Escudo de la República de Colombia Escudo de la República de Colombia

¿Cómo vamos? Quibdó, Armenia y Cúcuta, las ciudades con peor percepción de calidad de vida

Publicado el Lunes, 25 Enero 2021, en Divulgación académica, Destacados

El Instituto de Estudios Urbanos de la Universidad Nacional de Colombia conversó con Luis Hernán Sáenz, director nacional de la Red de Ciudades Cómo Vamos, para conocer la percepción de los ciudadanos en temas cruciales como seguridad, educación, movilidad, calidad ambiental, gestión pública, salud, entre otros.

Quibdó, Armenia y Cúcuta presentaron los niveles más bajos de satisfacción en todos los aspectos consultados / Foto IEU

 

La Red de Ciudades Cómo Vamos y la Fundación Corona vienen implementando la encuesta #MiVozmiCiudad de manera virtual por primera vez en su historia, como complemento a la tradicional Encuesta de Percepción Ciudadana de sus 21 programas. Este proyecto se dividió en tres fases que pretenden tomar el pulso de los ciudadanos en el primer año de la pandemia; la primera medición se llevó a cabo en julio del 2020, la segunda en noviembre del 2020 y la tercera se espera realizar entre febrero y marzo del 2021. 

"Esta modalidad tiene fortalezas y oportunidades, pero también limitaciones. El ejercicio virtual no es enteramente comparable con el trabajo que hacemos tradicionalmente. La encuesta virtual nos permitió llegar a más personas de las que acostumbramos y a realizar un ejercicio continuo durante este primer año de pandemia. En la primera fase se recogieron más de 60 mil encuestas y en la segunda más de 30 mil", afirmó Luis Hernán Sáenz. 

Para conocer los resultados de la primera y segunda fase de la encuesta puede consultar  https://public.tableau.com/profile/maria.fernanda6860#!/vizhome/DashboardEVCC_1_2/d_intro?publish=yes 

Cerca de cumplirse el primer año desde la llegada de la pandemia, ¿cómo vamos? 

Encontramos un comportamiento general predecible del optimismo: en la mayoría de las ciudades vimos un retroceso entre mitad (Fase I julio 2020) y fin de año (noviembre 2020), es decir, el optimismo siguió disminuyendo en este periodo en la mayoría de las ciudades. Recuperar el optimismo y la confianza es un reto fundamental para el 2021. 

En la primera medición Montería fue la única ciudad donde más del 50% de la población encuestada manifestó sentirse optimista y Barranquilla fue la única ciudad en la segunda medición donde el 50 % de la población encuestada consideró que la ciudad va por buen camino. En el resto de territorios el porcentaje de optimismo estuvo por debajo del 50 %. Tuvimos dentro de las ciudades encuestadas, un grupo de ciudades conformado por Quibdó, Armenia y Cúcuta que presentó niveles preocupante, quienes tuvieron un nivel bajo de optimismo (8 %, 10 % y 14 %, respectivamente); esto naturalmente responde a la situaciones de cada ciudad: en Armenia se presenta una inestabilidad política desde hace varios años; Quibdó es una ciudad con múltiples retos socioeconómicos que se vio fuertemente impactada por la pandemia; y Cúcuta por su contexto de frontera está viviendo una situación complicada. Bogotá también es una ciudad golpeada, vimos un cambio negativo entre fase I y fase II (25 % y 19 %, respectivamente). 

Cuando revisamos estos datos a la luz de los distintos grupos de edad encontramos que en las dos mediciones la percepción de optimismo en los mayores de 55 años es mejor que en el rango de 18 a 25 años. Es decir, una mayor parte de los jóvenes perciben que las cosas van por mal camino, comparado con el resto de grupos etarios. Esto puede estar relacionado al hecho que los jóvenes en particular se están viendo afectados por la pandemia en distintos aspectos, entre ellos, la salud mental y el desempleo.  

Se cumplió el primer año de gobierno de los alcaldes del país, marcado por la crisis social, económica y de salud pública que produjo la pandemia. ¿Cuál es la percepción general que tienen los ciudadanos de sus alcaldes? ¿Qué mandatarios resultan mejor calificados y cuáles tienen una percepción más desfavorable?

