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La vida urbana se altera con el envejecimiento de la población

Publicado el Lunes, 12 Marzo 2018, en Divulgación académica

En capitales como Bogotá y Medellín gran parte de los adultos mayores se concentran en las áreas centrales y antiguas de la ciudad, mientras que los jóvenes se ubican en las periferias; este es uno de los fenómenos que están alterando la vida diaria de los territorios.

Se estima que solo uno de cada tres ancianos tiene pensión / Foto Flickr - Gabriel Vasquez

 

El envejecimiento de la población es un proceso de acumulación histórica, que comprende la disminución de la mortalidad en la década de los 30 y la transición de la fecundidad, que disminuyó a partir de los años sesenta. Este fenómeno plantea retos trascendentales para los gobiernos, las instituciones y las comunidades e impacta sustancialmente las dinámicas urbanas.

En el programa Observatorio de Gobierno Urbano, que se emite por la UN Radio, los profesores Fernando Montenegro y Nubia Ruiz, en diálogo con Carlos Alberto Patiño Villa, director del Instituto de Estudios Urbanos (IEU), coincidieron en que el envejecimiento de la población no tiene que ser visto como un problema, sino como una realidad que debe transformar la planeación en general.

“Se debe entender el concepto de envejecimiento de manera efectiva dentro de las políticas públicas de planeación (…) porque pareciera que tenemos una planeación urbana desarticulada de la población”, esto queda en evidencia si se considera que las ciudades colombianas “son agresivas con la población mayor”, ya que los equipamientos no están dados para estas personas, afirmó Nubia Ruiz, doctora en Demografía.

Se calcula que en 2050 habrá más adultos mayores de 60 años en Colombia que niños menores de 15 años. Ya en el año 2000, superaban los menores de cinco años.

Al respecto, el arquitecto y urbanista Fernando Montenegro explicó que esto influye en el ordenamiento general del territorio, ya que la ciudad tiende a modificarse más en las zonas periféricas, donde hay más jóvenes y familias pequeñas y compactas, que en las zonas antiguas de la ciudad donde existen casas de mayor tamaño, en las que originalmente vivían familias grandes, pero que hoy están desocupadas.

En este sentido, agregó que la mayor parte de la infraestructura educativa y de salud se concentra en “la ciudad más vieja” y “la ciudad más nueva” es la que adolece de colegios, de posibilidades de servicios, acceso a la salud, entre otros. Esto ocurre principalmente porque la demanda de suelos en ciudades como Bogotá y Medellín también ha venido generando problemas de crecimiento urbano.

“En estas ciudades sobran muchos colegios que están localizados en el centro de la ciudad; entonces la población se tiene que desplazar desde la periferia a recibir estudios, esto causa disfuncionalidades generales de la ciudad”, señaló Montenegro.

Una región joven

Según datos entregados por Mariana Ospina y Carlos Ramírez de la Unidad de Censo y Demografía del DANE, Colombia tiene alrededor de 5 millones 900 mil personas mayores de 60 años, con una tendencia a duplicar esta proporción de personas respecto al total nacional. En 2005 esta tendencia fue del 3% del total de la población y ahora se está llegando al 7%.

Según la Cepal, la esperanza de vida en Colombia era de 50 años entre 1950 y 1955 y pasó a ser de 71,7 entre 2000 y 2005.

La profesora Ruiz aseguró que los países de América Latina tienen un ‘bono demográfico’ importante, debido a la “explosión demográfica” de los años 60 y 70, que generó una acumulación exponencial de población. Por tanto, hoy se puede decir que Colombia y en general América Latina es un continente joven, excluyendo a Cuba y Argentina.

“Somos una región con una capacidad productiva, población económicamente activa y con un proceso de envejecimiento que viene ya mostrando visos pero que todavía da tiempo de planificar políticas públicas con este enfoque”, manifestó.

Cambio en el imaginario

Para la doctora en Demografía, Nubia Ruiz, el reto de la sociedad está en cambiar el imaginario sobre la población envejecida, es decir, dejar de pensar que es un problema por su falta de productividad y, en cambio, verlo como una oportunidad, por su conocimiento y capacidad de educar a generaciones jóvenes.

“Hablar de la tercera edad es obsoleto, ahora nos referimos a la última edad. El tema es poder encontrar la productividad de esta población”, aseguró la académica.

Las mujeres son el 55 por ciento de los mayores de 60 años; el 65 por ciento de los mayores de 80 y el 80 por ciento de los mayores de 90.

Sobre esto, la profesora Ruiz resaltó que la academia tiene un reto fundamental, ya que el acumulado de conocimiento tiene un fuerte valor en la sociedad, que se hace más relevante en el espacio educativo.

“Este acumulado se pierde cuando se desprecia a los profesores por haber cumplido un ciclo” dijo. “Cuando llegamos a mayores no podemos decir que lo que tenemos para aportar es menos que lo que tiene para aportar alguien de 25 a 30 años”, insistió la experta.

Finalmente, la académica señaló que los seres humanos están viviendo más y por tanto las edades se van moviendo en el tiempo. Hace 200 años el periodo de adolescencia no existía, por ejemplo, porque la maternidad prematura significaba un salto de la niñez a la adultez. Hoy se puede observar una tendencia en la sociedad a decir que la infancia y la adolescencia se alarga y la adultez empieza más tarde, “esto tiene que ver con las modificaciones psicológicas desde el imaginario de la productividad de los seres humanos”, puntualizó.

  • Escrito por Paola Medellín

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