Los panelistas se refirieron a la importancia de la diversidad biológica, la preservación de las especies, su relación con el mundo urbano y los conflictos ambientales que enfrentan países como Colombia. Además, explicaron la relevancia de la naturaleza en el marco de ciudades metropolitanas.

Países megadiversos 

Colombia es uno de los países megadiversos del mundo tanto en riqueza biológica como en endemismo. Por ejemplo, en plantas cuenta con 27.881 especies de las cuales 1.500 son exclusivas de nuestro territorio. Sin embargo, esa diversidad no está distribuida en todo el territorio nacional e incluso algunas de sus ciudades presentan déficit de naturaleza.

“Colombia tiene unas condiciones climáticas, geológicas y geográficas bastante especiales, haciendo que haya alta concentración de especies y una riqueza de endemismos.  Pero es uno de los países con el mayor número de conflictos ambientales especialmente en las ciudades. Por eso la apuesta es para conseguir territorios más sostenibles”, señaló el profesor  Gonzalo Andrade.

Ciudades sostenibles

El primer elemento a tener en cuenta es la relación verde urbano, reflejado principalmente en los parques de las ciudades. Esta iniciativa parte de urbanistas europeos y se ve en lugares como Nueva York. Por eso el profesor Germán Andrade resaltó la necesidad de construir un pensamiento propio en torno a la relación ciudad y naturaleza.

“Hace dos siglos comenzó la construcción de grandes parques en Bogotá. Los elementos constitutivos de su diseño son de tipo europeo con flora exótica y no nativa. como se evidencia en el parque Centenario que está lleno de eucaliptos. Hacia 1950 en el Plan de Bogotá del urbanista suizo Le Corbusier, se propone una estructura de parques y de espacios verdes para cultivar el cuerpo y el espíritu. En la segunda mitad del siglo XX se promueve el concepto de ciudad y conservación. Pero en 1992 la ciudad y la biodiversidad aparecen como conceptos antagónicos, porque en el Convenio de la biodiversidad biológica se habla de la ciudad como una amenaza a la naturaleza ” consideró el profesor Germán Andrade.  

En el siglo XXI el concepto cambió y se reconocen las interacciones en el territorio como ejes fundamentales a la hora de entender la relación naturaleza y ciudad. “En las ciudades hoy aplicamos conceptos como estructura ecológica principal, parques urbanos, biodiversidad urbana y servicios ecosistémicos urbanos”, recalcó Germán Andrade.

En el 2015, las Naciones Unidas promulgaron 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible. El ODS 11 busca desarrollar de manera sostenible a las ciudades,  porque más de la mitad de la población mundial vive hoy en zonas urbanas y se espera que para 2050, 6.500 millones de personas habiten en esos contextos, lo que equivale a dos tercios de la humanidad.

“Este objetivo busca responder a un cambio global en términos económicos, sociales y ecológicos, que ha tenido efecto en el crecimiento de la urbanización y la metropolización de las ciudades.  En el caso de Bogotá es necesario tener en cuenta tres elementos; ciudad, territorio y ambiente”, considera el profesor Pablo Leyva.

Bogotá, metropolización y conflictos ambientales

Los tres invitados plantearon la pertinencia de generar diálogos multidisciplinarios con el fin de que Bogotá realmente sea una ciudad sostenible, donde se tenga en cuenta su desarrollo urbano y la preservación de la naturaleza. ”Actualmente las distintas disciplinas entran a competir sin ningún respeto por la sostenibilidad del territorio. Por ello el planteamiento es que el desarrollo urbanístico vaya de la mano con la conservación del ecosistema. Por ejemplo, Bogotá tiene un problema vial hacia el borde norte y es necesario buscar soluciones sin que implique acabar con la biodiversidad existente en la zona” recalcó Gonzalo Andrade.  

Finalmente, el profesor Leyva se refirió a las interacciones de ciudades como Bogotá con sus municipios vecinos y las acciones que deben tomar los gobiernos para hacer más fluidas estas relaciones en un Área metropolitana. “Se necesita una nueva idea de desarrollo de la democracia y de la institucionalidad.  No se puede proponer un Plan de Ordenamiento Territorial encapsulado en los límites administrativos y políticos, se debe incorporar el resto del territorio con unas escalas progresivas. Una administración municipal no puede definir el futuro a 10 años de una metrópoli como Bogotá sin tener en cuenta a los municipios vecinos y las relaciones que se dan”.