Es importante considerar que ningún alcalde estaba preparado para asumir una pandemia. En el primer año tenían que presentar su plan de desarrollo y al mismo tiempo atender una emergencia en la que siguen dependiendo del gobierno nacional, un golpe a la gestión pública del país. También vale la pena resaltar que con todo lo que está pasando los alcaldes y alcaldesas han tenido un mayor protagonismo, una responsabilidad nueva y particular de cara a sus ciudadanos y ciudadanas.

En términos generales vimos un comportamiento de un grupo de ciudades que mantuvo los niveles entre fase I y II, y otro grupo que vio un retroceso. En general la gestión pública está muy golpeada, vemos niveles de satisfacción en todos los casos inferiores al 60 %. A Cartagena le fue bien en las dos mediciones (55 % y 57 %), mientras que a Bogotá y Medellín les fue muy bien en primera fase, pero en la segunda retrocedieron (de 55 % a 47 %; de 58 % a 48 %, respectivamente) probablemente porque el reto de la reactivación económica ha sido muy compleja en el país. La situación de optimismo en Quibdó, Armenia y Cúcuta se correlaciona directamente con los bajos niveles de satisfacción (12 %, 14 % y 24 %, respectivamente); esto también puede estar relacionado a la composición de las economías de estas ciudades donde la informalidad golpea mucho más. Cali tuvo un retroceso importante entre las dos mediciones, pasó de 44 % a 29 %. 

En cada ciudad el liderazgo de los alcaldes y alcaldesas y la forma de comunicar influyeron positiva o negativamente con la percepción general de su gestión. Preguntamos por la gestión pública pero también por la satisfacción frente a la claridad con la que se comunican las decisiones y la implementación de ciertas medidas. En general vimos una correlación entre la percepción de la gestión pública y la forma en la que los alcaldes comunicaron las medidas, es decir que a mejor comunicación parecería haber mejor satisfacción con la gestión pública. 

Respecto a las medidas de reactivación, a Cartagena y Barranquilla les fue aceptable porque aunque no se superó el 50 % sí prevaleció la satisfacción con un 45 % entre los encuestados, mientras que en Quibdó, Cúcuta y Armenia la insatisfacción con las medidas de reactivación superaron el 60 %. Ibagué entró a este grupo en la segunda fase de la encuesta con un 57 % de insatisfacción entre los ciudadanos encuestados. 

De acuerdo con el Ministro de Defensa en 2020 disminuyeron la mayoría de los delitos en el país, ¿concuerdan estas cifras con la percepción que los ciudadanos tienen de la seguridad? 

En una situación particular en la que nos vemos golpeados socialmente, la percepción de seguridad de todos los ciudadanos se ve muy afectada. En la segunda fase la percepción de seguridad entre las ciudades se comportó con un nivel más bajo de lo que tradicionalmente vemos, aclarando que hay una diferencia técnica metodológica frente a las mediciones con años anteriores. 

El eje cafetero ha tendido a ser la región donde la percepción de seguridad se comporta mejor.  Manizales y Pereira fueron las ciudades donde los ciudadanos encuestados tuvieron el nivel más alto de percepción de seguridad (38 % y 37 %, respectivamente). En el otro extremo están Quibdó (3 %), Cúcuta (7 %), Bogotá (7 %) y Cali (11 %) con cifras bastantes preocupantes. 

En cuanto a la percepción de seguridad en el barrio también vimos niveles bajos en la generalidad de los resultados; entre la fase I y II hubo una variación negativa en la mayoría de las ciudades de hasta 10 puntos porcentuales. Bogotá, Cúcuta y Quibdó pasaron de un nivel cercano al 20 % en la primera medición a estar por debajo del 15 % en la segunda, un nivel muy preocupante.  

El tema de la educación es uno de los más importantes por estos días en el país. Continúa el debate sobre la conveniencia o no de la presencialidad. ¿Qué opinan los ciudadanos al respecto? ¿A grandes rasgos qué diferencias en la materia se pueden identificar entre las ciudades donde se realizaron las encuestas?

El sector de la educación es uno de los más afectados por la pandemia, se puso en alta tensión la capacidad de los colegios públicos y privados de brindar educación de calidad a través de medios virtuales. En general vimos niveles por debajo del 40 % de satisfacción con la educación que recibieron los niños y jóvenes en las dos mediciones. En el caso de Quibdó la satisfacción en los dos casos fue inferior al 20 %. Llama la atención que no hubo una variación marcada entre niveles socioeconómicos altos y bajos, asumiendo que en el primer grupo la mayoría de los estudiantes van a colegios privados y en el segundo a colegios públicos. Es decir que el sistema de educación como un todo se vio muy afectado.

