Junto a Luis Liévano ‘Keshava’, pedagogo y comunicador. Director de la agencia Monikongo, Bogotá, la funcionaria debatió sobre el impacto del arte urbano en la sociedad y renovación urbano. Para comenzar se aclaró la diferencia entre Grafiti y arte urbano. "El grafiti se define como anónimo, ilegal y efímero. El arte urbano es todo lo contrario, reconoce la autoría, pide permiso y es duradero en el espacio público" aseguró Rodríguez.

Por su parte Liévano, coincidió con Rodríguez y agregó: "Con mayo del 68 se dio la explosión del grafiti, pero este se basaba en la palabra y no en las ilustraciones. Ahora el muralismo callejero y el Street Art se volvieron tendencia mundial, pero no son propiamente grafiti".

Bogotá una apuesta por el Arte Urbano

En Bogotá, se ha gestado un proyecto de Arte Urbano durante casi 20 años, en distintas etapas y alcaldías, y ha cobrado fuerza en los últimos 10 años. En el gobierno de Luis Eduardo Garzón (2004-2008), se creó la Mesa Distrital del Grafiti. El plan tomó forma en la administración de Gustavo Petro (2012 -2016) mediante el decreto 075 de 2013 cuando se establecieron las reglas del Arte Urbano en Bogotá tales como pedir permiso. En la actual alcaldía de Enrique Peñalosa se ha potenciado con proyectos como Ciudad Grafiti.

“En Bogotá hay un inventario de superficies autorizadas para la práctica responsable del Arte Urbano. En el sitio web http://galeriasantafe.gov.co/distrito-graffiti/ se encuentra ese listado y es un mapa georreferenciado de superficies que la Alcaldía ha gestionado para que los artistas pidan permiso y plasmen sus obras. Sin embargo, ellos deben trabajar con la comunidad para que las ilustraciones, murales y demás sean construcciones colectivas que respondan al entorno”, indicó Rodríguez.

Además desde hace unos años se hizo un convenio con la Secretaría de educación de Bogotá en el cual "Niños, profesores y padres pasan sus ideas a los artistas para que las plasmen en las superficies. Se busca que valoren el espacio público, el patrimonio y el arte", dijo Catalina Rodríguez.

Transformación urbana

“En la estación de Transmilenio, Bicentenario, ubicada en la carrera décima con calle sexta, se hizo una intervención de arte urbano, en las superficies que dan hacia los cerros. Allí estaban unos baños públicos y un basurero, entonces, se buscaron artistas y se hizo una intervención y hoy en día se conserva la obra y la gente la cuida. El otro ejemplo es en la Carrera 30 con calle 19, que era ocupado por vendedores informales y la recuperación del espacio se hizo a través de muralismo” recordó Rodríguez.