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Centralización y desapropiación de lo público, los grandes obstáculos del gobierno urbano según dos de los mejores exalcaldes del país

Publicado el Lunes, 09 Noviembre 2020, en Divulgación académica, Destacados

El problema del gobierno urbano es central en las sociedades contemporáneas y está marcado por una permanente tensión política entre las áreas urbanas y los estados centrales en torno a sus atribuciones y el alcance de sus decisiones, dice Carlos Alberto Patiño, profesor del Instituto de Estudios Urbanos.

Foto Alcaldía de Pasto

 

No en vano, uno de los documentos temáticos trabajados en la Conferencia Hábitat III La Nueva Agenda Urbana, analiza el gobierno urbano como conductor institucional clave para el desarrollo de las ciudades. En la investigación se plantea, entre otras, que una gobernanza urbana eficaz “requiere una relación más sofisticada, con responsabilidades claramente asignadas, una colaboración más fuerte entre los diferentes niveles de gobierno (gobernanza multinivel), y medios regulares y más creativos de la interacción con la sociedad civil”.  

Para lograrlo, es necesario fortalecer las capacidades de todos los actores locales, liderazgo serio y responsable, estructuras organizativas e institucionales adecuadas y sistemas y procedimientos de financiación eficaces; además, un marco descentralizado eficaz “para desbloquear la gobernanza urbana y regional, con la clara distribución de competencias, responsabilidades y recursos”. 

En ese marco, gobernar las áreas urbanas se convierte en un desafío en tanto los gobernantes tienen la responsabilidad de mejorar las condiciones de vida de la población y procurar un buen desempeño de la economía, en realidades urbanas, entornos e interacciones cada vez más dinámicas y complejas. 

Pedro Vicente Obando, exalcalde de Pasto, una ciudad capital de 352.326 habitantes según el Censo 2018, fue reconocido por Colombia Líder como mejor gobernante 2016-2019 por su excelente gestión pública. “Es un reconocimiento a una gestión de gobierno de un equipo que trabajó durante cuatro años en tres pilares fundamentales: legitimidad, democracia participativa y transparencia”, resalta. 

El ahora profesor de Atlantis University, afirma que la legitimidad alcanzada en las urnas con un 75 % de la votación fue esencial para alcanzar logros importantes en su gestión. Su plan de desarrollo ‘Pasto Educado, constructor de paz’, también fue reconocido a nivel nacional. “La educación es el pilar fundamental para el desarrollo sostenible, los frutos están en el reconocimiento al mejor colegio público del país y tener el mayor número de estudiantes en el programa ‘Ser Pilo Paga’”, dice el exmandatario.  

Obando asegura que los principales problemas de gobernar adecuadamente ciudades intermedias y pequeñas son la centralización excesiva y la carencia de recursos. “A pesar de que la norma dice que hay descentralización en Colombia, el país está absolutamente centralizado; cualquier acción que una ciudad pequeña o intermedia quiera llevar a cabo, debe estar en Bogotá para poder hacer gestión”, manifiesta. 

“Este es un país centralizado, en el que irónicamente se descentralizan aspectos que le hacen daño a los territorios, un ejemplo de ello, es el plan de alimentación escolar que se le entregó a los municipios pero sin presupuesto”, señala. 

Néstor Fernando Romero, exalcalde de Tarso (Antioquia), un municipio de 5.663 habitantes según el Censo 2018, fue reconocido por Colombia Líder como mejor gobernante en la superación de la pobreza y la desigualdad de su comunidad 2016-2019. Una distinción al plan de desarrollo ‘Tarso educado para la vida’, que se elaboró tomando como referente los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS); “para nosotros fueron una ruta, una guía, que orientó nuestra planeación territorial”, señala el exmandatario. 

