Sobre este tema debatieron los profesores Erwin Fabián García, Coordinador del Proceso de Investigación - Acción sobre Educaciones Sin Escuela (ESE) - Educaciones Alternativas (EA) de la Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá, y Fabio Jurado Valencia, doctor en literatura y exdirector del Instituto en Educación de la U.N. en el programa Observatorio de Gobierno Urbano que se emite por la UN Radio.    

Definir la educación sin escuela o las educaciones sin escuela no ha sido una tarea fácil. Para el profesor García se trata de familias que asumen una búsqueda de aprendizaje alejada de los rituales planificados de la escuela obligatoria y exploran procesos de autoaprendizaje, educación auto dirigida y formas agiles de aprendizaje, entre otras.

“Muchas de estas relacionadas con el juego libre, un fenómeno que no ha sido suficientemente tenido en cuenta en muchas de las discusiones sobre aprendizaje y educación y en cómo determina formas de acercarse a la construcción del conocimiento”, aseguró el académico.

Por su parte, el profesor Jurado explicó que la ESE “es una metáfora, en la medida que de algún modo todos los seres humanos estamos impulsados y motivados hacia la búsqueda de respuestas a dilemas que nos planteamos frente al mundo; y la escuela, como institución, puede tener una presencia importante en el trabajo que se hace en las familias”. 

Una de las motivaciones de las familias y comunidades que están educando sin escuela tiene que ver con una reproducción ideológica más efectiva. Precisamente, unos de los riesgos son los dogmatismos religiosos y políticos.

Pero ¿se trata del fin de la escuela?

El profesor Fabio Jurado considera que la escuela no va a desaparecer como si lo deben hacer sus estructuras rígidas. “La escuela se convertirá en un escenario para el foro, para la discusión”, en donde el debate crítico y constructivo sea la base.

Por ejemplo, uno de los mitos de la educación sin escuela, según señaló García, es el de la socialización porque se asume con el imaginario de un niño aislado e internado en un apartamento, sin embargo, está demostrado que hay muchos proceso de aprendizaje con ESE donde la socialización es mucho más rica que la que se produce en la escuela.

“Lo que hace la escuela es una segregación etaria, en la que el diálogo intergeneracional se está rompiendo, pero la escolaridad obligatoria no es la única responsable, las familias y las comunidades también excluyen la posibilidad de estas relaciones”, afirmó el profesor García.

Otro mito, agregó, es la “supuesta” necesidad de tener padres ilustrados y hasta titulados para poder acompañar el aprendizaje de niños y niñas. Al respecto señaló que “estudios en el mundo han demostrado que esto no es necesario y que incluso muchos hijos de padres analfabetas, a través de procesos de educación sin escuela, han ingresado a universidad de educación superior sin haber pasado por un colegio”.

En su opinión, el profesor Jurado indicó que la ESE es un reto, ya que “implica que quienes se comprometen con ella tengan una formación intelectual que les permite repensar los discursos que producen los niños y los jóvenes cuando observan el mundo y se preguntan frente a él. Más que un manual para usar la enciclopedia, se trataría mejor de investigar juntos, esto podría ser una impronta propia de la educación sin escuela”.

En todo caso, los expertos coincidieron en que para muchos seres humanos no hay mejor opción que las escuelas, por lo que es necesario mejorarlas y transformarlas, como también tienen que transformarse las universidades. Incluso, lograr un puente entre lo que el profesor Jurado llamó la escuela invisible y la visible, es decir, escenarios como las relaciones de amistad e incluso la propia ciudad con la escolaridad obligatoria.

“La ciudad tiene que ser asumida como educadora, la ciudad como una manera de configurar relaciones siempre distintas entre quienes habitan en ella (…) Es un ideal que desde estos escenarios de lo que llamaría escuela invisible se apunte a transformar la escuela visible”, manifestó.