 

Colletivité territoriale d’outre-mer o Colectividad territorial de ultramar 

A partir de 1942, en plena Segunda Guerra Mundial, la Polinesia Francesa adquiere el estatus de “territoire d’outre-mer”. Es decir, un territorio con un alto grado de autonomía al interior de la República Francesa. Este estatus ha ido evolucionando con el paso de los años, recientemente afianzado en 2004. Actualmente el territorio posee instituciones propias tales como un presidente y un gobierno local, un parlamento y un consejo económico, social y cultural. Ellas se encargan de todo lo relacionado a las leyes de trabajo, medio ambiente, minería, salud, desarrollo territorial, la educación primaria etc. El Estado francés por su parte, se encarga de garantizar los derechos civiles y electorales, la educación superior, la defensa, la política exterior, la seguridad y el orden público, entre otros. 

Realidades y desafíos del Fenua POSTER SAGE 06 ISLV

En términos de infraestructura y de acceso a bienes y servicios, un fenómeno de fuerte polarización es observado alrededor del archipiélago del Sotavento. En efecto, la población y la actividad socioeconómica se concentran principalmente en la isla de Tahití donde se encuentra la capital Papeete. De hecho, es aquí donde se sitúa el único aeropuerto internacional y la infraestructura portuaria más importante. También es sede del único centro universitario y del centro hospitalario más grande del territorio. 

La actividad económica gira en un 85% alrededor de la actividad terciaria con el turismo en primera línea – más de 180 000 turistas lo visitaron en 2015. En cuanto a la actividad primaria, la pesca y la agricultura representan apenas un 3%. Dentro de estas, la perlicultura, aunque su volumen ha bajado recientemente, representaba el 58% de los productos de exportación en 2015. En contraparte, los derivados del petróleo y los vehículos son los productos más importados, representando el 10,2% y el 4,1% del total respectivamente. 

Si bien es cierto que su PIB en 2014 era de 3,9 miles de millones de euros con un PIB per cápita de 20 300 euros, posicionándolo entre los más elevados de la región Australasia, un 20% por cierto de la población vive bajo el umbral de la pobreza. La tasa de desempleo pudo haber alcanzado un record de 25% en 2015, incluso más alto en los archipiélagos más alejados del centro económico. Esto ha contribuido en gran medida a que muchos jóvenes decidan dejar el territorio en busca de mejores oportunidades en el extranjero. 

En cuanto al acceso a la vivienda especialmente social, los programas no están lo suficientemente adaptados para responder de forma satisfactoria a la creciente demanda producto de un crecimiento poblacional acelerado. En temas medioambientales, los desafíos también son importantes. Debido a la fuerte antropización del litoral mediante terraplenes y muros de contención, se han producido daños y degradaciones consecuentes en la barrera de coral de muchas islas. La legislación medioambiental actual en temas de desechos y de contaminación costera está, indudablemente, muy poco desarrollada si se compara con el resto de Francia.

Los desafíos son muchos y en diferentes áreas. En este sentido, la respuesta tendrá que venir de una visión global, integrada, con una temporalidad realista y con unos objetivos alcanzables. De un plan que responda a las aspiraciones compartidas de su población y de políticas públicas encaminadas a construir un verdadero proyecto local. De una herramienta legal capaz de estructurar la acción gubernamental a largo plazo. 

Construcción del primer proyecto de desarrollo territorial sostenible a través de un plan maestro general o “Schéma d’Aménagement Général de la Polynésie française (SAGE) “

En la tradición francesa de la planificación urbana y territorial, un schéma d’aménagement o plan maestro es una de las herramientas más importante y de referencia para cualquier iniciativa destinada a intervenir sobre un territorio. Evidentemente, es un documento dotado de un marco legal amplio, sirviendo de base para otros más puntuales – a escala de un departamento, de una mancomunidad o de una aglomeración urbana. De forma general, este establece una acción coordinada entre los diferentes niveles de la acción pública con el fin de determinar una ruta coherente en temas de desarrollo económico, social, ecológico etc. También facilita una visión integral del territorio destinada, entre otros, a reducir las desigualdades socioespaciales y a la protección del medio ambiente. 