En la segunda fase preguntamos a los ciudadanos cuándo consideraban que los estudiantes deberían volver a clases presenciales. Es importante mencionar que la información se recopiló en noviembre, antes de que se aprobara la vacuna contra la Covid 19. La mayoría de las personas en todas las ciudades afirmaron que los estudiantes deberían regresar a clases cuando se encontrara la vacuna; la segunda respuesta con mayor porcentaje fue que el regreso a clases presenciales debería ser en enero. Esta fue una primera radiografía pero prevemos que esta situación cambie en la tercera medición con los anuncios y planes para la llegada de la vacuna a Colombia.  

La pandemia cambió la forma de movilizarnos en la ciudad. El transporte público masivo se vio afectado  y vimos un incremento en el uso de bicicleta. ¿Qué dijeron los ciudadanos respecto a los medios de transporte en sus ciudades y qué cambios sustanciales se pueden observar? ¿Existe alguna diferencia en materia entre las grandes ciudades y las intermedias?

Sobre este tema le preguntamos a los ciudadanos en la primera fase cómo se comportaban antes de la pandemia y cómo lo hicieron después de la primera etapa de cuarentena estricta. En general, dos grandes grupos de medios se vieron afectados: los sistemas de transporte masivos y los buses colectivos, hubo una disminución de la demanda de entre 5 y 6 puntos porcentuales, frente a un aumento en la preferencia por el carro particular, la bicicleta o caminar. De todos los modos que mejoraron, el de la bicicleta fue superior, es decir, encontramos una importante disposición de los ciudadanos a moverse en bicicleta.   

Cuando analizamos la situación por ciudades encontramos comportamientos interesantes. En Bogotá vimos una reducción del 13 % en el uso de Transmilenio entre antes y después de la cuarentena, y la bicicleta aumentó en 8 %. Esta disposición y cambio hacia modos sostenibles como la bicicleta, se ven beneficiados por una política de fomento a este modo que viene de hace muchos años. En Medellín la variación no fue tan fuerte, debido, posiblemente, a que el sistema de transporte masivo es integral y la frecuencia del metro beneficia  el distanciamiento social. De las ciudades donde se comportó muy bien la bicicleta llaman la atención Santa Marta (5.4%), Montería (4 %) y Cali (4 %), donde los porcentajes son superiores a lo que se observa en otras mediciones.

En segunda fase, encontramos que un porcentaje importante de ciudadanos en varias ciudades del país optó por la moto como medio de transporte. En Quibdó el 70 % de los ciudadanos encuestados manifestó usar la moto para movilizarse; en Montería el 45 %; Cartagena, Armenia y Bucaramanga están por encima del 25 %. Hay otro grupo de ciudades (Manizales, Barranquilla, Ibagué, Cúcuta, Bogotá, Santa Marta, Buenaventura y Medellín) donde el bus, la buseta y los colectivos jugaron un papel importante para esta época donde la reactivación era mayor. 

A la hora de hablar de la satisfacción frente a esos modos de transporte en todas las ciudades, el carro particular es el medio donde los ciudadanos se sienten más satisfechos (75 %), seguido de las motos (73 %) y la bicicleta (70 %), mientras que los buses, busetas y colectivos y el sistema de transporte masivos tiene bajos niveles de satisfacción (33 % y 31 %, respectivamente). 

¿Entre la primera y la segunda fase de la encuesta disminuyó en algunos casos el uso de la bicicleta?

No, en ninguna ciudad la variación fue negativa. Inclusive, durante la fase II, en varias ciudades un porcentaje mayor de ciudadanos manifestó movilizarse en bicicleta con respecto a la fase I. Vale la pena la variación en Bogotá de 8 a 14 % o en Montería de 4 a 10 %. 

¿Qué dijeron los ciudadanos frente a la calidad ambiental en sus ciudades? 

