Se presentaron posiciones sobre la urgencia de la participación de los alcaldes en temas de seguridad y reinserción, el futuro crecimiento de demandas sociales urbanas, la rentabilidad de las actividades delictivas, y la integración de la ciudad con la zona rural y la nación, entre otras.

La importancia del tema radica en que desde hace décadas un conflicto que en un principio fue rural, ha pasado a las ciudades. Sobre todo si se toma en cuenta que el 80% de la sociedad colombiana contemporánea es urbana.

En esta sesión de Debates UN estuvieron como panelistas el exalcalde de Bogotá, Antanas Mockus; el director de Revista Semana, Alejandro Santos; Hugo Acero, exasesor de seguridad y convivencia de Bogotá; Carlos Alberto Patiño, director del Instituto de Estudios Urbanos (IEU), y Fernando Montenegro, docente de la U.N.

Posibles salidas

“Resolver el conflicto armado es imprescindible, pero vamos a quedar a medias porque no hemos podido tener claro qué podemos hacer con las ciudades en esa transformación”, sostiene Carlos Patiño, con respecto al papel de las ciudades en el posconflicto.

“El reto de fondo es crear un modelo de cohesión social viable, centrado en las instituciones y en las aspiraciones ciudadanas; ahí el Estado deberá tener un protagonismo real. Las zonas urbanas son el centro fundamental del posconflicto”, señala Patiño.

Por su parte, el director de la Revista Semana, Alejandro Santos, resalta la importancia de una integración entre la nación y la zona rural con el concepto de ciudad. “No es necesariamente que la gente del campo se vaya a vivir toda a las ciudades, sino que se maneje una integración productiva y haya un sentido de igualdad”.

El periodista señala que este tipo de aproximación regional incluye todo tipo de ciudades desde capitales grandes hasta intermedias.

Otro panelista del foro, el urbanista Fernando Montenegro, resaltó que cada ciudad tiene reacciones distintas al conflicto así como problemas internos diferentes.

En su intervención, el académico concluye que como solución al problema de la ciudad como escenario de posconflicto estaría la construcción de nuevas urbes como una forma de integrar la ciudad a los actores armados provenientes del campo.

“Los hijos y los nietos de los guerrilleros serán urbanos. Este país desde que se construyó ha tenido una apuesta urbana y su desarrollo actual es fundamentalmente urbano”, afirma.

Por su parte el exalcalde de Bogotá y exrector de la U.N., Antanas Mockus, resalta que es importante entender la justicia transicional en la que el Estado es exigente en términos de búsqueda de verdad.

Entre lo dicho por los demás panelistas, Mockus destaca la importancia de anticiparse a futuros hechos de inseguridad que puedan presentar las urbes, más aun si hay opciones de que aumenten.

Integración

Otro de los panelistas invitados fue el exasesor de seguridad y convivencia de Bogotá, Hugo Acero, quien agregó que la transición a un posconflicto en la ciudad será difícil, más todavía cuando los problemas sociales, de delincuencia y seguridad podrían aumentar.

“A muchos no les sonaría la paz sabiendo que las actividades ilegales, el narcotráfico, la extorsión y el secuestro van a continuar. Habrá en unos años unas disputas de la posesión de estas prácticas”, afirma Acero.

Para el panelista, el posconflicto necesita una política de Estado en seguridad ciudadana y convivencia en la que los alcaldes como líderes, en un diálogo abierto con el Estado, incluyan prevención y control. “Eso engloba programas de atención a poblaciones vulnerables, prostitución, violencia intrafamiliar, drogadicción, entre otros”, afirma el experto.