En 2017 el gobierno polinesio a través del Ministerio del Hábitat y del Desarrollo Territorial encarga la elaboración de su primer SAGE a un conglomerado de oficinas especializadas en planificación urbana bajo la coordinación del Institut Paris Region - la agencia de urbanismo de la Región Île-de-France. 

¿Qué contiene exactamente el SAGE de la Polinesia Francesa?

Se trata de un documento prospectivo con una visión de desarrollo sostenible e integral a 2035, construida a partir de una serie de objetivos. Uno de ellos es el fortalecimiento de la configuración territorial. Es decir, reducir la disparidad entre archipiélagos a través de una mejora sustancial en temas de vivienda, empleo, servicios y transporte. Asimismo, el SAGE tiene como propósito la preservación y el desarrollo de las continuidades ecológicas y paisajísticas, intensificando las áreas urbanizadas existentes y economizando el espacio no construido. Por otra parte, también busca la autonomía energética del territorio y la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero a través de la implementación de fuentes de energía renovable, tales como la eólica y la mareomotriz. 

Para alcanzar estos objetivos, las orientaciones preconizadas dan prioridad a varias acciones, especialmente a las relacionados con el desplazamiento de bienes y personas entre las diferentes islas y archipiélagos, la buena gestión del espacio marino, la preservación del patrimonio físico y cultural, así como a la mejora en el acceso a las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación.  

¿Cómo está compuesto el documento?

El SAGE se compone de dos tomos. El primero contiene los ejes de desarrollo privilegiados por el gobierno local en función del diagnóstico establecido y las evoluciones posibles. El segundo tomo contiene el proyecto de desarrollo sostenible para los próximos 20 años (Projet d’Aménagement et de développement durables - PADD), así como los cinco planes maestros para cada uno de los archipiélagos que conforman el Fenua. 

A su vez, cada uno de estos cinco planes maestros contiene un documento de orientaciones generales que traduce los principios del PADD en función de los desafíos de cada archipiélago, un plan de implantación de equipamiento de interés territorial y un plan de preservación de la continuidad paisajística – trama verde y azul. Otros documentos constitutivos son los mapas, esquemas de principio y diagramas tridimensionales. La representación gráfica ayuda no solo a la comprensión del proyecto de desarrollo sostenible, también facilita la traducción reglamentaria posterior. Al final, la idea es proveer una interpretación espacial precisa de conceptos muchas veces abstractos y amplios. 

Actualmente se encuentra en etapa de concertación pública. En esta fase, el gobierno local es el encargado de presentar el documento ante los ciudadanos a través de reuniones públicas de concertación a lo largo y ancho de los 5 archipiélagos. Una vez enmendado, será aprobado y pasará a constituirse en el documento de planificación territorial de referencia, en el que se apoyarán los planes locales de urbanismo de las diferentes municipalidades y el plan de gestión del espacio marítimo.    

A través del SAGE, la Polinesia Francesa traza la ruta a seguir durante los próximos 20 años. Un camino que le permitirá comprender y sobrepasar muchos de sus contradicciones actuales. Por un lado, el papel del mar en su configuración territorial. Hasta ahora ha sido relativamente poco valorizado, sin embargo, su protección, así como su aprovechamiento de forma equilibrada, son tareas indispensables con vista hacia el futuro. 

Por otra parte, la dificultad que representa la dispersión geográfica frente al imperativo de una sociedad en igual condición de oportunidades. Es decir, que desde el atolón habitado más pequeño y alejado hasta la isla más grande, la población pueda tener acceso a la salud, la educación, la cultura, a las nuevas tecnologías, a un transporte eficiente, a un trabajo digno etc., con el fin de limitar la desigualdad social y territorial. 

Finalmente, las islas, por su naturaleza, son territorios de recursos finitos, potencialmente vulnerables frente al cambio climático. Numerosos atolones habitados de la Polinesia ya comienzan a experimentar los efectos de la subida del nivel del mar. Es por ello que un desarrollo sostenible no es sólo deseable sino un objetivo primordial. La construcción de un modelo basado en la valorización del patrimonio cultural y el aprovechamiento inteligente y razonable de los recursos naturales, marítimos como terrestres, debe ser sin duda, la ruta a seguir. 

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    • Etiquetas: Polinesia Francesa, territorio
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