Para el profesor Francisco Colom, experto que lideró el grupo focal de gobernabilidad metropolitana en el marco de “Diálogos Ciudadanos”, los modelos de gestión urbana que se han asumido en el pasado por buena parte de los gobiernos está ligado a la ciudad, sin embargo, con el proceso de conurbación estos espacios se han visto sobrepasados; “mientras la circunscripción de un municipio termina en un lugar definido, las consecuencias de ciertas situaciones traspasan las jurisdicciones municipales. Por eso hay que construir instrumentos que vayan más allá de las jurisdicciones locales para tratar los problemas metropolitanos” expresó Colom.

Para el profesor Francisco Colom, “un área metropolitana no se puede gobernar como si fuese un área municipal pero más grande, ese incremento cuantitativo supone una transformación cualitativa”. En su opinión, las medidas que se deben abordar son más complejas; los procesos de fragmentación político administrativa, los problemas de interdependencia funcional, el desbordamiento del marco territorial y la inadecuación presupuestal, desafían la gestión del territorio metropolitano.

Se debe tener en consideración que ni las áreas metropolitanas ni los procesos de metropolización han sido iguales y esto implica que el principal problema sea adecuar los instrumentos políticos y administrativos acordes a la complejidad y las características de cada área metropolitana. “No hay un modelo universal, no es lo mismo un país centralizado a un país federado o con autonomías regionales y consigo tampoco son iguales las prácticas sociales y la cultura política local”, afirmó el profesor.

Modelos de gestión metropolitana

De otro lado, el profesor Colom explicó que hay tres grandes modelos de gestión metropolitana: 1) los que consisten en una única circunscripción ampliada de manera que un municipio se expande y absorbe a los de alrededor o se fusionan en una única autoridad y se mantiene un único nivel de gobierno y 2) en los que no hay ninguna fusión sino cooperación intermunicipal para determinadas funciones y en determinadas ocasiones, funciona desde un nivel policéntrico.

“El modelo del Área Metropolitana del Valle de Aburrá (AMVA) es poco frecuente en América Latina, corresponde a un doble modelo de gobierno, donde se mantienen los municipios y hay un nivel superior que es gestionado con colaboración de estos municipios”, manifestó.

Elementos que condicionan el éxito de la gobernabilidad

Según explicó el profesor Colom, hay cuatro elementos que condicionan el éxito de la gobernabilidad. Estos son: la identidad política, la delimitación entre el reparto de responsabilidades y competencias, el asunto de la corresponsabilidad fiscal para mantener el equilibrio entre la capacidad de gasto y lograr que los servicios que se ofrezcan dentro del área tengan un carácter de igualación territorial sin beneficiar al municipio núcleo. 

Para el experto consultado por el Observatorio de Gobierno Urbano, “el éxito y la consolidación de los sistemas de gobierno de áreas metropolitanas está condicionado por el grado de legitimación política que se genere”. El deseo de preservación de la autonomía de los municipios es la tendencia propia de todo sistema político y por ello se debe preservar las competencias y no cederlas, esto es básicamente lo que va a permitir que se logre niveles de cooperación entre los distintos niveles administrativos. La legitimidad política dependerá de que los ciudadanos perciban que estos nuevos niveles de gestión metropolitana efectivamente gestionan y resuelven problemas, explicó el académico.

Finalmente, indicó que “los principales problemas que tiene el AMVA es la desproporción entre Medellín como municipio núcleo y los demás municipios, la disparidad de los socios del gobierno metropolitano; la falta de definición de una clara delimitación de las competencias jurídicas administrativas y las fuentes de financiación necesarias para los planes que se quieren desarrollar”, indicó el profesor Colom.