A partir de esta idea, Roberto Amette, arquitecto de la Universidad de Buenos Aires, repasa la actualidad y los desafíos del urbanismo en Bogotá, Buenos Aires y América Latina. 

El arquitecto Amette, quien también es magíster en Planificación y Desarrollo Urbano de la Pontificia Universidad de Chile, participó en el taller “Bogotá río”, organizado por el Departamento de Arquitectura y Urbanismo de la Facultad de Artes de la U.N. En diálogo con la Agencia de Noticias UN, compartió sus puntos de vista. 

Agencia de Noticias UN (ANUN): En Bogotá se está hablando de un déficit en espacio público, ¿cómo abordar dicha problemática? 

Roberto Amette (R.A.): El espacio público es una decisión política. No es que no haya acceso a este, sino que está concentrado en algunos lugares donde unos lo disfrutan más que otros. En estos días en Bogotá hemos visto sitios de buena posición económica, con espacios muy lindos, muy agradables, con equipamiento, servicios y forestación, pero también lugares que no tienen nada. 

ANUN: ¿Cómo es esta situación en Argentina? 

R.A.: Creo que los problemas de Bogotá son similares a los que tenemos en cuanto a pobreza, transporte, accesibilidad y segregación. Ustedes tienen una geografía, una naturaleza que condiciona muy fuertemente el crecimiento y la conformación de la ciudad, mientras que nosotros tenemos un terreno plano, el cual plantea retos diferentes. 

ANUN: Hemos hablado de Buenos Aires, de Bogotá, y en general de una región con grandes metrópolis como São Paulo, Río de Janeiro o Ciudad de México. En ese sentido, ¿cuáles son los retos de los gobiernos frente a las ciudades pequeñas e intermedias? 

R.A.: El reto es desarrollar ciudades que garanticen buena calidad de vida, trabajos; que eviten la migración de personas a grandes centros metropolitanos en busca de nuevas oportunidades. Existe una creencia de que en la gran urbe están las oportunidades, pero no siempre es así. Por eso hay numerosos asentamientos marginales. 

ANUN: ¿De qué manera se manifiesta dicha problemática en Buenos Aires? 

R.A.: Allí hay entre 250 y 300 asentamientos marginales, en el más grande de los cuales viven 35.000 personas. Son sitios sin infraestructura, sin calles, sin servicios, sin títulos de propiedad, con construcciones irregulares, un tejido social deteriorado en el que entran problemas como el narcotráfico. Esto también sucede en Bogotá, Río de Janeiro y muchos otros lugares de América Latina. 

ANUN: En ese contexto, ¿cuál es la principal tarea para la región? 

R.A.: es necesario involucrar compromisos políticos y económicos a partir de la arquitectura, el urbanismo y todas las disciplinas con el fin de que la sociedad sea más justa y se reduzca la segregación, es decir que la ciudad sea la expresión física de una mayor igualdad.