En diálogo con el Observatorio de Gobierno Urbano, de UN Radio 98.5 FM, Liliana Quenguan, especialista en Mercado y Política de Suelo en América Latina de la Universidad Nacional de Colombia; Andrés Borthagaray, director para América Latina del Instituto para la Ciudad en Movimiento (Furban); y Pedro Bannen Lanata, profesor de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Estudios Urbanos de la Universidad Católica de Chile, analizaron el impacto de los centros comerciales en el tejido urbano de las ciudades y en el uso de sus espacios, y los retos que tienen frente a la pandemia del Coronavirus. 

Los académicos coincidieron en que los centros comerciales tuvieron un auge particular en las últimas décadas, como estructuras a gran escala capaces de congregar  gran cantidad de bienes y servicios,  generar seguridad y promover procesos de ocupación residencial en sus entornos..

“Esto ha hecho que las personas prefieran disfrutar de esos espacios dejando de lado otros lugares de la ciudad; es un cambio en el uso de los espacios. No obstante, al analizar el uso de los espacios encontramos que también generan exclusión y segregación dentro de la misma ciudadanía”, afirmó la investigadora Quenguan.

En el caso de Argentina, los centros comerciales han adoptado diferentes características en función de su objetivo, localización y medios de acceso. “En algunos casos para recuperar los edificios patrimoniales y muy accesibles por el transporte público, y otros más dependientes a grandes estacionamientos y al vehículo particular”, explicó. 

De acuerdo con el profesor Bannen, el impacto de los centros comerciales sobre la comprensión de las ciudades y sus formas de uso ha sido tan variado como los proyectos mismos y las ciudades en las cuales se instalan. “Unos se han instalado en las áreas centrales de la ciudad y dinamizan su actividad comercial. Hay otros que irrumpen y trastocan el tejido urbano”, aclaró.  

Considerando que algunas actividades que se desarrollaban en espacios públicos como caminar, socializar, adquirir bienes y celebrar eventos se trasladaron a los centros comerciales, permanece la discusión sobre si su naturaleza privada ha cambiado. . 

El profesor Bannen explicó en tal sentido que  hay lugares cerrados que se consideran espacio público por tener acceso abierto y estar disponibles para el uso y disfrute de todos, los centros comerciales podrían entrar dentro de esta categoría. Sin embargo, el condicionamiento para el consumo que tienen estos centros, la restricción a manifestaciones y expresiones en público y la reserva del derecho de admisión generan exclusión y eliminan la posibilidad de considerarlos espacios públicos propiamente dichos. 

Centros comerciales pos pandemia 

Los académicos coincidieron en que los centros comerciales se han adaptado a la realidad que se vive por cuenta del Covid 19, aprovechando y maximizando el uso del comercio electrónico, no obstante la imposibilidad de aglomeración que plantea la pandemia llevará a que este comercio se transforme. 

“Las ciudades y el comercio tendrán que plantearse la posibilidad de generar zonas comerciales abiertas, más amigables con la ciudad y el ciudadano, para hacer ciudades cada vez más humanas y caminables”, dijo Liliana Quenguan. “Las calles comerciales pueden servir para cumplir con el distanciamiento social y para revitalizar muchas zonas de la ciudad”, agregó. 

Para el profesor Borthagaray se debe “pensar el espacio público de manera más amplia”, ya que “tenemos una conciencia muy plana del desafío ambiental y del tipo de ciudad que somos capaces de generar”. 

“La pos pandemia va a ser una oportunidad para pensar cómo vamos a vivir, comprar y reutilizar el espacio público en las nuevas condiciones”, advirtió el profesor Bannen. “Parte de la reflexión es cómo revalorizar la actividad de caminar en los espacios abiertos de la ciudad”, puntualizó.