En diálogo con el programa Observatorio de Gobierno Urbano, de UN Radio 98.5 FM, Luis Belalcazar, profesor de la Universidad Nacional de Colombia, afirmó que “no es adecuado tener una ciudad contaminada con una pandemia que ataca el sistema respiratorio”, por esto insistió en que los gobiernos nacional y locales deben dar prioridad a mejorar la calidad de la aire. 

Este 2020 inició con alertas naranja y amarilla en Bogotá y Medellín por la contaminación del aire. A pesar de las políticas para mejorar la situación, hasta el inicio de la cuarentena no había sido posible disminuir los altos índices de contaminación en estas dos ciudades, lo cual amenazaba con producir, al igual que el año anterior, al menos 660 muertes por enfermedades respiratorias, según el Instituto Nacional de Salud. 

Aunque este es un evento recurrente por esta época del año en la ciudades más grandes de país, resultó preocupante que los altos índices de contaminación del aire también se registrarán en  ciudades como Bucaramanga y Cúcuta. “En este momento la calidad del aire ha mejorado mucho en el país, eso se debe a, entre otros, la reducción tan drástica en la actividad antropogénica, que puede ser de hasta un 80%”, explicó el académico. 

“Encontramos que el nivel del material particulado, el contaminante que más preocupa, se ha reducido en un 50 % comparado con una época normal, sin embargo, el ozono no se redujo y eso se debe a que es un contaminante secundario, es decir, que se forma por reacciones químicas en la atmósfera”, agregó. 

El profesor Belalcázar precisó que la contaminación del aire es un fenómeno complejo, con distintas variables, que no se reduce con el confinamiento de la población. “Las reflexiones que podemos tener de todo esto es que estamos consumiendo demasiados recursos; es importante pensar en qué estamos consumiendo, cómo lo estamos haciendo y si realmente lo necesitamos”, dijo. 

La pandemia implica nuevos retos para la sociedad y la gestión de la ciudad. Actualmente se está proponiendo la reducción del uso del transporte público y la promoción del uso de la bicicleta. No obstante, esto supone riesgos por el incremento del vehículo particular y, lo más preocupante, el uso de la motocicleta. “Las motos generan, por su cantidad, un alto nivel de contaminantes, por ejemplo de material particulado”, advirtió. 

Según el profesor Belalcázar, antes de la pandemia se calculaba en 3 millones el número de motocicletas en Bogotá para 2030; actualmente se registran 600 mil. Un aumento de estos vehículos tendría serias consecuencias para la calidad del aire de la ciudad. Por otro lado, existe el desafío de reducir el uso del transporte público para evitar el contagio, situación que resulta contraria a la política de incentivo de estos medios de transporte promovida antes de la crisis para mejorar la movilidad y calidad del aire. 

Al concluir la emisión, el profesor Belalcázar resaltó la importancia de mejorar y fortalecer la comunicación e interacción entre la academia y el Gobierno Nacional para diseñar estrategias que permitan solucionar los retos que impone la pandemia del coronavirus.