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Las áreas metropolitanas suponen la construcción de una nueva cultura política

Publicado el Lunes, 23 Octubre 2017, en Divulgación académica

Este engranaje le está planteando un nuevo desafío no solamente a la sociedad colombiana, sino a a los demás Estados que están generando procesos de urbanización y de metropolización.

Foto: IEU

 

El profesor Óscar Almario, director del Centro de Investigación e Innovación Social (CIIS) de la Facultad de Ciencias Humanas y Económicas de la Universidad Nacional (U.N.) Sede Medellín, analizó el estado de las áreas metropolitanas en Colombia y aseguró que este esquema asociativo está expresando un proceso de urbanización, conurbación e integración de municipios distintos, con un desarrollo desigual en términos institucionales y con grandes desafíos.

Actualmente en Colombia están legalmente constituidas 6 áreas metropolitanas: Valle de Aburrá, Bucaramanga, Valledupar, Centro-Occidente, Barranquilla y Cúcuta, que tienen como objetivo, según la Ley 1625 de 2013, ser “entidades administrativas de derecho público, formadas por un conjunto de dos o más municipios integrados alrededor de un municipio núcleo, vinculados entre sí por dinámicas e interrelaciones territoriales, ambientales, económicas, sociales, demográficas, culturales y tecnológicas que para la programación y coordinación de su desarrollo sustentable, desarrollo humano, ordenamiento territorial y racional prestación de servicios públicos requieren una administración coordinada”.

Para el profesor Almario, este proceso de metropolización se debe analizar desde dos dinámicas diferentes: la “socioantropólogica” y la “sociopolítica”.  Sobre el primer nivel, explicó que las aglomeraciones urbanas son una tendencia social que se va a mantener en el tiempo y que está generando áreas urbanas y metropolitanas en todo el mundo.

Por esto, “si esa tendencia se va a mantener, surgen inquietudes sobre las implicaciones que tiene para la vida social la experiencia de vivir aglomerados, en términos de la exigencia de recursos y la demanda de servicios que traen, no solamente de servicios básicos sino también de nuevos servicios”, dijo el académico.

Lo anterior, considerando que vivir aglomerado supone una nueva forma de vida que necesita condiciones para la movilidad, la vivienda digna y los espacios públicos, culturales y recreativos, y todo esto necesita de un orden y de una planeación.

En cuanto al segundo nivel, el profesor Almario indicó que los seres humanos están divididos en grupos, clases, intereses e identidades y todos tienen que aprender a reconocerse políticamente, por lo que hoy se está hablando de una nueva ciudadanía. En este sentido, manifestó que las aglomeraciones también traen una diversidad de sujetos y de actores, cada uno de los cuales mueve intereses distintos, por esto, “la única manera de que esos intereses no choquen es que el gobierno de las aglomeraciones metropolitanas esté en el centro de todos los procesos”, resaltó.

Esto significa que al mismo tiempo que el fenómeno sociológico de la metropolización se está dando, también se tendrá que construir una ciudadanía metropolitana, es decir, una identidad política para este espacio aglomerado.

“Pero uno no construye identidades políticas si no hay unos acuerdos básicos, una identidad de las cosas fundamentales compartidas en medio de las diferencias, como la educación, salud, empleo, espacio público, entre otros”, aseguró. 

En consecuencia, el profesor Almario manifestó que se necesita tener una visión metropolitana para llegar a un consenso sobre lo prioritario para la región. “Todo esto plantea que estamos en una dimensión política de lo metropolitano que va más allá del problema técnico del ordenamiento territorial: estamos hablando de construir una cultura política metropolitana que permita los consensos y el gobierno metropolitano”, expresó.

Según el académico, esto también supone una nueva manera de participar de la ciudadanía en la toma de decisiones y en la manera de implementarlo, es decir, la ciudadanía tiene que ser activa en señalar el proyecto de metrópoli, en priorizar y controlar el gasto y en evitar que la corrupción o las malas decisiones dilapiden los recursos de todos.

Por lo anterior, el profesor Almario planteó que el desafío de las áreas metropolitanas va a radicar en que no se reduzcan a ser entidades administrativas, sino que un cambio normativo y posiblemente constitucional debiera elevar las áreas metropolitanas a entidades territoriales con todos los atributos que ello implicaría.

En este sentido, aclaró que esto no necesariamente implica la desaparición de la autonomía de los municipios que se agrupan en las áreas, sino que podría pensarse en un ente territorial con funciones muy definidas en torno a coordinar recursos y temas estratégicos de la región. “En otras palabras, es una nueva forma de entender la relación entre centralización y descentralización”, puntualizó.  

  • Escrito por Paola Medellín

    • Etiquetas: AGU, AMVA2017
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