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Transformación urbanística, la clave del éxito de los sistemas de cables aéreos en Colombia

Publicado el Domingo, 03 Octubre 2021, en Divulgación académica, Destacados

En el programa Observatorio de Gobierno Urbano, de RadioUNAL, los profesores de la Universidad Nacional de Colombia, William Castro, Iván Sarmiento y Diego Escobar, dialogaron sobre las experiencias de Bogotá, Medellín, Manizales y Pereira en la implementación de cables aéreos y su impacto en el desarrollo urbano de las ciudades. 

Transformación urbanística, la clave del éxito de los sistemas de cables aéreos en Colombia

El profesor William Castro, coordinador del Semillero de Investigación en Transporte, Movilidad y Territorio (PIT) de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional, Sede Bogotá, recordó que el cable surge como una solución a la dificultad para el transporte en zonas de ladera o con difíciles condiciones geográficas para el transporte terrestre. 

De acuerdo con el académico, en el siglo XIX surgió en Colombia la idea de comunicar la parte alta de la cordillera central con el valle del Magdalena para facilitar el comercio del café y el ingreso de productos a Manizales, por eso en 1922 se inauguró el primer sistema de cable del país con 22 estaciones a lo largo de 72 km de longitud. 

“Desde entonces el cable de Manizales marca un hito como modo de transporte en nuestro país. Sin embargo, con el auge de las carreteras este sistema se desmontó en 1968”, contó. 

Actualmente el país cuenta con este medio de transporte en ciudades como Bogotá, Medellín, Cali, Manizales y recientemente en Pereira. 

Según el ingeniero Iván Sarmiento, profesor de la Universidad Nacional de Colombia, Sede Medellín, los cables de la capital antioqueña fueron los pioneros en el mundo como transporte urbano. En 2004 inició el funcionamiento de la Línea “K” de 2.1 km de longitud, que conecta la estación Acevedo, en el norte de la ciudad, con la Comuna 1 Santo Domingo pasando por la Comuna 2 Santa Cruz; antes de la pandemia se movilizaban más de 40 mil personas, debido a que se construyó un cable turístico en este sector, Línea “L”,  con dos estaciones, que se debe pagar por aparte. “Esto supuso una transformación para la comunidad”, resaltó. 

En 2008 se inauguró el segundo cable, Línea “J”, que comunica la estación San Javier del Metro con la comuna de Robledo y el corregimiento de San Cristóbal; tiene 2.7 km y actualmente transporta a más de 20 mil personas. Posteriormente la ciudad estrenó la línea “H” (2016) y la “M” (2019) de 1 km de longitud y recientemente la Línea “P” (2021) de 2.8 km de longitud y cuatro estaciones. 

Para el profesor Sarmiento, el éxito de este sistema está en que superó la difícil topografía de la ciudad y en que está conectado a un sistema masivo de transporte público que le permite llegar a toda la región metropolitana sin tener que pagar más de un pasaje. 

“Pero también ha sido una recuperación social del territorio”, afirmó el ingeniero y resaltó la transformación urbanística que este sistema ha traído para los sectores donde fue implementado. 

“El cable es la excusa para entrar a un territorio y transformarlo urbanísticamente, las inversiones han sido mayores para el urbanismo que para el propio cable. El cable se vuelve un elemento más de esa transformación, es el detonante del desarrollo urbanístico”, manifestó.  

En ese sentido, Diego Escobar, profesor y director del grupo de investigación en movilidad sostenible de la Universidad Nacional de Colombia, Sede Manizales, consideró que una de las falencias del sistema de cables aéreos en la capital caldense es que no tuvo un desarrollo urbanístico con su implementación como en el caso de Medellín. 

“El desarrollo urbanístico es una variable fundamental para el éxito del sistema, pero en Manizales no ha sucedido así (...) La diferencia con los cables de Medellín es que en esta ciudad había una variable urbanística importante, mientras que en Manizales este desarrollo se dio escasamente en la cuadra donde se encontraba la estación de abordaje al sistema”, reconoció el académico.  

“El éxito de este sistema no solo está en la necesidad de movilizar pasajeros sino en la necesidad de un desarrollo urbanístico, en el que las ganancias a nivel social se puedan contabilizar”, expresó. 

En 2009 se puso en servicio la primera línea del cable aéreo de Manizales que comunica el centro de la ciudad con la terminal de transporte; tiene 3 estaciones con una longitud de aproximadamente 2 km. En 2014 se inauguró la segunda línea de 700 m. de longitud, que comunica a la ciudad con el municipio de Villa María, y en este momento se está cerrando la licitación para la construcción de la tercera línea de 2 km de longitud, que conectará la terminal de transporte con el sector de Palogrande. “Se espera que en unos dos años esté en funcionamiento”, sostuvo el profesor Escobar.  

Los nuevos cables: Bogotá y Pereira    

En 2018 se inauguró TransmiCable en Bogotá, un sistema de cable aéreo que conecta el Portal Tunal de Transmilenio con los barrios Mirador y El Paraíso en la localidad Ciudad Bolívar; tiene 3.3 km de longitud, 4 estaciones y transporta en promedio 21 mil pasajeros/día de lunes a viernes.  

De acuerdo con el documento Conpes 4034, se implementarán seis nuevos cables en Bogotá Región para mejorar el acceso al transporte público en los barrios que se encuentran en zonas montañosas de difícil acceso de la ciudad e incluso con los límites de la ciudad con Soacha y en el borde oriental. 

“Son un complemento a la primera o última etapa de los viajes que realizan los bogotanos en torno a Transmilenio”, dijo el profesor Castro. 

Por otro lado, el lunes 30 de agosto entró en funcionamiento el cable aéreo de Pereira; su primera línea tiene 3.4 km de longitud, cuatro estaciones: Parque Olaya, Terminal, Universidad y Las Brisas, y conecta una zona periférica con un sector universitario, con el terminal de transporte y el centro de la ciudad.  

“El sistemas ha podido conectar zonas de estratos bajos directamente con zonas productivas y educativas, superando accidentes topográficos; la inversión en tiempo medio de viaje antes de su existencia llegaba al doble del tiempo que se gasta actualmente”, explicó el profesor Escobar. 

Estudios técnicos para cada ciudad

El profesor Castro señaló que cada ciudad debe hacer los estudios respectivos para identificar qué necesidades tiene y qué beneficios traería la implementación de este medio de transporte. “No todas las ciudades del país son iguales, hay algunas ciudades ‘planas’ en la costa norte que no lo necesitarían”, indicó. 

“Lo recomendable es que haya un sistema masivo de transporte, que exista una zona de alta pendiente para conectar y que la población beneficiada sea representativa para que justifique la inversión”, agregó el profesor Iván Sarmiento. 

Para el profesor Diego Escobar, una de las variables que se conjugan para el éxito de estos sistemas es la existencia de personas que deseen movilizarse desde el origen hasta el destino del cable aéreo, teniendo en cuenta que “una de las desventajas es que es un sistema rígido y por ello la importancia de los estudios técnicos”.

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    Escrito por Paola Medellín

    Las opiniones contenidas en este artículo no expresan la posición institucional del Instituto de Estudios Urbanos de la Universidad Nacional de Colombia.

    • Etiquetas: Bogotá, Cables, Manizales, Medellín, Movilidad, OGU, Pereira
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