De esta manera, se refirió a la solicitud que la Alcaldía de Bogotá hizo para la extracción de áreas de la reserva Thomas van der Hammen con el fin de construir varios proyectos de movilidad. La propuesta inicial buscaba sustraer 150 hectáreas para desarrollar 12 corredores viales, finalmente se pidieron terrenos para tres proyectos: Avenida Laureano Gómez o carrera novena; ampliar la Avenida Boyacá para conectar con la Autopista Norte y la vía Chía-Cajicá-Zipaquirá y por último la Avenida Suba-Cota.

La Administración Distrital aclaró que se priorizaron estas vías porque tuvieron cambios y son calves para el proyecto Lagos de Torca y la conexión con el norte y con la región Sabana. Por el momento quedaron por fuera la avenida Guaymaral, la ampliación de la Carrera Séptima, Arrayanes en el occidente, Jardín y la Avenida Longitudinal de Occidente (ALO) Norte. Aunque no están descartadas estas obras es necesario que se hagan ajustes al trazado para poder hacer la solicitud a la CAR.

“La existencia de infraestructura e impactos ambientales se da en muchas partes del mundo, pero todo depende del tipo de infraestructura, el diseño y su manejo. Por lo tanto, primero se deben conocer los diseños y a partir de ahí determinar cuáles serían los impactos que tendría sobre el propósito de conservación de la reserva forestal”, recordó Ruíz.

Además, señaló que “si bien en Colombia las experiencias que tenemos actualmente del desarrollo de infraestructura genera grandes impactos de deforestación en las zonas de expansión agropecuarias, es natural que, en una ciudad como Bogotá, evidentemente, la infraestructura también tendrá impactos, pero hay que mirar cómo se diseña la obra y cuáles son las medidas de manejo y control para evitar que las vías generen impactos sobre la reserva”.