De acuerdo con la Administración Distrital, esta sobretasa serviría para salvar el Sistema Integrado de Transporte Público que tiene un hueco fiscal de $6 mil millones de pesos al año. Sin embargo, para Rojas Parra esta es una estrategia ineficiente en la medida en que los recursos no van a alcanzar mientras no se renegocien los contratos del SITP y se mejore la calidad del servicio.

“No solucionar esto, hace que el dinero que se recaude vaya a un agujero negro que nunca va a dar abasto y posteriormente tendremos que hablar de nuevas sobretasas para volver a tratar de solucionar el problema que es de fondo”, afirmó el experto al Observatorio de Gobierno Urbano.

Rojas reiteró que se trata de un problema estructural en el SITP y que de no darse una organización en el sistema difícilmente se tendrá una radiografía de qué recursos se necesitan y de dónde se pueden gestionar. “Se termina castigando a las personas que manejan carro particular, que no todas son ricas y no todas tienen para pagar un parqueadero; además las llevan a parquear en los andenes o en la vía para tratar de responder a esta necesidad”, dijo.

¿Cómo salvar el SITP?

Cuando se habla de una crisis financiera del Sistema Integrado de Transporte Público, se hace referencia únicamente a los buses azules ¿por qué? Porque actualmente, lo que paga un usuario de Transmilenio compensa lo que vale prestar el servicio, mientras que en el SITP el Distrito debe aportar cerca de $1.000 pesos adicionales por cada pasaje para cubrirlo.

No obstante, hoy Transmilenio y los buses urbanos azules manejan una sola bolsa de recaudo, por esto la preocupación es que financieramente el sistema integrado puede llevarse a Transmilenio pues los excedentes que pueda generar terminan dirigidos a tapar el hueco fiscal del SITP.

“El funcionamiento del SITP vale cerca de $1.3 billones de pesos y lo que recaudó en 2017 fue una cifra aproximada de 700 mil millones; los 6 mil millones de pesos restantes los cubre el Distrito”, advirtió Rojas.

De acuerdo con el experto en movilidad, la recuperación del Sistema Integrado de Transporte Público tiene varias etapas: la primera tiene que ver con la renegociación de los contratos de operación, ya que los operadores están quebrados; en segundo lugar, una radiografía de los lugares de alta demanda de usuarios y baja respuesta del transporte público para llegar con el servicio y recaudar estos recursos; tercero, acabar con el sistema provisional que moviliza cerca de un millón de pasajeros para que este dinero entre al SITP y cuarto, mejorar la calidad del servicio para atraer nuevos usuarios.

Desincentivar uso de vehículo

Para desincentivar el uso del carro es fundamental darles alternativas a estos ciudadanos a través de un sistema de transporte público sostenible e integral y eficiente y de calidad. El problema es que en Bogotá, por ejemplo, se cumplen 10 años sin implementar el Sistema Público de Bicicletas, mientras que en Medellín se cumplen 7 años de operación de EnCicla, sus sistema de bicicletas compartidas. A esto se suma los problemas de invasión del espacio público que tampoco incentivan el desplazamiento a pie de los ciudadanos por andenes de buena calidad.

“La administración está empeñada en satanizar a los que tienen vehículo particular, pero no se ha dado cuenta que en buena medida los ciudadanos compraron carro ante la mala calidad del servicio público que tiene la ciudad”, dijo Rojas.

Adicional a esto, Bogotá ha visto en los últimos años un crecimiento exponencial del uso de la motocicleta como medio de transporte. Según la reciente encuesta de Bogotá Cómo Vamos el 8% de los ciudadanos se movilizan en moto, la misma cifra del vehículo particular.

Para el politólogo, cerca del 80% de las personas que se movilizan en moto es de estratos 1, 2 y 3, “no son personas ricas, son personas que antes se transportaban en servicio público pero que ante los altos costos y los malos servicios buscaron una alternativa en la moto”, manifestó.

Por tanto, un aumento en la tarifa de los parqueaderos provocaría desorden en la ciudad y la propagación de parqueaderos informales en lotes vacíos o en las mismas viviendas, tal como ocurre en el sector de Galerías cuando se realizan partidos de fútbol en el Estadio El Campín. “En lugar de resolver el problema lo que la Administración está haciendo es añadir un nuevo dolor de cabeza”, finalizó.