De acuerdo con el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de Naciones Unidas, actualmente el 55 % de las personas en el mundo vive en ciudades y se estima que esta proporción aumentará hasta en un 13 % en 2050. En América Latina y el Caribe, la Cepal estima que más del 80% de la población de la región es urbana; en el caso colombiano esta cifra es del 75%.

Las dinámicas propias de estas aglomeraciones urbanas están generando serios desafíos, entre ellos la adecuada y eficiente gestión de los residuos sólidos municipales, cuya generación está en constante aumento. No en vano en más de la mitad de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible está incluida, explícita o implícitamente, una adecuada gestión de los residuos.

Según un informe de ONU Medio Ambiente (2018), la generación de residuos urbanos en América Latina y el Caribe es de 541.000 toneladas/día, cifra que podría alcanzar por lo menos las 671.000 toneladas/día para el año 2050 (25% de aumento). Esto significa que cada latinoamericano genera un kilo de basura al día.

Esta investigación también evidenció que aunque mejoró la cobertura de recolección de residuos en la región, todavía 35.000 toneladas/día quedan sin recolectar lo que afecta a más de 40 millones de personas, especialmente de zonas marginales y algunas zonas rurales.

Una de las recomendaciones que plantea el informe frente a este panorama es la transición de una economía lineal, es decir, extraer-producir-descartar, a una economía circular pensada en diseñar productos que se conviertan en recursos para nuevos procesos productivos o generación de energía renovable, desplazando así a los combustibles fósiles. Dicho de otra manera, se trata de pasar de un sistema de gestión de residuos a un sistema de gestión de recursos.

Métodos de disposición final

De acuerdo con este informe de ONU Medio Ambiente, en la región prevalecen prácticas de disposición final de residuos inadecuada. Aproximadamente 145.000 toneladas/día son enviadas a botaderos a cielo abierto (incluyendo 17.000 t/día de desechos plásticos), lo que representa un riesgo para la salud de 170 millones de personas en la región, además de los graves impactos ambientales.

En promedio, los residuos sólidos urbanos generados por el 54,4% de la población de América Latina y el Caribe en 2010 se depositaba en rellenos sanitarios; el 18,5%, en vertederos controlados; y el 27,1%, en vertederos a cielo abierto, quema u otras prácticas inadecuadas. En Colombia, según la Superintendencia de Servicios Públicos Domiciliarios y el Departamento Nacional de Planeación (DNP), en 2017 todavía existían 41 botaderos a cielo abierto.

A nivel regional, dice el informe, Colombia y Chile presentan las tasas de cobertura con rellenos sanitarios más elevadas (superiores al 80%), seguidos por El Salvador (78,2%). En efecto, desde 2002 hasta 2010, la disposición final de residuos sólidos urbanos en rellenos sanitarios se incrementó del 22,6% al 54,4%, reduciendo simultáneamente la cifra correspondiente al uso de basureros como destino final de 45,3% al 23,3%.

En consecuencia, las recomendaciones de Naciones Unidas son proceder al cierre continuo y progresivo de los botaderos a cielo abierto, garantizar un servicio de recolección de residuos regular y confiable que atienda al 100% de la población y una identificación y tratamiento adecuado de todas las corrientes de residuos. Adicionalmente y teniendo en cuenta que el 50% de los residuos generados son orgánicos, promover la separación en origen y la recolección diferenciada de los residuos secos y orgánicos, contribuir a la seguridad alimentaria reduciendo la cantidad de residuos de comida y la prohibición gradual de recibir residuos biodegradables en rellenos sanitarios.