La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), en su informe semestral de perspectivas, estimó que el Producto Interno Bruto (PIB) para Colombia tendrá un crecimiento en 2016 de 2,1 por ciento, y en 2017 de 2,5 por ciento. Esta es una corrección a la baja, ya que en el mes de junio este mismo organismo proyectaba crecimientos de 2,4 por ciento y 3 por ciento, para estos mismos años.

Según el informe de la OCDE esta reducción en las perspectivas se debe, entre otras, a la incertidumbre que hay frente a las decisiones que tomará la Reserva Federal de Estados Unidos en su política monetaria, así como a la situación adversa que atraviesan en su economía países emergentes como China y Brasil.

Al respecto, el profesor de la Universidad de la Sabana Diego Guevara, sostiene que en Colombia la estructura productiva está completamente debilitada, tanto que, incluso con una tasa de cambio fuertemente devaluada no despega la industria y, lo que es aún más preocupante, nuestra economía depende del sector minero energético, tanto para generar ingresos fiscales como para estabilizar la balanza comercial. A pesar de esto, según el profesor Guevara no se ha hecho un cambio estructural, y tampoco hay una intensión de hacer una industrialización en el país sino, más bien, de centrarse en servicios y otros sectores que no son intensivos en empleo.

Para Colombia, se espera que estos bajos crecimientos sean enfrentados gracias a una dinamización de la demanda externa, la superación del fenómeno del niño y la recuperación de los precios del petróleo. Sin embargo, estos son eventos que dependen de variables externas no controlables por parte de los planificadores de la economía nacional, por lo que es necesario tomar medidas locales que permitan mayor estabilidad.

En este sentido, la OCDE considera que Colombia debe sacar adelante la actual reforma tributaria como instrumento fundamental para alcanzar un solvento fiscal que garantice el adecuado funcionamiento del gobierno central sin que se vea afectado el gasto público. Pero además, el informe argumenta que el país debe trabajar en el mediano plazo en reducir la informalidad del mercado laboral, promover la inclusión financiera e incrementar la inversión pública.

La OCDE ha presionado mucho la reforma tributaria con el argumento de que Colombia podría perder el grado de inversión, lo que afectaría la inversión extranjera y generaría una depreciación de la tasa de cambio. De esta forma, para el profesor Guevara lo que recomienda la OCDE son unas medidas ortodoxas que no necesariamente son buenas en términos redistributivos.

Además, según el profesor Guevara no necesariamente una reforma tributaria va a estabilizar la situación, primero porque seguirá dependiendo de los precios del petróleo en parte y, segundo, porque en la discusión que la reforma enfrenta en el congreso, seguramente tendrá modificaciones el texto original que a la final no será estructural sino una colcha de retazos, que tendrá un mensaje de estabilidad fiscal para las calificadoras pero a un coste distributivo importante.

Vale la pena recordar que Colombia, desde hace unos años, ha estado tramitando su ingreso a este selecto grupo, el cual ya ha sido aprobado por 17 de los 23 comités que hacen parte de la OCDE.

Finalmente, a nivel mundial este organismo mantuvo su perspectiva de crecimiento para 2016 en 2,9 por ciento y elevo 0,1 puntos la tasa de crecimiento para 2017 que alcanzaría el 3,3 por ciento.