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Elecciones 2023. Orden, desorden y conflictos urbanos

Publicado el Viernes, 27 Enero 2023, en Divulgación académica, Destacados

Nos aproximamos al inicio de las campañas electorales para gobernaciones, alcaldías, asambleas y concejos, y pronto la fiesta electoral va a copar el horizonte de las discusiones, dejando atrás el resto de los problemas que tenemos en este agitado comienzo de año.

Escrita por: 

**Fabio Roberto Zambrano Pantoja

Por primera vez en la historia colombiana el gobierno nacional está presidido por un mandatario de izquierda, que no ha ocultado su proyecto de aplicar una transformación profunda en la sociedad colombiana. Si bien, hasta ahora, más que resultados, en estos cortos siete meses de gobierno de Gustavo Petro no se ha avanzado más allá de una amplia retórica del cambio, es claro que la próxima campaña electoral va a girar alrededor del esfuerzo por avanzar en el control de los gobiernos locales por el partido de gobierno. 

Esto no es fácil, puesto que, al menos, los escenarios urbanos se encuentran en profunda transformación. En estas notas hacemos referencia a algunos temas, de los muchos posibles, de las dinámicas urbanas que pueden influenciar en las próximas elecciones. Uno de ellos, el relevo generacional y otro la transformación física de las ciudades colombianas. Por supuesto que es muy pronto para hacer cábalas electorales; sin embargo, podemos mencionar algunos temas del devenir urbano que pueden incidir en la próxima justa electoral. 

Hay que tener presente que el espacio urbano de las grandes ciudades colombianas acaba de vivir una profunda disputa expresada en los pasados estallidos sociales. Las protestas urbanas, los bloqueos de carreteras, las diferentes movilizaciones, amplias y diversificadas, todo esto de tal magnitud que es imposible pensar que se solucionó con el triunfo político del movimiento que ofrece cambiar las causas del descontento. Consideramos que una de las consecuencias de estos movimientos es que ya no es posible encontrar un principio de unidad del orden urbano, nos referimos a la representación del espacio de las ciudades. 

Hacemos mención al hecho, no menor, del cambio de los escenarios de la protesta urbana. En Bogotá, por ejemplo, la disputa no fue en la tradicional Plaza de Bolívar, y surgieron diferentes lugares de confrontación, mostrando que los escenarios de la protesta ya no los controla nadie. En Cali, surgió un nuevo lugar, Puerto Rellena, y así en otras ciudades fueron emergiendo nuevos mapas de enfrentamientos, que nos señalan que hasta el orden de las manifestaciones se ha vuelto inoperante y surge otro, multiforme, diverso, poli clasista, que va desde Cedritos y Chapinero hasta el Portal Américas, pasando por el Monumento a los Héroes y saltando al sur profundo. Otro mapa urbano, otra ciudad es la que se ha expresado, se trata de expresiones de otros fenómenos que todavía no  conocemos, apenas podemos registrar que hay nuevos escenarios y, en especial, nuevos actores. Con seguridad, esto va a manifestarse en las próximas elecciones.

Otro cambio que consideramos importante destacar es el de la nueva generación que inicia el ejercicio de la ciudadanía. Los votantes que van a participar en estas elecciones, muchos de ellos, nacieron en el comienzo del siglo XXI. Se trata de una generación que se formó al ritmo de la expansión de la Internet, con acceso a la telefonía móvil, que han disfrutado de la amplia democratización del acceso a la información, con una personalidad más crítica, más sociable, pero también más ubicua como es la de participar en variados temas de interés. Miembros de familias más pequeñas, más urbanas. Son los llamados nativos digitales, para quienes la tecnología resulta ser imprescindible para  existir. Mientras sus padres, con seguridad, observaron los preceptos religiosos, los miembros de esta generación no le otorgan a esto la importancia que tuvo en el pasado . Es claro que la sociabilidad, la interacción social pasa por los medios virtuales, y las redes sociales se alimentan de la tecnología cada vez más imperativa. Sin embargo, si bien poseen mayores niveles de educación que las generaciones precedentes, padecen de mayores exclusiones.

