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La urbanización planetaria, nuevos retos en crecimiento y gestión de las ciudades

Publicado el Sábado, 17 Septiembre 2022, en Divulgación académica, Destacados

En Star Wars, un ensayo urbano-galáctico, Alain Musset hace una lectura de Coruscant como una expresión idealizada de la ciudad global y cosmopolita que concentra el comando de redes interplanetarias de comercio. Sin embargo, Coruscant expresa también la proyección de la expansión total e ilimitada de la vida urbana. Es un lugar en donde la artificialización urbana se ha extendido por todo el planeta sin dejar un solo espacio para usos distintos a los urbanos. 

Foto: NASA Worldview, https://worldview.earthdata.nasa.gov

 

Jhon Williams Montoya G2*

Tal distopía/utopía (no es claro que sea lo uno o lo otro) se corresponde un poco con la idea de la ‘urbanización planetaria’ y si bien estamos lejos de un estado en el que el tejido urbano se extienda a cada rincón del planeta, sí nos acercamos estructuralmente a una situación en que el modo de vida urbano sea dominante en toda la tierra. Así, no solamente vemos ahora la aparición de grandes ciudades en diferentes áreas del mundo hasta ahora relativamente vacías (Amazonia, Siberia), sino también la masificación de un estilo de vida urbano. 

Tal premisa puede ser cuestionada a partir del argumento de que lo urbano ha dirigido históricamente la vida social al menos desde la emergencia de las grandes civilizaciones y que no es evidente en la historia social posterior una guía ni de la economía, ni de la política, ni de la cultura, desde otros espacios, particularmente los rurales. Por el contrario, en el Medioevo la ciudad direccionó el control de la economía y el flujo de la técnica y las ideas con ejemplos como Venecia, Colonia, Gante y Brujas; las exploraciones del siglo XV y XVI fueron dirigidas desde ciudades puerto como Lisboa, Sevilla, Liverpool, Valencia y Génova; el período mercantil por capitales y ciudades imperiales como Madrid, Ámsterdam, Londres, Hamburgo, París…; el período moderno por París, Chicago, Viena y Londres; y la época más reciente por Nueva York, Londres, Tokio y París. 

Sin embargo, esta salvedad sobre la perennidad de lo urbano y su antiquísimo rol en la organización espacial de la sociedad y del capitalismo, incluso si este se entiende como un largo período de acumulación de más de 5 000 años como lo señalan los teóricos del sistema mundo3, no impide reconocer que atravesamos por una época especial en la que lo urbano se hace omnipresente y masivo.

Lo anterior se da especialmente porque por primera vez en la historia de la humanidad lo conspicuo de la urbanización se combina con su gigantismo, derivado del crecimiento sustantivo de la población en los dos últimos siglos lo cual condujo a la aparición de grandes metrópolis que, como Tokio, fácilmente sobrepasan los 35 millones de personas en apenas 14.000 km2 (la misma población que tiene Canadá en cerca de 10 millones de km2; o Polonia en 313 000 Km2). Sin embargo, también es pertinente considerar que la urbanización contemporánea tiene un ritmo más lento de crecimiento, cifrado en un 1.5 % anual entre el 2025 y el 2050 frente al 3 % que marcó el período de mayor expansión en la década de 1950. De esta manera, es necesario considerar que la alta urbanización hoy es principalmente sostenida por Asia y África, mientras en el mundo desarrollado y otras regiones como América Latina las ciudades comienzan a tener tasas de crecimiento inferiores al 1 %, por debajo del crecimiento necesario para reemplazar la población que muere y muchas de ellas con pocos de los valiosos recursos que significa la migración4.

Por otro lado, si examinamos el World urbanization prospects 20185 se observa cómo en el 2006, por primera vez en la historia humana, se superó el 50 % de la población total que vivía en ciudades (55% para el 2018). Además, este informe proyecta que al 2050 habremos invertido la situación presente en 1950 cuando el 69,6% de la población vivía en el campo; para esa década se estima que en las ciudades habitarán cerca de seis mil millones de personas, aproximadamente el 68% de la población global. Este proceso ha estado acompañado de un aumento considerable del número de ciudades y, en particular, de las megaciudades (asentamientos mayores a 10 millones), que han pasado de apenas 10 ciudades en 1990 a 33 en 2018 y se estiman 43 en el 2030. Además, esta expansión de la urbanización ha sido significativa en el ahora llamado Sur global donde, por ejemplo, América Latina y el Caribe cuenta con 18 megaciudades, África 9, mientras Europa solo tiene 4 y Norteamérica 10.

