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La calidad de la vivienda de interés social contribuye a la generación y propagación de enfermedades

Publicado el Domingo, 06 Septiembre 2020, en Divulgación académica, Destacados

La ausencia de espacios suficientes y separados de las unidades habitacionales en el país, la mala calidad y uso de materiales en su construcción y la falta de confort térmico, lumínico y acústico dentro de la vivienda favorecen las enfermedades infectocontagiosas y psicosomáticas.

Foto IEU

 

Así lo manifestaron Carlos Alberto Tovar, arquitecto y profesor de la Universidad Nacional de Colombia, y Camilo torres, ingeniero ambiental y sanitario, docente de la Universidad Católica de Colombia, en el programa Observatorio de Gobierno Urbano, de UN Radio 98.5 FM.

De acuerdo con el profesor Carlos Torres, en Colombia existe una contradicción entre lo que significa habitar y las condiciones que se proporcionan en términos de la producción de vivienda. “Se nos ha vendido la idea de que la vivienda debe reconocer solamente aquellos escenarios que permitan reproducir esas condiciones de subsistencia y, por lo tanto, han tendido a convertirse en viviendas dormitorio”, dijo. 

Esto lleva a la pérdida de espacios importantes dentro de la vivienda como los patios, jardines y estudios, que están asociados a las condiciones de habitabilidad y garantía de la calidad de vida. En consecuencia, se generan dos situaciones particulares, por un lado, la vivienda que se oferta está asociada al valor de los metros cuadrados que se pueden pagar dependiendo el estrato socioeconómico y, por el otro, hay vivienda que autoproduce la población a través de autogestión, que presenta serias dificultades de tipo cualitativo, según manifestó el académico. 

El profesor Camilo Torres afirmó que en una de las investigaciones en las que participó se encontraron 42 malas prácticas de habitabilidad que se llevan a cabo en la vivienda cuando hay desarrollo progresivo o de autoconstrucción, por lo que regular esta forma de construcción y capacitar a los ‘maestros de obra’ que se benefician de esta actividad es una tarea pendiente del gobierno nacional. 

“En Colombia se ha superado el déficit cuantitativo pero se dejó de lado el cualitativo, su diseño, esto favorece las enfermedades infectocontagiosas y enfermedades psicosomáticas”, advirtió el ingeniero. “Descubrimos dentro de un trabajo que hicimos con la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Colombia que la falta de espacios suficientes y separados, materiales usados en la construcción y el confort de la vivienda favorecen enfermedades determinantes que pueden aumentar la probabilidad de contagio del Covid 19”, agregó. 

Para el profesor Carlos Torres esto se debe, entre otros, a que “la industria de la construcción ha estado homogeneizando y estandarizando los productos que ofrece. En general el producto inmobiliario que se ofrece no satisface en ninguna condición las necesidades específicas de los tipos de hogares en Colombia”. 

Informalidad: solución al déficit cuantitativo con problemas cualitativos

El arquitecto Torres explicó que las condiciones de la vivienda que se producen de manera formal en el país no cobija a la población de bajos ingresos, que se ve obligada a buscar una solución habitacional en el mercado informal de vivienda. Una de sus ventajas es que tienen un tamaño superior a la oferta de Viviendas de Interés Social y Prioritario (VIS o VIP), sin embargo, su característica principal de desarrollo es la autogestión y autoconstrucción, lo que implica la sumatoria permanente de espacios y materiales que no necesariamente están habilitados para su uso adecuado. 

“Encontramos que estas viviendas presentan graves problemas estructurales, vinculados con el deterioro de la calidad espacial, la salubridad, la instalación de redes y el hacinamiento”, indicó.  

El profesor Camilo Torres consideró que “el sistema financiero formal deja de lado a las personas que tienen condiciones de informalidad, por lo que acceder a los subsidios es cada vez es más difícil, sobre todo en un país en el que casi el 50 % de la población trabaja en la informalidad”. 

“Esto obliga a que estas personas vivan en unidades habitacionales autoconstruidas, y a que las personas que tienen un ingreso más alto tiendan a arrendar y no a comprar”, añadió. 

Los académicos coincidieron en que se requiere una reestructuración de la política de vivienda, que contemple las diferentes tipologías de hogares en el país, beneficie a los más necesitados, regule estándares mínimos de diseño, materiales y confort y garantice calidad de vida y habitabilidad para los seres humanos. 

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    Escrito por Paola Medellín 

    Las opiniones contenidas en el artículo y el programa no expresan la posición institucional del Instituto de Estudios Urbanos de la Universidad Nacional de Colombia. 

    • Etiquetas: Covid 19, déficit, enfermedades, OGU, Política pública, VIP, VIS, Vivienda
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