Ellos ingresan a la mayoría de edad, se convierten en urbanitas cuando se vive un momento de incertidumbre económica profunda, cuando el año 2023 arranca con una inflación que no amaina a pesar de las medidas que se han tomado, que está profundizando las desigualdades y las inequidades, aquellas que alimentaron las protestas de los dos años pasados. Es probable que la retórica del cambio, de la superación de las desigualdades, de la creación de un ministerio con esta misión, no va a ser suficiente para mitigar estos elementos de exclusión que golpean a esta generación cuya experiencia como urbanitas está signada por un mayor acceso a la información y en cierta medida se trata de una generación más cívica, más cosmopolita pero más excluida. 

En consonancia con ello, estamos saliendo de una pandemia, cuyos efectos todavía están por conocerse. La atención ha estado, como corresponde, en los desajustes económicos y en los ritmos de la globalización que se dislocaron de manera abrupta. Más allá de estos, que de por sí resultan fuertemente perturbadores, los encierros de las cuarentenas y las incertidumbres de la pandemia ha afectado más a los jóvenes que a otros grupos etarios. Cómo va a afectar esto en la percepción de la política, en los deseos de participar en las campañas electorales, en la credulidad del sistema político, todavía ni siquiera lo sospechamos, pero sí estamos seguros de que va a haber relaciones. No olvidemos que en la pasada elección presidencial Rodolfo Hernández montó su campaña basada en medios digitales, promovió su proyecto político a través de redes sociales, sin partido, y creó la paradoja que el candidato de más edad fue el que obtuvo mayor aceptación entre los jóvenes.

Otro elemento que está presente es el de la transformación de las ciudades. Nos referimos a las diferentes metropolizaciones que se han dado en las últimas décadas en Colombia. Es claro que las ciudades han desbordado sus contenedores administrativos, sean municipios o distritos, y esto ha creado unos fenómenos urbanos complejos, cuyas dimensiones no son claras. En el caso del Valle de Aburrá, diez municipios se asociaron y crearon hace casi medio siglo un área metropolitana, cuyos resultados todavía no son satisfactorios puesto que la autoridad metropolitana aún no logra superar el municipalismo. Mientras Bogotá, que goza de la condición de ser Distrito Capital, acaba de crear, en asociación con el Departamento de Cundinamarca, la figura de Región Metropolitana, todavía en trance de definición. En síntesis, el ordenamiento territorial tiene una deuda muy grande en la definición de qué es un área metropolitana y cómo se organiza un gobierno urbano que dé cuenta de sus dinámicas, complejas y confusas. Hasta ahora estos esfuerzos por crear instrumentos metropolitanos se ha hecho conservando los mapas electorales, que nos recuerdan al Gatopardo, donde el cambio se aplica para que todo siga igual.

Pero si la metropolización que se nos vino encima no va a ser tema de mayor atención electoral, vamos a ver, creo, supongo, a un nuevo actor político, el motero, que ha saltado, a la fuerza, como un nuevo actor urbano. Resultado del caos en la movilidad urbana en que nos encontramos, el uso de la moto se ha convertido en el recurso para paliar las precariedades de la oferta del transporte colectivo. Las manifestaciones de los moteros han sido impactantes y han logrado sus objetivos, como es la reducción del valor del seguro obligatorio. Pronto veremos más exigencias y nada raro que se conviertan en un nuevo protagonista en las próximas elecciones.  

En síntesis, estamos viviendo un momento de cambios en la vida urbana, estamos presenciando el aparecimiento de una generación de urbanitas que hace su ingreso a la ciudadanía como portadores de una cultura urbana muy diferente a la de sus antecesores, en un año de contracción económica, con una sociedad que vivió una pandemia y cuyas consecuencias todavía no las conocemos, en un contexto internacional atravesado por dislocaciones inéditas. Esperemos que, algo de cordura aparecerá en algún momento, y podamos escoger gobernantes que oteen en el horizonte destinos seguros. 

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    ** profesor titular y director del Instituto de Estudios Urbanos de la Universidad Nacional de Colombia. 

    Las opiniones contenidas en este artículo no expresan la posición institucional del Instituto de Estudios Urbanos de la Universidad Nacional de Colombia.

    • Etiquetas: 2023, ciudades, elecciones, territorios
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