Pero, por otra parte, no solo han crecido las grandes metrópolis. Al observar con detalle se encuentra que regiones aún más extensas, que incluyen un número significativo de ciudades medias y pequeñas, crecen en población y en número. Este proceso está íntimamente asociado a una economía cada vez más integrada y globalizada, al igual que a la expansión, en la década anterior, de los precios de las materias primas, lo que permitió el fortalecimiento de ciudades asociadas a tales actividades como Astana, convertida no solo en una centralidad política de Asia central, sino también en un referente de los grandes proyectos del urbanismo contemporáneo; o Dubái, que, apoyada en los excedentes derivados de la explotación de hidrocarburos, se convirtió en un hub del tráfico aéreo internacional (más de 50 millones de pasajeros/año) y en un importante centro financiero; o Edmonton y su satélite de Fort MacMurray, que experimentaron una extraordinaria expansión económica y demográfica sostenida en la explotación de las arenas bituminosas de Alberta; y, como último ejemplo, Kazan, etiquetada como la ‘tercera ciudad de Rusia” y modelo de desarrollo urbano postsocialista, sostenido en su rol de capital de la petrolera República de Tartaristán, con un importante flujo de inversiones estatales rusas, regionales y de inversión extranjera directa (ied)6.

Una mirada general a estas dinámicas puede desarrollarse desde la idea de sistemas urbanos, una tradición que permite identificar grandes configuraciones de aglomerados urbanos: cerca de 40 megaregiones que corresponden a corredores urbanos compuestos por redes lineales de ciudades medianas y grandes; así como ciudades-región, definidas como las áreas de influencia directa de grandes metrópolis, creando grandes conurbaciones. El gráfico anexo hace evidente la alta urbanización de África y Asia pesar de mantener aún un alto porcentaje de población rural; América Latina y el Caribe, por el contrario, han desarrollado sus ciudades más tempranamente y el remanente rural es menor, si bien ambas regiones manifiestan problemas similares de pobreza, extensión desordenada de las ciudades, economías urbanas insuficientes y altos índices de informalidad. 

Para Europa llama la atención el remanente rural que corresponde esencialmente a Europa del este y Rusia, con lo que se ratifica la idea de una importante expectativa de desarrollo económico con la expansión de la ue hacia el este y la integración no solo de grandes mercados, sino también de ciudades que se incorporan a las redes occidentales de empresas, servicios y turismo. Una proyección de cómo este proceso puede remodelar espacialmente Europa es Polonia, uno de los pocos países que está cerca de entrar en el club de las naciones desarrolladas, 20 años después de que lo hiciera Corea del Sur, y gracias a una eficaz integración con la ue que le ha permitido crecer sostenidamente a tasas cercanas al 4 % y sin las crisis de otras economías emergentes. Finalmente, se encuentran dos países de referencia: Colombia con una tasa de urbanización cercana al 80 %, a pesar de tener una extensión considerable y un nivel de desarrollo medio; y Bélgica, que ilustra una región de las más urbanizadas del mundo y con un alto nivel de desarrollo.

Porcentajes de urbanización 1950-2050. Elaboración propia a partir del World Urbaization Prospect 2014. 

Por otra parte, a pesar de la conspicua narrativa del ‘urbanismo planetario’ y las estadísticas que evidencian una proporción de la población urbana acercándose al 70%, la imagen satelital de la figura 21 pone de relieve los altos contrastes espaciales en la urbanización y resalta, además de las áreas luminosas de las grandes regiones urbanas, los grandes vacíos demográficos en el globo, incrementados por la migración rural que ha dejado en el abandono vastas áreas no solo en el mundo desarrollado, sino cada vez con más frecuencia en el mundo en desarrollo. Las consecuencias, entonces, no son sólo las derivadas de la expansión de las megaciudades o de las ciudades-región globales, sino también las fuertes asimetrías en el desarrollo7. Lo anterior se explica porque, en gran medida, la población es igual a mercado y a desarrollo, y las bajas tasas de crecimiento de la población en algunas zonas (Rusia, por ejemplo) y la migración crean serias dificultades para muchas regiones. Estas dificultades, como observamos en el caso de las ciudades fantasma chinas, son difíciles de resolver, aun disponiendo de ingentes recursos y de voluntad política8.

