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El debate del Sisbén más allá de las inconsistencias palpables

Publicado el Monday, 28 November 2016, en Divulgación académica

El debate se enfoca en un problema de orientación política y social.

De acuerdo al Departamento Nacional de Planeación (DNP), el Sistema de Identificación y Clasificación de Potenciales Beneficiarios para Programas Sociales, Sisbén, es un instrumento para facilitar la movilidad social que permite garantizar que la inversión social llegue a quien verdaderamente lo necesita. Con el Sisbén, el DNP clasifica a la población de Colombia, primero el más pobre, hasta el último el más rico, a través de un sistema de información que ordena a la población por su calidad de vida e identifica a la población potencial beneficiaria de programas sociales en diferentes entidades del Estado (ICBF, Ministerio de Agricultura, SENA, Ministerio de Salud, ICETEX, Departamento para la Prosperidad Social, Ministerio de Trabajo, Ejército de Colombia y Ministerio de Educación).

El Sisbén como instrumento para cerrar brechas, ha sido objeto de diversas críticas e inconsistencias, así lo evidencian las alertas lanzadas hace algunos meses por parte de Simón Gaviria, director del DNP, tras dar a conocer preocupantes cifras en varios sectores del país. En este sentido, Gaviria empezó hace un año un trabajo de depuración del Sisbén, básicamente se tomó la información que da la ficha del Sisbén y se cruzó con otras bases de datos para verificar la información.

Sin embargo, el trasfondo de la polémica va más allá. De acuerdo a la visión y el análisis del profesor, investigador y co-director del Centro de Investigaciones para el Desarrollo (CID), de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional, Oscar Rodríguez Salazar, la idea central reside en los procesos de focalización, “cuando el Estado recurre a un conjunto de personas para clasificarlas como beneficiadoras de un subsidio se usa un sistema estadístico, el cual, supuestamente, debe ser lo suficientemente robusto para identificar quién realmente merece el subsidio. Se duda mucho de esos programas de clasificación, ya que las variables que se utilizan siempre están bajo la voluntad del investigador que puede decirnos quién o con qué criterios se puede clasificar una persona como pobre”.

Además, indicó que “el problema reside en la mala utilización de un instrumento que hace que mucha gente se cuele en el sistema, que se identifiquen como pobres cuando realmente no lo son y que son errores de inclusión y exclusión de personas pobres que no se logren identificar como tal. Se cree que con ese tipo de instrumentos se hace más eficaz las políticas sociales, esa es una de las consideraciones preliminares para poder entrar a debatir sobre lo que significa el Sisbén”.

En cuanto a las encuestas, se encuentra que la gente maneja las encuestas, el profesor Rodríguez afirma que en términos coloquiales “se resulta haciendo trampa”, para que el sistema sea confiable es necesario que haya cierto tipo de control social, es decir, que la comunidad sepa: (i) cómo está la clasificación y (ii) que el instrumento sea democrático, es decir, que la tecnocracia no esconda las ponderaciones que se utilizan en la encuesta del Sisbén sino que sea una decisión de carácter democrático. Por ejemplo, tomando el caso de Nariño, en donde se hallaron 23.386 inconsistencias por parte del DNP, ganarían mucho más si se toman políticas universales, para que no se queden en políticas de carácter focalizado. Debido a los errores de exclusión e inclusión que mencionó el profesor Oscar Rodríguez, se quiere evitar que se sigan presentando estos fenómenos, de manera tal que bajo este supuesto se haya generado la reforma al Sisbén. La idea es que se focalice a la población pobre, quiénes serían los beneficiarios, y que excluya a los sectores de altos ingresos para que no haya mal uso de esta política social.

El verdadero debate para el sector académico y de la tecnocracia, es saber sí es una buena forma de hacer política social, ya que las políticas sociales son más exitosas en la medida en que sean universales, es decir, en la medida en que no se focalicen. Este es el problema de fondo para cuestionar el funcionamiento de instrumentos como el Sisbén, académicamente se puede sustentar cómo es más equitativo e incluyente, desde el punto de vista de la ciudadanía, políticas de carácter universal.

En últimas, el profesor afirma que “es bastante controvertido y refutable pensar en que es natural que una persona sea beneficiaria de una política social ya que deben estigmatizarse en términos de pobreza, la idea es que la persona sea beneficiaria en términos de ser ciudadano”.

  • Boletín escrito para el Observatorio de Gobierno Urbano del IEU. Autor: Andrea Hernández.

    • Etiquetas: AGU
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