Escrito por:
Juan Carlos Buitrago Arias*
Brigadier General (r)

La experiencia policial en sus 17 policías metropolitanos vigentes demuestran que este modelo es altamente exitoso, práctico y efectivo, que facilita no solo la coordinación y asignación de obligaciones de los actores de la seguridad, sino que permite mayor y mejor concentración y distribución de recursos humanos, físicos y financieros.

Se espera su puesta en marcha a mediados del próximo año, y aunque la construcción de las instalaciones está en el 5 %, su evolución depende del cumplimiento de los compromisos presupuestales a cargo de la Alcaldía. Por su parte el Gobierno Central y la Policía Nacional avanzan en la asignación de los uniformados requeridos que serán alrededor de 450 profesionales de policía, y el incremento de las patrullas vehiculares y motorizadas. Hace un mes llegaron 85 motocicletas que ya están al servicio de los valduparenses en sus 55 cuadrantes de policía.

Para el Cesar, para Valledupar y para los colombianos, turistas y extranjeros, contar con una unidad policial de las características de una Policía Metropolitana significará seguir fortaleciendo las condiciones de convivencia y seguridad ciudadana en la capital y su zona conurbada, que integra los municipios de La Paz, San Diego, Manaure y Codazzi, los cuales han mostrado importantes síntomas de mejoramiento y alivio. 

En el año 2020, hubo 1.516 delitos menos que en 2019, representando una reducción del 22 %,  el homicidio por ejemplo se redujo en un 30 %, las lesiones personales en 17%,  el hurto a residencias en 45 %, el hurto a personas en 17 %, el hurto al comercio en 43 %, el hurto de automotores en 55 %, el hurto de motocicletas en 42 % y el abigeato en un 59 %. 

Si bien la pandemia de Covid-19 tuvo incidencia en esta reducción, es necesario resaltar una mejoría en la disciplina ciudadana, así como el esfuerzo sin descanso de la Policía Nacional, reflejado en la desarticulación de 17 grupos delincuenciales, la incautación de 176 armas ilegales y la captura 1.119 personas, destacándose un aspecto particular y es que el 89 % (995) de estas aprehensiones han sido en flagrancia, lo que reafirma la oportunidad y eficacia del servicio cotidiano policial. 

Los desafíos  en materia de convivencia y seguridad ciudadana son enormes y la tarea de contribuir en su mejoramiento no es solo de la Policía. Esta reconfiguración del servicio policial para Valledupar solo se verá traducida en un cambio diametral en la tranquilidad y seguridad de la ciudad, si los demás actores responsables de la seguridad, comenzando por el alcalde de la capital y los demás mandatarios le apuestan a estos propósitos, ejercen con sensatez y respaldo su función como Jefes de Policía y cumplen con las obligaciones aún pendientes, que determina la Ley 1801 del 2016, Código de Convivencia y Seguridad Ciudadana. 

La zona metropolitana de Valledupar se consolida cada vez como zona de paso y de oferta de ocupación informal. La migración ilegal venezolana, el mal uso del espacio público, el contrabando y el mototaxismo siguen siendo fenómenos serios que inciden negativamente en el orden social. 

Las invasiones en Tierra Prometida, Francisco Javier, Brisas de la Popa, Los Guasimales y Emmanuel y las 8 más existentes, demandan una urgente intervención integral, estructural, donde prevalezca la educación, la salud, el empleo y la atención a la niñez y a los jóvenes de hogares pobres y disfuncionales. Estas áreas marginales suelen rechazar a las autoridades, constituyéndose en zonas apropiadas para la planificación del delito y el deterioro social. 

La dirigencia política de la región debe asumir con responsabilidad el tratamiento a estas zonas invadidas, sin cálculos políticos y electorales; pues esta situación influye notoriamente en agravar los indicadores de desarrollo humano, y la delincuencia común y organizada. La tasa de desempleo en Valledupar está en el 20 %, siendo la quinta ciudad con mayor desocupación laboral del país  y  la  cuarta en inflación con el 1.4 %.  

No es posible construir un modelo de convivencia y seguridad ciudadana óptimo, si no se controla la expansión de las invasiones; también debe trabajarse en los barrios tradicionales donde impera el desorden social, como ocurre en el sur y occidente, en La Nevada, 450 años, carrera 4, Los Fundadores y Primero de Mayo, lugares donde predomina la delincuencia y el microtráfico de estupefacientes, preocupando el incremento y la proclividad de niños y adolescentes involucrados en esta actividad criminal.

Otro desafío y muy preocupante, es el grave hacinamiento penitenciario y carcelario. Difícilmente habrá convivencia y seguridad ciudadana si no se asegura un sistema judicial que sancione y garantice la ejecución de las penas y la privación de la libertad de los infractores penales y contravencionales.  

La Penitenciaría de Alta y Mediana Seguridad registra un hacinamiento del 99 % y la Cárcel Judicial del 298 %; mientras la Permanente Central, a cargo de la Alcaldía y bajo custodia de la Policía Nacional dispone de siete celdas con capacidad para 150 personas y está ocupada por 503 detenidos en condición de capturados, sindicados y condenados; presentando un registro histórico de hacinamiento del 335 %. 

La crisis carcelaria se ha ahondado debido a los ceses de actividades de los sindicatos de la justicia y el INPEC, pero también se agudiza por la sobrecarga laboral y la ausencia de auxiliares en la Fiscalía, situación que se traduce en mayores beneficios para los delincuentes por vencimiento de términos y mayor reincidencia criminal por quienes han sido favorecidos por la medida de detención domiciliaria. 

La Policía Nacional ha formulado su nueva estrategia de Innovación, Transparencia y Efectividad, orientando además sus esfuerzos hacia una mayor gestión territorial de la convivencia y seguridad ciudadana, razón por la cual resulta muy oportuna la creación de la Policía Metropolitana de Valledupar. Sin embargo, es apremiante que las autoridades locales se bajen de la bicicleta estática y comiencen a pedalear al ritmo de la Policía Nacional; comenzando por cumplir con la construcción del coso municipal, de la escombrera y del centro de traslado para la protección de los detenidos, tal como lo ordena el Código de Convivencia y Seguridad Ciudadana desde hace 5 años. 

Valledupar tiene la oportunidad de evolucionar hacia un modelo de ciudad inteligente, automatizada y con ambientes urbanos, propicios para una buena convivencia y seguridad ciudadana. Para avanzar en esta dirección es apremiante un mayor liderazgo y compromiso de las autoridades locales, con visión de futuro, proyectando la ciudad que se merecen los valduparenses. 

A veces los grandes cambios nacen en simples soluciones, y en materia de seguridad así funciona. Uno de ellos puede ser que el Alcalde tome la decisión de reparar las 297 cámaras de vigilancia electrónica, de las 392 instaladas, que hace algún tiempo se encuentran fuera de servicio e igualmente asegurar su mantenimiento. Los ciudadanos de bien, la convivencia y la seguridad, quedarían profundamente agradecidos.