En diálogo con Fernando Viviescas, profesor del IEU, en el programa radial Observatorio de Gobierno Urbano, de RadioUNAL 98.5 FM, Federico Vargas habló del mal estado de la Ciudad Universitaria de Caracas, a propósito del artículo que publicó en el diario The New York Times titulado “Las ruinas de la Universidad Central de Venezuela son el espejo de un país que agoniza”. 

La Ciudad Universitaria de Caracas fue declarada Patrimonio de la Humanidad en diciembre de 2000, sin embargo, dos décadas después “comienza a verse claramente su deterioro”, dijo el profesor Vegas. 

“La declaración es un gran premio pero pareciera que hubiese sido una sentencia de asfixia, de desdén, de abandono, que se hizo patético cuando se cayó un tramo de los pasillos del campus, un lugar que no es simplemente para caminar sino que es una expresión artística en sí mismo”, expresó. 

El profesor Fernando Viviescas sostuvo que el artículo escrito por Federico Vegas plantea un problema esencial: “muestra cómo la ciudad se va deteriorando como forma de existencia, y la universidad que puede ser el faro para resolver el problema, empieza a caerse”. 

Para el profesor del IEU la “complicada” situación de la Universidad de Venezuela demuestra la desconexión existente entre los campus universitarios y la ciudad y sus habitantes. “Tenemos que restablecer y fortalecer las relaciones con la ciudad”, insistió el arquitecto. 

“Llama la atención cómo se rompen esas relaciones y cómo se puede pretender establecer un estado sin reconocer el papel importante que una de las principales universidades de América Latina puede jugar en la construcción de una determinada propuesta de sociedad y cultura”, afirmó el profesor Viviescas, en relación a la crisis política, económica y social por la que atraviesa Venezuela. 

El profesor Federico Vegas, arquitecto de la Universidad Central de Venezuela, explicó que su país está en un proceso de destrucción en el que ya debe prefigurar la construcción. “Por ejemplo, si salvamos la ciudad universitaria hay que cambiarle el destino, el sentido, hay que llenarla de lugares donde vayan todos los habitantes de la ciudad”, manifestó. 

“Cuando le quitas los fondos y el papel central en la sociedad a la universidad se está acabando con el futuro. Las soluciones económicas pueden resultar, pero eso no implica una solución permanente. La educación es la que está recibiendo los golpes más duros de la crisis y en la que habrá más consecuencias”, agregó. 

La belleza y la fragilidad

El escritor Federico Vegas expresó que “la belleza es frágil y nada más frágil que una obra de arte. La Universidad Central de Venezuela es muy frágil”. 

“La fragilidad de la ciudad universitaria no solo radica en su belleza, también tiene que ver con su aislamiento. Es decir, si la ciudad universitaria formara parte de la ciudad como las universidades clásicas, tendría vida todavía porque estaría conectada con otras funciones. Pero cuando los estudiantes y profesores van a sus casas, es una ciudad vacía, muerta, lo que empeoró desde la llegada de la pandemia”, precisó el arquitecto.

En ese sentido, aseguró que “la ciudad universitaria es hoy el lugar más frágil de la ciudad, donde pueden ocurrir las peores tragedias en función de lo que hay actualmente y lo que podría dejar de existir”.  

Unión de los ciudades universitarias latinoamericanas

Para el profesor Vegas, “las universidades en Latinoamérica deben unirse, como un tejido. Deben  dejar de mirar a Europa y Estados Unidos para crear más conexiones en la región. Qué es latinoamérica se debate en las universidades. Vamos a unirnos para conectar juntos con la realidad latinoamericana”.

El profesor Viviescas reiteró que las universidades deben convocar más. “En este momento, cuando las ciudades se han convertido en la obra fundamental para la existencia humana hacia el futuro, si salimos del Covid-19 más o menos indemnes, vamos a tener que mirar el asunto de la conexión entre universidades de la región, considerando que  son las grandes demandantes de conocimiento”.