El mundo de noche y la red mundial de ciudades. tomado de nasa Worldview: https://worldview.earthdata.nasa.gov

En síntesis, la idea de un ‘urbanismo planetario’ significa, no tanto que el cemento vaya a cubrir cada centímetro de la superficie terrestre, sino más bien que las dinámicas de transformación de las ciudades están altamente interconectadas y estas son cada vez más dependientes, en su morfología y evolución, de dinámicas de alcance global, desde la economía, la migración o la política, las crisis inmobiliarias, hasta el cambio climático o la producción y distribución de alimentos. La revolución urbana de las últimas décadas ha transformado profundamente nuestro mundo dando como resultado “…la emergencia de un sistema global de ciudades, un sistema nervioso de miríadas de redes caóticas y en competencia, a través de las cuales eventos particulares en una ciudad pueden rápidamente expandirse a través del planeta9”.

 

Figura 17 

  • *219

    Realizada por: Jhon Williams Montoya G

    1Este texto es un extracto, modificado y actualizado, del artículo del autor La urbanización planetaria y la dinámica contemporánea de las redes de ciudades. Publicado en el libro Temas y problemas de geografía humana: una perspectiva contemporánea, editado por Jhon Williams Montoya G., 61-110. Bogotá: Facultad de Ciencias Humanas, Universidad Nacional de Colombia. 2018.

     

    2PhD en Ciencias Geográficas, Université Laval, QC, CA. Profesor asociado, Universidad Nacional de Colombia-Bogotá, Facultad de Ciencias Humanas, Departamento de Geografía. Correo: jwmontoyag@unal.edu.co

     

    3André Gunder Frank, Christoper Chase-Dunn o Peter Taylor, por ejemplo.

     

    4Tómese como ejemplo Bogotá, ciudad que tuvo una tasa de crecimiento anual intercensal máxima del 6.7% entre 1951 y 1964, el 5.8 % entre 1964 y 1973, el 3.2 % entre 1973 y 1985, el 1.8 % entre 1993 y 2005, y 0.7% en el periodo 2005-2018.

     

    5https://population.un.org/wup/

     

    6Ver Kinossian, Nadir. 2012. "‘Urban entrepreneurialism’ in the Post-socialist City: Government-led Urban Development Projects in Kazan, Russia." International Planning Studies 17 (4): 333-352. https://doi.org/10.1080/13563475.2012.726850

     

    7Un estudio para Italia de Marchetti et al. (2014), Rural areas and urbanization: analysis of a change muestra que entre 1990 y el 2008 se agregaron 800 mil hectáreas de bosque y 500 mil de urbanización, con la pérdida de 800 hectáreas de zonas agrícolas. Ello evidencia la ralentización en la demanda de suelos agrícolas como resultado del aumento de la productividad agrícola que hacen necesarias menos tierras (aunque también sucede un traslado de actividades rurales a otros países con menores costes menores).

     

    8El demógrafo Gérard-François Dumont ha denunciado las consecuencias de las políticas demográficas en Europa que amenazan un ‘invierno demográfico’, con fuertes repercusiones en la oferta de mano de obra, la productividad y la crisis de aquellos servicios como la salud y las pensiones, que dependen de la solidaridad generacional. Esta situación se ha resuelto parcialmente con la migración, la cual será una herramienta cada vez menos accesible en la medida en que las regiones expulsoras se agoten y otras dejen de serlo al alcanzar niveles importantes de desarrollo económico. 

     

    9Brugmann, Jeb. 2009. Welcome to the urban revolution: how cities are changing the world. Nueva York: Bloomsbury Press. p. xiii

     

    Las opiniones contenidas en este artículo no expresan la posición institucional del Instituto de Estudios Urbanos de la Universidad Nacional de Colombia.

    • Etiquetas: ciudades, Crecimiento, Gestión, Planaetaria, Retos, Urbanización
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