Con el fin de reducir el riesgo que el deterioro de la calidad del aire ha traído a los habitantes del Valle de Aburrá, el Área Metropolitana, con el apoyo de diferentes universidades, presentó en el mes de enero el Protocolo del Plan Operacional para enfrentar Episodios Críticos de Contaminación Atmosférica -POECA- para Medellín y los municipios vecinos. Un método de acción que estipula medidas específicas en caso de ser anunciada una contingencia por alerta roja.

Según el protocolo un episodio de contaminación se presenta cuando se alcanza una concentración de contaminantes que por sus valores y tiempos de exposición ameritan la declaratoria de una alerta y que deben entenderse como una afectación a la salud de la población del ambiente mismo.

Los pasados 18 y 19 de enero, cuatro estaciones, de las ocho que hay en total, registraron un cambio de calificación de “moderada” a “dañina” a grupos sensibles. Frente a esto explica Carmen Helena Zapata, Coordinadora del laboratorio de Calidad de Aires Calaire de la UNAL, que con el inicio de todas las actividades después de vacaciones, se han tenido niveles de contaminación crecientes, pero no de alerta como para reportarse en nuevo episodio crítico.

Entre varios que existen, los motivos más frecuentes por los que se está contaminando el ambiente en esta zona pasan a hacer protagonistas los automotores, las industrias y las cualidades topográficas “nosotros no podemos controlar ni la topología del valle ni el clima entonces lo único que podemos hacer es tomar medidas para mejorar el control de emisiones” agregó Zapata.

Desde el 2012, comenta la coordinadora de CALAIRE, se empezó hacer un análisis de tendencia de contaminación material particulado en el que a través de un tratamiento histórico se encontró, que tiempo atrás, existió una reducción de la contaminación cuando los vehículos con motor cambiaron la calidad del combustible. Sin embargo, para el 2012 y 2013, se registró un crecimiento desmesurado del parque automotor especialmente en la compra de motocicleta, “entonces en el protocolo hay varias cosas sobre lo que se debe hacer, todo lo que es el monitoreo, si hay que hacer mediciones especiales en algún punto especial”.

Como, por ejemplo, la aplicación del pico y plata a seis dígitos diarios cuando la alerta roja esté en fase I; de presentarse la contingencia ambiental, los municipios adscritos al AMVA deberán restringir la circulación de vehículos de carga durante ocho horas por día, se alargará el servicio del metro una hora en la mañana y una en la noche y cuando las industrian estén expulsando una cantidad mayor a la permitida de partículas, no podrán operar cuando se esté en alerta roja fase II.

De esta manera, y con un plan de acción a largo plazo, las entidades encargadas esperan combatirá efectivamente el deterioro del aire y del ambiente de la región. Para Carmen Helena, los esfuerzos reunidos para lograr este objetivo se deben consolidar con acciones externas y no solo cuando aparezca la contingencia ambiental “mantener la red de monitoreo funcionando, hacer el índice de calidad de aire a diario, informarle a la comunidad. Con esos índices la autoridad ambiental y los académicos hacemos un seguimiento a como está evolucionando el índice de concentración y la calidad de aire”.

Es importante resaltar la participación de las diferentes universidades en el proceso de investigación y formalización del POECA, entre ellas la Universidad Pontificia Bolivariana, la Universidad de Medellín, la Universidad Nacional de Colombia, entre otras.

Nota: Los actores responsables en la implementación de dicho protocolo son el Área Metropolitana del Valle de Aburrá y los municipios y para la coordinación interinstitucional e intersectorial requerida, se utilizarán los consejos metropolitanos de Gestión de Riesgos de Desastres, Ambiental y Movilidad.

Consulte el POECA completo aquí