Este fue el tema de debate en el programa Observatorio de Gobierno Urbano que se transmite por U.N. Radio, en el cual participaron los profesores de la Universidad Nacional de Colombia Fernando Viviescas y Camilo Ríos Fresneda.

Para el arquitecto Viviescas, la vivienda segura debe cumplir con el concepto de seguridad, la calidad en la construcción  y los principios del urbanismo. "La vivienda es el refugio del ser humano y la base de la construcción de sociedad”.

Por su parte, Ríos consideró que “una vivienda segura además de ser el refugio humano, también pasa por el cumplimiento de las normas de calidad y eso antes no pasaba. Las personas encomendaban la construcción de las viviendas a alguien que les recomendaban, quien muchas veces no cumplía con los requisitos, ahora nos hemos dado cuenta que somos vulnerables porque desafortunadamente el mercado está disperso y algunos actores no actúan de buena fe y se presentan los accidentes”. 

Por ello, el Ministerio de Vivienda, mediante el Decreto 282 de 2019, reglamentó las medidas de protección al comprador de vivienda nueva, incorporadas en la Ley 1796 de 2016. De esta manera, se establecieron requisitos mínimos que deben acreditar el constructor, las responsabilidades ante un suceso trágico y se establece un plazo de diez años después a la expedición del certificado técnico de ocupación.

Infortunadamente, la normativa se fortalece cada vez que sucede una tragedia. Por eso “el primer Código de Construcción Sismo Resistente comenzó en la década de los 80, luego se dio la Ley 400 de 1997, que fue la base de la norma sismo resistente de 1998 y ahora tenemos la Ley 1796 de 2016”, recordó Ríos.

¿Cuáles son los principales cambios?

El profesor Viviescas señaló que Bogotá pasó de tener 2.000 hectáreas construidas a más de 50.000 y ante el auge de esta rama, el error fue dejar que los constructores tengan el control, por eso la norma y el decreto establece las responsabilidades y los mecanismos de amparo, cómo le van a responder al comprador y pólizas de seguro”.

Ríos complementó afirmando que se fortalecieron a los supervisores técnicos profesionales independientes, porque deberán revisar el trabajo de quien diseña, construye y emite el certificado técnico de ocupación.

Es muy importante definir la calidad y el buen uso de los materiales porque a veces se baja la calidad o se utiliza menor cantidad que lo recomendado para obtener mayor ganancia y esto puede terminar en tragedias. Así sucedió con el Space en 2015, o en Armenia que tras el terremoto de 1999 se dieron cuenta que las columnas de las casas no tenían hierro sino guadua.

Finalmente, quedaron dos preocupaciones: la primera es la normativa para controlar la construcción ilegal o informal y la segunda ¿quién va a pagar el costo de esos seguros? Ante el primer interrogante, se señaló que el problema no solo es de la informalidad sino que muchas veces ni siquiera los legales cumplen con los mínimos y ya se demostró la vulnerabilidad a los sismo, a las malas construcciones y al fuego. Frente a la segunda, es muy posible que sea el comprador quien asuma el costo.