La medición se hizo con datos desde 1980 hasta 2017 y tuvo en cuenta cuatro factores: el consumo energético per cápita, las emisiones de CO2 per cápita, la parte del consumo de energías fósiles en el consumo de energía total (mix energético) y la eficiencia energética.

Segundo lugar para Colombia

El bajo consumo de energía primaria en relación a los otros países del mundo y la limitación de emisiones de CO2 fueron las razones por las cuales el país suramericano logró este reconocimiento. Sin embargo, Diego Otero, ingeniero electricista con especialización en Economía, exviceministro de Minas y Energía, consideró que el proceso puede tardar 30 años y se deben analizar varios campos. (Ver también: Ciudades son claves para una transición energética eficiente)

“En el eléctrico se puede pasar a energía solar o eólica, a nivel de las oficinas, hogares e instituciones públicas. En el transporte el asunto es más complicado porque los carros eléctricos son costosos y no se cuenta con la infraestructura necesaria para su funcionamiento. Un punto grave es que hay sectores de la industria petroquímica que no tienen materia básica sustituta”, señaló Otero.

Ahora, el gobierno nacional presentó como uno de sus planes la modernización del sector eléctrico mediante tecnología de punta con el fin de lograr eficiencia energética y la protección del medio ambiente.

La gran apuesta hasta el momento era la hidroelectricidad, pero lo sucedido en la Hidroeléctrica de Ituango, genera desconfianza. “El gobierno tiene que impulsar a través de la Unidad de Planeación Minero Energética, UPME, la transición hacia las energías limpias, creando una política normativa y no dejando que se rija por el mercado”.