La calidad ambiental en nuestras ciudades siempre se ha visto muy golpeada. La percepción que tenemos del aire, el agua, el ruido y la gestión de residuos sólidos es muy sensible y negativa. En algunas ciudades la percepción positiva sobre la calidad ambiental estuvo por encima del 40 %, este es el caso de los municipios de la Sabana Centro de Bogotá (47 %), Manizales (48 %), Montería (46 %), y Pereira (41 %). En otro grupo están las ciudades que se vieron golpeadas por todos los aspectos evaluados, Quibdó (13 %), Cúcuta (17 %), Armenia (20 %) y entra a este grupo Buenaventura (16 %). A estos territorios le siguen dos grandes ciudades, Cartagena y Bogotá con un 21 % de satisfacción. 

Un tema muy interesante que se preguntó en la encuesta tiene que ver con la participación ciudadana y la corresponsabilidad. ¿Qué percepción tienen los ciudadanos de su comportamiento y el de los demás en relación al cumplimiento de las normas de bioseguridad para evitar la propagación del virus?

En la primera medición (julio 2020) preguntamos por la percepción que se tenía de los ciudadanos, es decir la percepción que tenemos del otro. Vimos que las personas consideran que hubo mal comportamiento mayoritariamente en el mantenimiento de la distancia social (73,5 %) y en la permanencia en casa (67,9 %); al uso del tapabocas le fue un poco mejor con un comportamiento positivo del 23 %. Cuando indagamos sobre el uso del tapabocas en el transporte público encontramos ciudades donde la cultura ciudadana es más fuerte con niveles de satisfacción un poco mejores, este es el caso de Manizales (31,7 %), Medellín (29, 4 %) y Barranquilla (30,4 %).  

En la segunda medición agregamos a la percepción de los ciudadanos una pregunta sobre la autopercepción respecto al cumplimiento de las medidas de bioseguridad. El 93 % de los ciudadanos dijo que siempre usa el tapabocas versus el 33 % de la percepción del uso positivo de los demás; y el 82 % asegura respetar el distanciamiento social frente a un 10 % de la percepción de los demás ciudadanos. Además preguntamos por el uso del tapabocas en eventos familiares o de amigos y el 73 % dijo que lo usa siempre. Esto nos permite ver que en general las personas reportan un alto uso de tapabocas en el espacio público, que el distanciamiento social es más difícil de cumplir y que relajan las medidas cuando están con grupos familiares o de amigos. Adicionalmente, que existe una visión generalizada de un cumplimiento propio de las medidas, y una desconfianza sobre el cumplimiento por parte de los demás ciudadanos.   

¿Qué otros mensajes importantes dejó la encuesta?

Quiero llamar la atención sobre dos mensajes fundamentales. Por un lado, encontramos que el comportamiento de la satisfacción de los servicios de salud mejoró; es un reconocimiento al trabajo y compromiso incansable del sistema de salud y sus trabajadores. En un primer momento hubo un golpe muy grande al sistema, pero en la fase II vimos una variación de mejora importante en todas las ciudades, no hablamos de grandes satisfacciones, hablamos de una media promedio entre las ciudades encuestadas del 33 %. Es un mensaje de respaldo a un grupo de profesionales que han tenido retos fundamentales este año. 

Por otro lado, resaltamos el tema de la pobreza. El Dane publicará los datos este año y comprobarán el aumento de la pobreza monetaria y la pobreza monetaria extrema, como es de esperar. El resultado entre fase I y II que pone esto en evidencia es la pregunta que hacemos por acceso a alimentación, cuyas respuestas son bastante preocupantes. Vimos una variación negativa en todas las ciudades entre las dos mediciones de personas que pasaron hambre por falta de recursos. Quibdó (36 %), Barranquilla (33 %), Cartagena (31 %) y Santa Marta (30 %) se vieron muy afectadas en fase II. La ciudad con mejor resultado fue Pereira con un 15 % que no es una cifra menor. Esto pone en evidencia el impacto de la pandemia sobre la clase baja y la media vulnerable del país, que un porcentaje importante posiblemente regresó a un escenario de variación de ingresos constante e informalidad. 

Consulte aquí la ficha técnica de la Encuesta

  • *008

    Entrevista realizada por Paola Medellín Aranguren

    Las opiniones contenidas en este artículo no expresan la posición institucional del Instituto de Estudios Urbanos de la Universidad Nacional de Colombia.

  • Consola de depuración de Joomla!

    Sesión

    Información del perfil

    Uso de la memoria

    Consultas de la base de datos