De acuerdo con Romero, se tomaron como referentes los ODS 1, 2, 3, 5, 6, 8 y 15, y a partir de ellos se elaboraron proyectos como “Tarso mi techo solidario” para dignificar la vivienda de los habitantes; se logró implementar las políticas públicas de soberanía y seguridad alimentaria y nutricional, y de envejecimiento y adulto mayor; mejorar la educación inicial a través de la estrategia nacional “de cero a siempre”, y de la calidad de la educación desde el parque educativo “Balcones del saber”; gestionar agua potable para el campo; apoyar los dos sectores que generan el mayor empleo directo en Tarso: la caficultura y la citricultura; e implementar la inciativa "Vida de ecosistemas terrestres" para liderar acciones concretas en defensa del medioambiente. 

“Administramos a Tarso como la principal empresa pública territorial con  criterios que no son comunes en el sector público: seleccionamos el mejor talento humano local, realizamos inducción personalizada a cada funcionario, mantuvimos el empleo estable, sostuvimos comunicación interna y externa permanente, realizamos 12 foros temáticos públicos para posicionar temas de interés en la comunidad, dignificamos al servidor público y en materia de transparencia, realizamos rendición trimestral de cuentas públicas a la comunidad”, destaca el exalcalde. 

“Este logro no fue solamente por nuestra gestión, más bien, fue posible por un complejo entramado de alianzas y voluntades públicas y privadas”, exalta.

Para Romero, los principales factores que complejizan la superación de la pobreza en Colombia son la falta de formación económica y financiera, y la mala educación, “recibida de manera tradicional por vías de la cultura popular, las instituciones y también por la religión dominante en el país: se defiende el ser pobre, se estimula como loable, se propone como un referente idealizado de proyecto de vida”, plantea. 

Entre las dificultades que tienen los municipios pequeños en términos de gobernabilidad, el exalcalde menciona la malinterpretación que se ha tenido de la labor del estado colombiano como ente rector de la equidad y las políticas públicas, con el de la mal entendida gratuidad en bienes y servicios públicos.

“La comunidad cree de manera errónea que el Municipio debe cargarse al hombro con la solución de todos los problemas personales de la gente. Casi que creen que los bienes y servicios que vienen desde el Estado no tienen costo ni valor, por el contrario, la gente sí está dispuesta a pagar todos los bienes y servicios que son producidos por la empresa privada, como internet, celulares, televisión, licores”, expresa Romero. 

“La gente asume que el Alcalde es como un Dios que debe solucionar los problemas particulares o personales de los ciudadanos; mientras que hay un desinterés de lo público, lo que es de todos: mejorar la calidad de la educación, mejorar la atención de la niñez, mejorar la atención a los adultos mayores, aumentar la cobertura en agua potable, generar más espacio público de calidad”, agrega. 

También resalta “la burocratización del estado, en efecto cascada” que se produce cuando el alcalde debe compensar a sus “jefes políticos”, provenientes del partido político que avala su candidatura, para que sean elegidos en cargos públicos a los que se llega con votos de los ciudadanos, como asambleas departamentales, Cámara de Representantes o Senado.

“Si el alcalde ayuda de frente, y el ‘ungido’ llega al cargo que estaba buscando, es muy posible que como premio le ayuden al Municipio con proyectos desde los ministerios en Bogotá, si ocurre lo contrario, prácticamente uno no va a lograr que le apoyen nada. En mi caso, no logré que me apoyaran ni un solo proyecto por ministerios ni nada de la Capital, no obstante que hice muchos viajes buscando ayuda”, reconoce el exalcalde.

Lecciones de la pandemia para el gobierno urbano

El exalcalde de Tarso, Néstor Romero, describe algunas enseñanzas que podría dejar la pandemia para el gobierno de las áreas urbanas. Una de ellas, la necesidad de trabajar de manera mancomunada con la comunidad, el sector privado y la academia; y fomentar la solidaridad como principio de lo público.

Por otro lado, la soberanía alimentaria y la conectividad para mejorar la calidad de la educación; y la importancia de priorizar y planificar la inversión, teniendo en cuenta que “el cemento, es por mucho, menos importante que lo social”, puntualizó.  

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    Escrito por Paola Medellín

    Las opiniones contenidas en este artículo no expresan la posición institucional del Instituto de Estudios Urbanos de la Universidad Nacional de Colombia.

    • Etiquetas: Alcalde, Centralización, Gobernante, Gobierno urbano, sector público
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