La transición de los espacios urbano-rurales en las ciudades amazónicas ha avanzado con un marcado crecimiento de las ciudades y una población cada vez más urbana, con efectos sobre la transformación de las comunidades tanto nativas como colonas, siendo necesario adoptar políticas y programas proactivos para el crecimiento urbano y periurbano a mediano y largo plazo y poder establecer la biocapacidad del territorio. 

De esta manera, es importante evitar los efectos negativos en términos ambientales, socioeconómicos y culturales que se vienen presentando por el consumo de recursos y generación de residuos, basados en un modelo urbano conocido como metabolismo lineal, situación que no escapa a la realidad del resto de Colombia y Latino América. 

De igual forma, estos procesos de crecimiento de las ciudades está ligado al desarrollo acelerado que las economías mundiales están imponiendo sin permitirles madurar una adecuada planificación urbana de acuerdo a su contexto regional, con modelos introducidos que han sido adoptados sin ser adecuados, generando problemas transversales frente a la territorialidad, la gobernanza, la respuesta social y la incertidumbre relativa frente al manejo de los mal llamados servicios ecosistémicos en su entorno, haciéndolas ciudades “no sostenibles”, ultrapasando los límites de su biocapacidad y disminuyendo su capacidad de restauración. 

Las ciudades que vienen afectando el equilibrio dinámico de su territorio, deben aprender a gestionar sus propios recursos, su transformación, proceso y reciclaje mediante la adopción de un metabolismo circular para mitigar su impacto. Siendo esto, una respuesta para disminuir los riesgos a los que están expuestos los ecosistemas y los “servicios ecosistémicos” (SE), y poder garantizar la resiliencia de los sistemas socioecológicos a mediano y largo plazo sobre el entorno del territorio.

Por tanto, los seres humanos tienen que reaccionar, tienen que emplear ciertas estrategias para dirigir sus propios desarrollos locales en armonía con su entorno o territorio y por fuera de él. La convivencia íntima y permanente de las personas con su entorno natural hace indispensable garantizar su convivencia, en la que cada vez es más evidente la preservación y gestión de un entorno urbano-rural-forestal con criterios de sostenibilidad.

Transmisión a las 5:00 p.m. por https://youtu.be/fmK0Yzx_PdA