Para el profesor Viviescas, el Área Metropolitana del Valle de Aburrá (AMVA) se ha ido consolidando desde hace varias décadas, creando una cultura de planeación cooperativa entre los 10 municipios que la conforman: Barbosa, Girardota, Copacabana, Bello, Medellín, Envigado, La Estrella, Itagüí, Sabaneta y Caldas.

Esta cooperación, dijo el arquitecto, les ha permitido a los municipios tener una relación positiva con la región “no solamente porque necesitan de ella para sostenerse, sino porque en las áreas metropolitanas los procesos de ordenamiento y de planeación adquieren un soporte muy fuerte en términos de cohesión”.  

No obstante, el profesor reconoció que “la autonomía de los municipios ha impedido que el AMVA, además de conformarse físicamente, se pueda configurar en un ente que se piense a sí mismo de una manera integral y pueda consolidar lo que podría ser el referente de la vida metropolitana en el país”.

Precisamente, sobre el fenómeno de la metropolización Viviescas explicó que “esta es posiblemente la última etapa de urbanización que se está generando en el mundo”, teniendo en cuenta que la gran mayoría de la población está viviendo en zonas urbanas, a tal punto de que se estima que en el 2050 el 70% de la población vivirá en centros urbanos.

“La especie humana va a tener como nicho existencial las ciudades, pero estas ya no son las mismas en los procesos de metropolización, sino que se convierten en otras formas de existencia con características diferentes”, señaló el urbanista.

En este sentido, el profesor indicó que más allá de los 10 municipios que conforman el AMVA y que tienen autonomía para la gestión de sus intereses, lo que se puede observar es una sola extensión, ocupada por una función social, con más de 4 millones de habitantes “viviendo cotidianamente y creando una nueva forma de cultura, de relacionarse con la naturaleza, con el conocimiento y con ellos mismos”.

Por esto, Viviescas manifestó que con este proceso la ciudadanía adquiere su verdadera connotación, ya que la idea local se rompe con la metrópoli contemporánea, “en el sentido de que se tienen los mismos derechos independientemente de dónde se nace porque los une la relación comercial, cultural, de conocimiento, etc.”.

Finalmente, explicó que este surgimiento de una vida metropolitana está poniendo en cuestión todos los marcos de dominio y relacionamiento que se tenían y que ya no alcanzan a comprender de una manera racional las nuevas demandas que se presentan por parte de la ciudadanía.